Asesinado no por mineros (en sentido literal de la palabra), como dicen los medios españoles, sino por pequeños empresarios bolivianos con desmedidas ambiciones a los que, como es natural, no les gustaba que les obligaran a sindicarse como obreros para que sus cooperativas no se conviertan en lo que hoy son en España: empresas explotadoras de trabajadores.
Publicado por JM Álvarez