Cuarenta y ocho años antes de que el portal Tripadvisor anunciara que Playa Paraíso en Cuba se ubicaba en el tercer lugar entre las 25 playas mejores del mundo, el periodista Lázaro David Najarro ya publicó en su diario de estudiante de marinería esta descripción del bello lugar:
“Cayo Largo del Sur es la zona más hermosa de los Canarreos y de todos los cayos e islotes del norte y sur de Cuba.
Es un islote largo y estrecho (su nombre responde a su forma alargada), situado en el extremo meridional de Cuba.
Tiene alrededor de 38 kilómetro cuadrados (en su parte más ancha alcanza 6.5 kilómetros y apenas uno en la más angosta) y 27 de largo, de los cuales 25 son de playas de arenas blancas y finas, lo cual evita su calentamiento excesivo…
Este fascinante sitio, que está rodeado por vegetación tupida y extensas áreas de humedales, se caracteriza además por sus transparentes aguas.
Los fondos de algunas de sus playas cuentan con poblaciones de corales negros, a 35 metros de profundidad.
En el islote la naturaleza muestra un elevado grado de conservación, dotado de grandes barreras coralinas, un perfecto equilibrio entre la flora y fauna, cavernas y barcos hundidos, pues se afirma que entre 1563 y 1784 ocurrieron en la zona alrededor de 200 naufragios.
Muy próximo a Cayo Largo se distinguen atractivos paisajes, fundamentalmente en Cayo Rico, con magníficas riberas; Cayo Iguana, hábitat de esa especie de lagarto inofensivo que da nombre al sitio; Cayo Los Pájaros, dominio escogido por las aves; Cayo Rosario, con gran cantidad de peces.
También embellecen Cayo Cantiles y Cayo Sigua en los que se puede apreciar una mágica armonía de flora y fauna.
Todas estas maravillas naturales conforman, con la Isla de Pinos, el Archipiélago de Los Canarreos”.
Esa fue mi primera impresión al avistar esa seductora extensión del Archipiélago cubano compuesto por una inmensa ciénaga cubierta de pintorescos cayos y mangles de diferentes variedades, donde el aire realmente lo percibimos con esa extraña y a la vez hipnotizadora combinación de leves brisas y vientos alisios.
Luego aprecié la belleza de Playa Paraíso y Playa Blanca, con similares encantos naturales.
“En la terraza nos sentamos a contemplar el atardecer y las arenas de Playa Blanca.
Desde aquí divisamos el infinito juntándose con el cielo y el sol en su caída en el mar para desaparecer con la oscuridad de la noche. Quedo dormido con el roce de la brisa que viene del sur.
Luego visité en la década de los años 1980 a Cayo Largo del Sur y Playa Paraíso y vino a la memoria cuando por última vez había observado ese sitio fascinante de la geografía cubana y que ahora está entre las tres playas más populares del mundo.
Miro nostálgico hacia el hotel, las cabañas, el parque, las instalaciones…; cuando resuelvo dar un último vistazo a Cocodrilo el jeep se pone en marcha.
El poblado queda atrás; se disipa con los últimos rayos de sol. Las luces de las cabañas comienzan a encenderse”.
Viajar a Playa Paraíso y a todo ese islote fue como la invitación a recorrer, en medio del embrujo, esos parajes prácticamente vírgenes, elegantes y espectaculares de la Reina de las Antillas.
Como escribió el cronista español Antonio Perpiñá en el siglo XIX: "país de las palmas, de las brisas y de los perfumes […].la frondosidad de sus bosques, la hermosura de sus aves, lo pintoresco de sus montañas, lo sorprendente de sus cuevas, y lo ameno de sus esteros y de sus oasis sembrados en sus mares formando archipiélagos deleitables, bellos y encantadores"...