"En Venezuela hay más colas para comprar barato que protestas” (ya quisiéramos esas colas para España)
Las Hermanas del Sagrado Corazón relatan el día a día “de resistencia”: “Es una dictadura financiera la que vivimos, es un golpe industrial que sostenidamente no produce suficiente porque no quiere”
Recordemos que hace 20 años todo eso que hoy falta estaba fácilmente en los anaqueles, pero la mayoría de las y los venezolanos no lo podíamos comprar porque no teníamos el dinero ni la seguridad laboral que hoy tenemos con futuro incierto.
La escasez en este maravilloso país no es producida por este gobierno, ni por ningún gobierno de antes ni de los que vendrán después.
Es producida por una industria capitalista, burguesa, manipuladora en sus precios y ganancias, empecinada en tumbar este gobierno legítimamente elegido con los métodos electorales reconocidos en el mundo entero.
Hay gente gobernando en algunos países del mundo que no ha sido elegida por sus pueblos.
No es nuestro caso.
Y aunque no gusten a algunos, los resultados de las elecciones son legítimos. Si no nos gustan los resultados cambiemos el mecanismo, las formas organizativas de elección, cambiemos el sistema. Pero no injuriemos al elegido.
Se cuestiona la gestión de Maduro, pero no se cuestiona la manipulación de la industria, el acaparamiento de alimentos en grandes almacenes de esa misma industria, la disminución en la producción para hastiar al grueso pueblo que ha sostenido la dignidad de este gobierno.
No se cuestiona la dictadura financiera que nos somete a las y los venezolanos a estar en las amenazas del hambre todos los días, en las incertidumbres de las medicinas todas las semanas, en el desasosiego de que llegue el día en que las seguridades salariales que nos dejó el presidente Chávez ya no sean suficientes este mes para enfrentar al monstruo empresarial.
Porque es una dictadura financiera la que vivimos, es un golpe industrial que sostenidamente no produce suficiente porque no quiere, porque su deseo es ver derrotados a las y los chavistas que osamos creernos personas con futuro, porque les duele que el gobierno haya producido educación, autoestima, sentido patrio, sistemas de salud gratuitos, derechos laborales, salariales y sociales.
Este gobierno produjo la mayor cantidad de dignidad y sentido de vida para las mayorías pobres de este país, y eso no se olvida fácilmente.
¿Será por eso que hay más colas para comprar barato donde se puede que protestas?
Las empresas y las tiendas han preferido jugar con nosotras y nosotros. Producen la mitad para ponernos a pelear en la búsqueda del insumo que algún otro se quedará sin él. En una cola de 300 personas venden obligadamente paquetes de pasta dental de seis unidades, y cuando faltan 50 personas en la cola, dicen que se acabó el dentífrico.
Si se hubiera vendido un tubo de pasta por persona, más de las 300 hubieran tenido. Pero no, es obligatorio comprar el paquete de 6... ¡se nos instiga a la pelea!
Buscan matar los sentimientos de solidaridad, esperanza en el porvenir, y construcción colectiva que estaban en flor en esta Matria-patria nuestra.
Esa industria prefiere perder dinero con tal de ganar otra vez el gobierno, y con ello sus privilegios de estar en primera plana de periódico, volver a los teatros sin mezclarse con los pobres, ir a restaurantes exclusivos sin tener cerca de su mesa a cualquier obrero o empleaducho, cuyo sueldo les da para pagar, por lo menos una vez al mes, el mismo restaurante que ese dueño de empresa paga todos los días.
Lo poco que producen las empresas gubernamentales es lo que se vende a bajo costo, con precios regulados desde hace cinco años.
La mayoría hoy hace grandes colas para acceder a ellos en justicia y empecinada defensa de esos bajos precios, como una forma de sostener este gobierno; al mismo tiempo también compramos a muy alto costo las carnes, los productos de limpieza, y las verduras que mágicamente suben cada día.
Se cambian nuestras rutinas alimenticias, se come yuca en vez de arroz, aromáticas por café, y nos tomamos con curiosidad recetas alternativas para hacer arepas de plátano y hasta estamos sembrando en nuestros patios.
Luces y sombras de resistir en diversas visiones y opciones de mundo, la complejidad de la vida misma, aquí o allá donde usted está leyendo.
Este noble pueblo aún no se ha puesto en la calle a manifestar por la falta de comida. ¿Por qué será?
Tampoco la oposición lo hace.
Protestan por sus presos políticos que en verdad son políticos presos, se concentran unos pocos por la búsqueda de amnistía, o la salida de Maduro.
Pero no generan una gran concentración, una marcha contundente para protestar por la falta de alimentos e insumos médicos.
No son los hechos los que más hablan de nuestros gobiernos de izquierda: la seguridad social, la estabilidad laboral, la educación en nuestros pueblos, sino los orígenes de clase, etnia y género de presidentes como Dilma, Evo, Chávez, o Maduro.
Esos orígenes no son confiables para las familias de bien y clásica democracia mundial heredada de conquistadores.
Esa casta, ese grupo acostumbrado al poder gubernamental no le ha podido ganar elecciones al Partido de los Trabajadores de Brasil ni al Partido Socialista de Venezuela.
Sólo el legítimo agotamiento en una parte del chavismo ante esta situación nuestra le dio un Parlamento opositor a Venezuela.
Esos grupos de poder, esas empresas, esos intereses financieros han aprovechado la crisis mundial de la economía, los errores de las dirigencias gubernamentales de la izquierda, el hastío que produce la manipulación de información en las poblaciones, y destruyen gobiernos legítimos.
Luego de los acontecimientos en Brasil, es más cierta la probabilidad de golpe de Estado en Venezuela o destitución de Maduro por cualquier vía, hasta por el democrático mecanismo del referéndum, habiendo agotado a este pueblo con la falta de alimentos.
Más que la falta de algunos alimentos e insumos médicos y medicinas, nos preocupa la posibilidad muy cierta de que el triunfo en Venezuela de la industria capitalista, por cualquier medio, implique perder la mayor suma de seguridad social, salarial y educativa que jamás tuvimos.
Nos vemos en el porvenir ante el espejo de los despidos masivos del nuevo Gobierno argentino, y en la eliminación del Ministerio de la Cultura del nuevo Gobierno de Brasil que debería ser provisional y ya gobierna como totalitario (...).
Agradecemos la solidaridad y la disposición para oír distintas voces de nuestra realidad.
Hermanas del Sagrado Corazón en Venezuela. Caracas, 17 de mayo del 2016.
Publicado por JM Álvarez