El proyecto MkUltra de control mental es analizado por Naomi Klein en el libro La Doctrina del Shock (2007) y fue implementado en EEUU, Canadá e Inglaterra desde 1950 bajo el respaldo de la CIA como parte de una serie de 149 proyectos ilegales de amplio espectro, que iban desde el control mental, pasando por el desarrollo de armas biológicas y químicas que incapacitan o destruyen la vida, incluyendo la manipulación de la ionósfera hasta la contaminación de los alimentos con la bioingeniería.
Los experimentos más conocidos sobre control mental son el proyecto Paperclip y el proyecto Monarca, que involucró la participación de instituciones públicas y privadas.
Estos experimentos fueron por lo general ejecutados en contra de la voluntad de las personas (principalmente niños, adolescentes y personas que no eran conscientes de ser parte del proyecto) reclutadas de hospitales, colegios, universidades, prisiones y compañías farmacéuticas, entre otros, y sometidos a hechos traumáticos.
Los daños que sufrieron en su mayoría fueron físicos y psicológicos a corto, mediano y largo plazo e incluso daños neurológicos permanentes.
El objetivo era reducir la mente a una tabla rasa donde se pudieran imprimir nuevos recuerdos y una nueva historia de vida y/o anular cualquier ideología “peligrosa”.
La exposición de infantes a la radiación de campos electromagnéticos (con el uso de plutonio que se caracteriza por su cualidad corrosiva), generó alteraciones genéticas en la reproducción y problemas de discapacidad mental.
Otros individuos en cambio, que fueron sometidos a episodios de tortura, inyección de drogas y vejación sexual desarrollaron una disociación de la personalidad. Esta disociación se manifestó haciendo aparecer tolerable en la opinión del sujeto lo que debería ser intolerable.
En neuropsicología, y según la teoría de la información procesal del aprendizaje, el recuerdo -en este caso el hecho traumático- es almacenado en un compartimiento de la memoria a un nivel subconsciente donde se aísla, mientras que la otra parte del cerebro funciona con total normalidad.
Ante una estimulación sensorial el recuerdo vivido se retrotrae de la memoria a largo plazo. Sin embargo al no existir por parte del sujeto una comprensión total que articule el o los diferentes episodios traumáticos, el sentido del tiempo se ve afectado.
Esto genera una disociación de la personalidad del sujeto, que pierde la capacidad de interpelar y de reflexionar por sí mismo y de comprender conscientemente lo que está pasando a su alrededor.
El daño es mayor si estos episodios se suceden desde la infancia, donde la persona es incapaz de defenderse por sí mismo y/o de establecer los límites de lo que es bueno o malo. Según el testimonio de víctimas de pederastía de la Iglesia Católica en Massachusetts -que estuvo vinculado al proyecto Paperclip de la CIA1- ante esta manipulación y sometimiento, la única llave que permite hacer frente a esta inconsciencia es prestar atención a lo que uno está sintiendo, darle crédito y no ceder ante el atropello aún cuando este venga de una autoridad religiosa, política, médica “incuestionable” que somete a través de la moral o la ciencia.
El proyecto MK Ultra fue también aplicado a nivel macro.
La disociación de la personalidad en las sociedades fue provocada por la exposición progresiva a hechos traumáticos, tales como la imposición de paquetes económicos o el incremento de la criminalidad, la migración masiva, la guerra, terremotos, inundaciones, sequías -que fueron producidos por la transmisión de radiofrecuencias de alta frecuencia hacia la ionósfera, como parte del proyecto HARRP, que desde 1990 generó estos “desastres naturales”-, epidemias, pandemias como resultado de la manipulación genética. El objetivo fue el mismo, mantener a la población en estado de shock y someter la voluntad colectiva.
Lo que hoy ocurre en Latinoamérica es la reafirmación de un sistema capitalista neoliberal que manipula el sentido común y somete la voluntad colectiva a un estado de shockprogresivo.
El estado neoliberal de los 90 se recicla en el estado extraterritorial de alcance global de EEUU que se legitima no en un proyecto que se reproduce en el sentido común y en la voluntad colectiva como propone Jessop (2016)2, sino más bien en la pasividad, la autoculpabilización y el sometimiento de esta voluntad a partir de la exposición progresiva a situaciones traumáticas que disocian la personalidad de los individuos, haciendo tolerable lo intolerable a través de un terrorismo mediático donde la democracia se reduce a la manipulación de la voluntad colectiva que vota por el candidato mejor presentado como la solución al problema en el marco del nuevo “capitalismo social progresivo” que en los hechos es sólo neoliberalismo reciclado.
La política económica de las grandes corporaciones financieras abre nuevos mercados a partir del avance científico, con las nanotecnologías, la manipulación de los cuerpos y la atmósfera a un nivel nanomolecular que redimensiona la microfísica del poder de Foucault en una rentabilización de la enfermedad y de la crisis económica, social, y política mundial.
La estabilidad del sistema queda asegurada tal y como viene sucediendo en Argentina 2016, en el 2012 en Grecia, en 2008, 2011 en Islandia, y en otros países no sólo de Europa, sino también en China y otras “grandes potencias” donde una vez asumido el nuevo gobierno prointereses de la globalización, se trabaja hacia un contexto de caos y de dependencia con el incremento de la deuda externa, el alza de los impuestos a la ciudadanía, la eliminación de los derechos sociales conquistados, la imposición de programas de austeridad, etc., frente al sometimiento de la voluntad de sociedades enteras que desmoralizadas aceptan la sucesión de golpes desde múltiples frentes al mismo tiempo, sin saber cómo responder.
Frente a esta realidad es necesario recuperar la conciencia interpeladora del poder constituyente del pueblo. Reconocer estas nuevas formas de sometimiento. América Latina y el mundo deben levantarse en rechazo a esta política de rentabilización del shock y generar nuevas formas de organización desde lo individual y lo colectivo, reavivando el espíritu de lucha de la Asamblea Constituyente que permitió a Bolivia la promulgación de una constitución indígena, mestiza, campesina y originaria que reconoce y respeta su diversidad cultural más allá de la violencia y el caos que se quiso desencadenar durante la crisis política de 2008.
Notas
Compilación de autores. (2016). Pensando el Mundo Desde Bolivia. III Ciclo de Seminarios Internacionales. La Paz - Bolivia: Vicepresidencia del Estado Plurinacional.
Naomi Klein. (2007). La Doctrina del Shock. España: Paidós.
1 Ver el testimonio de Catherine O´Brien en youtube
2 Ver Pensando el mundo desde Bolivia, conferencia de Bob Jessop (2016:21), publicado por la Vicepresidencia del Estado Plurinacional