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Un reflejo del abandono que sufre la educación en Honduras


Un rótulo que pego en el muro de la escuela la Sociedad de Padres de Familia pidiendo la colaboración para arreglar el problema eléctrico.

Confiando contar con instalaciones dignas para la enseñanza-aprendizaje de los niños, miles de comunidades hondureñas, permitieron que sus centros educativos oficiales, fundados en las últimas tres décadas, llevaran el nombre de presidentes, diputados, ministros, alcaldes y hasta el de algunos parientes de ellos. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que ésta no fue la mejor opción.

La Constitución de la República, en sus artículos 151 y 153, reconoce la educación como una función esencial del Estado. Sin embargo, muchos centros educativos en el país evidencian abandono y falta de interés, no solo de las autoridades sino también de aquellas personas, en su mayoría políticos con mucho poder, que aceptaron apadrinar un jardín de niños, una escuela o un colegio.

Umm, usted ve la escuela bien bonita, aseada, aulas con celosías, con pizarras de formica, pero han sido hechas por los padres. El techo, los padres de familia lo contribuyeron, los escritorios que ellos les llaman cátedras, muchas han sido donadas por los padres, sillas para el docente ellos también, porque dicen que los docentes merecen sentarse bien”, dijo la profesora Brígida Valdez, subdirectora de la escuela Nora Gúnera de Melgar Castro, de la colonia Arnulfo Cantarero López, de la capital hondureña. Los padres de familia también cambiaron las puertas de madera por puertas de metal.

Al fragor de la campaña

Con el nombre de “doña Nora,” en febrero de 1990, a pocos días de haberse instalado el gobierno de Rafael Leonardo Callejas, el centro educativo se fundó sin las condiciones pedagógicas mínimas y por dos años funcionó en casas particulares. Doña Nora era alcaldesa del Distrito Central, pero los niños de esta escuela tuvieron que esperar dos años para contar con su edificio propio, beneficio que tampoco hubiera posible sin las gestiones de la directora y los padres de familia. 

“En 1992 el FHIS (Fondo Hondureño de Inversión Social) construyó la primera fase y en 1994 terminaron de construir el edificio”, sostuvo la profesora Brígida. Para ella, la ayuda de los padres de familia ha sido vital en mantener de pie las instalaciones. “Con los fondos de la matrícula gratis pavimentamos el piso del patio porque los niños venían bonitos y regresaban a sus casas con la ropa llena de la tierra que recogían cuando jugaban”, expresó la mentora.

¿Y doña Nora?

Tomando en cuenta que doña Nora y sus familiares siempre han tenido poder político y económico, Revistazo le preguntó a la maestra, en que había contribuido doña Nora de Melgar con el centro educativo. Y ella respondió que la ex primera dama, ex alcaldesa, ex diputada del Congreso y del Parlamento Centroamericano y ex candidata presidencial, no ha sido muy generosa con esta institución que dignifica su nombre.

“Hace años, nos trajo unas enciclopedias que están allí en la biblioteca y el año pasado anduvo por aquí en una campaña de la basura y vinieron a hacer aquí la reunión y nosotros públicamente la comprometimos a que nos colaborara, nos pidió un presupuesto para la pintura, se lo dimos y si nos cumplió”, dijo la subdirectora del centro escolar.

Ella explicó que la comunidad inició las gestiones para fundar la escuela cuando doña Nora andaba en la campaña política que la llevó a convertirse en alcaldesa de Tegucigalpa y “en vista de que aquí hay bastantes políticos nacionalistas por esa razón le pusieron así” expresó.

Sobran las necesidades

La profesora Brígida sostuvo que el centro de enseñanza carece de vigilante y que los padres de familia hacen sobreesfuerzos para que la escuela no quede sola en la noche. Ellos temen que los amigos de lo ajeno les roben las 16 computadoras que el gobierno les entregó en el año 2009 para la enseñanza de los niños.“Las primeras computadoras fueron compradas por la escuela con la ayuda de un diputado del PINU y después en el 2009 el gobierno de Mel, nos incluyó en el proyecto”, dijo la profesora.

Indicó, que el gobierno actual y el anterior no les entregaron computadoras y que de las 16 recibidas en el 2009, una ya no hay forma de repararla.

La profesora dijo que a inicios de 2015 la diputada Lena Gutiérrez les donó 100 pupitres y a finales de ese año la dirección distrital les envió 95 pupitres más, “ahora tenemos pupitres nuevos, quizás no de buena calidad pero lo que le resta al docente es cuidarlos porque solo los agarraban lo niños y se quedaban con la mesita” afirmó.

Asimismo, sostuvo que la Secretaría los ha dotado de materiales, pero lastimosamente los niños tienen que utilizar los libros de textos usados en años anteriores. Cabe mencionar que los libros de matemáticas y español contienen guías para ser desarrolladas en la clase y que ya fueron rayados. En otras palabras, los educandos utilizan materiales reciclados.

