En fotos, histórico encuentro de Fidel y Guayasamín

Quizás porque desde recién nacido fui objeto de la afición de mi padre a recoger momentos importantes de su vida.

Quizás porque desde siempre me ayudaron a fijar recuerdos y luego, como periodista, a mostrar a los demás lo que yo había apreciado.

Lo cierto es que la fotografía me acompaña como segunda piel en la profesión que ejerzo desde hace mas de nueve lustros.

Confieso que es casi una manía cotidiana ante lo que me rodea, desde eventos pasajeros como una sencilla lesión o un tanque desbordado o un hermoso paisaje hasta trascendentes, como son todos los momentos que paso con mis descendientes.

Me enorgullezco doblemente cuando veo mis materiales publicados acompañados o basados en las fotos que he tomado.

Mis deficiencias técnicas y de equipamiento las he tratado de suplir con la composición. la intencionalidad y oportunidad de lo que ha sido objeto de mi atención.

Y por momentos he logrado mi objetivo.

Pero nunca una satisfacción eventual ha podido sobrepasar la increíble dicha de ser testigo y atrapar con mi humilde Pentax k1000 de entonces, con película en blanco y negro, las fotos que tomé para Prensa Latina en una velada memorable en la casa del pintor Oswaldo Guayasamín, en Quito, cuando al Comandante en Jefe, Fidel Castro, le celebraron su 62 natalicio, primero festejó “fuera de Cuba sin estar en prisión”.

Corría 1988 y formaba parte de los enviados especiales cubanos a la toma de posesión del presidente Rodrigo Borja, a la que concurrió Fidel. Guayasamín, a quien Luis Báez y yo entrevistaríamos días después, organizó la celebración en su espaciosa vivienda -en vísperas del 13 de agosto- de quien el llamaría “mi hermano Fidel” y a la que fuimos invitados.

No relato más. De las muchas gráficas que tomé entonces –y están en los archivo de la agencia a la que me incorporé en 1969- conservé una secuencia que ahora dejo a consideración de quienes accedan a éste, mi personal homenaje al líder revolucionario del que me honro ser admirador: las fotos más importantes de mi vida periodística.