Siempre tenemos problemas. Ya sean grandes o pequeños, siempre están ahí, existiendo, respirando, viviendo y no dejándonos tranquilos. Sea por lo que sea, algún día tendremos que afrontarlas, pero que mejor que afrontarlas con un poco de ayuda de nuestros amigos japoneses, quienes parecen siempre tener una solución para todo. Hoy, nos comparten su mítica “ley del espejo” (PDF), algo antiguo que podría ser la clave de tu felicidad.
Yoshinori Noguchi, experto japonés en coaching escribió un cuento sencillo pero a la vez tan profundo que el 90% de los japoneses que lo han leído han llorado con él.
Esta historia, llamada “La ley del espejo” la protagonizan una ama de casa, su marido, su hijo y Yaguchi, “un entendido en psicología y solucionador de problemas de empresas y personales”.
Dice la ley del espejo que lo que vemos en los demás es en realidad un reflejo de lo que tenemos dentro nosotros mismos, y que por lo tanto si queremos ser felices, nuestra felicidad no depende de los demás ni de nosotros mismos.
Las cosas que nos molestan
Hay cosas que siempre nos molestan.
Que nuestra cuñada siempre nos diga lo mismo en las comidas familiares, que nuestros padres quieran controlar demasiado nuestra vida, que nuestros hijos no sean sinceros con nosotros, que no se nos valore en el trabajo, que nuestros hermanos sean egoístas, que nuestros amigos no nos apoyen como nosotros deseamos.
Siempre esperamos que los demás actúen de una determinada manera y sin embargo en muchos casos nos sentimos defraudados.
Sin embargo, ¿somos conscientes que tal vez nosotros también les estamos defraudando en otras cosas?
Como primer ejercicio proponemos hacer una lista con todas las cosas que nos molestan de las personas que nos rodean.
Nuestras cosas que molestan a otros
Pero ahora vamos a hacerlo al revés, y haremos otra lista poniendo cosas que puedan molestar o haber molestado en algún momento a esas personas. Para hacerla debemos ser sinceros y autocríticos con nosotros mismos.
No somos perfectos, somos humanos, y sabemos que nos hemos equivocado muchas veces.
Por eso es importante aprender a ser empáticos, es decir, a ponernos en el lugar del otro.
Qué dice la ley del espejo
La ley del espejo nos enseña que si en realidad sentimos algo negativo hacia una persona, la causa está en nuestro corazón, y no en la otra persona.
Por ejemplo, que si nos sentimos ofendidos por algo que nos han dicho, eso es porque también nosotros estamos ofendiendo a alguien, tal vez no a esa persona pero sí a otra.
Y si aprendemos a darnos cuenta, y sobre todo a evitarlo, posiblemente también dejaremos de sentirnos ofendidos nosotros.
Es curiosos como no todas las personas reaccionamos igual ante la misma situación. Porque no todas tenemos lo mismo en el corazón.
Un ejercicio práctico
Vamos a elegir una de esas personas de las que no soportamos alguna cosa por la cual nos sentimos heridos, ofendidos o enfadados, y vamos a hacer una lista con cosas que nos gustaría agradecerle. En algunos casos esto nos puede sorprender mucho e incluso molestar, y deberemos hacer un gran esfuerzo, pero valdrá la pena. Seguro que alguna vez ha hecho algo por nosotros o por algún familiar nuestro, ha tenido algún detalle, nos ha ayudado en algo, etc.
Dedicaremos el tiempo que haga falta.
A continuación, todavía más difícil, haremos una lista exponiendo cosas por las que nos gustaría pedirle perdón, aunque sean pequeños detalles. Tal vez la hemos mirado mal, le hemos faltado al respeto, le hemos dicho algo cruel, la hemos criticado a sus espaldas o nos hemos olvidado de agradecerle algo.
Hasta aquí será un verdadero ejercicio de humildad, pero el tercer y último paso es sólo para las personas más valientes: Nos pondremos en contacto con esa persona (personalmente, por teléfono o por carta), le daremos las gracias por todos los motivos apuntados en la lista, y le pediremos perdón por todas las cosas de la segunda lista.
El resultado
Este ejercicio anterior puede parecer una locura, puesto que muchas personas son demasiado orgullosas para llevarlo a cabo, o bien piensan que tendría que ser al revés, que son ellos los que deberían recibir los agradecimientos y dar el perdón. Pero el resultado suele ser sorprendente, y esas personas que jamás se esperarían un mensaje así suelen reaccionar de manera muy positiva y emocional.
¿Cuándo, cómo, con quién…?
Este ejercicio podemos hacerlo siempre que queramos y con quien tengamos necesidad. Es un ejercicio práctico que casi siempre da resultados. Y tan sencillo, aunque no fácil, que vale la pena probarlo, sobre todo con las personas a las que más queremos, o en situaciones que nos hacen daño y queremos superar.