Pero la Callejas está peor

Nuestra escuela se llama Rafael Leonardo Callejas en honor al ex presidente y nunca hemos tenido una visita de Callejas, hemos ido a su casa y ni siquiera hemos tenido acceso a hablar con él y cuando hemos estado de aniversario le hemos mandado infinidad de notas y nunca nos ha ayudado en nada”, dijo la profesora Ana Karina David, directora de este centro educativo ubicado en la colonia Smith 1 de Comayagüela.

En 1992 en un terreno de la comunidad el gobierno construyó las paredes y el techo de lo que hoy es la escuela Callejas. Era un salón sin divisiones ni ventanas, muro perimetral ni pavimento en el piso. Pero con el esfuerzo de los padres y los maestros la infraestructura cambió.

“La escuela va a cumplir 24 años y nunca hemos logrado una ayuda del señor Rafael Leonardo Callejas, pero hemos salido adelante con el apoyo de los papás y de los docentes”recalcó la profesora Karina. Ella dice no recibir el apoyo que necesita del gobierno ni de la empresa privada. “La Secretaria de Educación lo único que nos da es el pago de los docentes”, indicó.

Por tal razón, dijo que por la falta de una computadora, impresora y tinta, los niños deben hacer hasta su transcripción de sus exámenes en papel de oficio, como en tiempos antiguos.

“No tenemos ni una barrita de tiza de la Secretaria de Educación. Usted mira pintada la escuela pero lo hacemos porque vendemos nacatamales, donas, paletas, minutas. Eso lo hacemos los fines de semana en la calle fuera del horario escolar porque tampoco nos permiten a los profesores que manejemos fondos”, reiteró.

Contrastando su realidad, la profesora dijo que “puedo contarle que trabajé en la zona rural en una escuela que se llama Republica de Japón y tenía una escuela full, teníamos cancha de tenis, de volibol, teníamos ayuda para los niños, su mochila a inicios de año, equipada con la lista de materiales que el profesor les pidiera y si estábamos de aniversario de la embajada del Japón llegaban y ni siquiera yo tenía que gestionar”, aseguró.

A renglón seguido dijo ser vecina de una escuela que se llama República de Guatemala y que de allí llegan los embajadores pasan pendientes de la escuela, para brindarles apoyo. “¿Y a diferencia, a nosotros qué nos va a dar una persona corrupta? Es lastimoso”, aseveró, la maestra, que por un instante fijó su mirada en el mural de transparencia colocado en su oficina. “Pero gracias a dios tenemos ese mural, expuesto al público para que lo vea quien quiera, no ocultamos nada y las actividades se hacen con los padres de familia” relató.

Algunos materiales los obtienen con los 30 lempiras diarios que les genera la cafetería, en esa escuela estudian 237 niños de escasos recursos económicos y en su mayoría provenientes de las comunidades más postergadas de El Carrizal. El dinero lo manejan los padres, dijo doña Francisca Leonila Valladares, tesorera de la Sociedad de Padres de Familia. Ella confirmó la falta de atención para ese centro de enseñanza.

Doña Leonila dijo que el pago de la vigilancia y del aseo lo realizan a través de la recaudación de treinta y cinco lempiras mensuales que aporta cada padre de familia. De ese dinero también compran jabón cloro, escobas y trapeadores. Informó que en total recogen 5,500 lempiras lo que significa que los dos empleados contratados no reciben ni un tercio del salario mínimo establecido legalmente. 

Diez lempiras para reparar instalaciones eléctricas

Se les comunica a los padres de familia de la escuela Rafael Leonardo Callejas que el día de mañana sin falta, 23-jun-16 se estará recogiendo diez lempiras por alumno para la reparación mano de obra y compra de materiales de la luz eléctrica de cada aula”, dice un rótulo que pegaron en el muro de la escuela los representantes de la Sociedad de Padres de Familia.

Preguntamos de qué se trataba, y la profesora Karina nos informó que hace días un corto circuito quemó las instalaciones eléctricas y que la reparación tiene un costo total de 5 mil lempiras. No obstante, dijo que el tío de uno de sus alumnos les ha ofrecido reparar los daños por 2 mil 300 y que además les va a regalar alambre y otros materiales usados de su propiedad.

En tal sentido, justificó la colecta que busca hacer la sociedad de padres de familia, porque de lo contrario, los niños seguirán recibiendo clases en la penumbra.

Doña Dinora Velásquez, madre de un niño de sexto grado, lamentó la situación, pero dijo que ante la falta de atención de las autoridades, los padres de familia ya están acostumbrados a que les soliciten ayuda.

Ella dice que tomando en cuenta el abandono del centro educativo y que la reputación del señor Callejas no es muy apropiada, sí estaría de acuerdo por generar un cambio de nombre para la escuela, criterio que también comparten las también madres de familia, Marina Ruiz y Leonila Valladares.

PUBLICADO POR NO NOS OLVIDAMOS

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