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La partición “democrática” de siria


La Guerra en Siria está entrando en una nueva fase cualitativa, por la cual se está volviendo cada vez más claro al mundo que los EEUU ya no son capaces de proseguir con los militantes su cambio de régimen que termine con el presidente Assad. 

En vez eso, una nueva estrategia ha surgido por la que los EEUU están intentando moldear el espacio de batalla sirio de tal modo que las circunstancias son creadas para una “federalización” post-daesh del país, una que de facto desembocaría en su partición interna a lo largo de líneas de identidad y el dramático debilitamiento del que hace media década había sido el país más sólido y estable en medio oriente.

También permitiría para los EEUU dividir y gobernar con destreza al resto de Siria a través de la esperada explotación de las líneas de identidad formalizadas. 

Los kurdos son clave para la actualización de este escenario, los cuales están siendo empujados al centro del escenario para jugar el papel de vanguardia de campo en el nombre de los EEUU.

 Este autor anteriormente escribió una serie extensa de tres partes sobre el manifiesto cargado de oído del PYD que describe la federalización de Siria como uno de sus objetivos definitorios, y el lector puede tomar como referencia aquellos artículos para tener información específica sobre la motivación y visión de la auto-declaración de los Kurdos, pero la pieza presente se muda del ámbito de la teoría y entra en una investigación de cómo los EEUU y sus socios podrían operacionalizar este plan en la práctica.

La primera parte trata sobre la actual situación estratégica en Siria y el papel que la carrera por Raqqa tendrá en determinar el futuro post-daesh del país. Después, el artículo detalla la postura política que jugará después de que sea derrotado el grupo terrorista más notorio del mundo, y cómo siria podría a partir de aquí tornarse dividida en dos bloques electorales en competencia de partidarios “federalistas” y unitarios en la carrera para las próximas elecciones. 

Finalmente, la última parte advierte sobre el riesgo de una división intra-patriota entre los partidarios del partido unitario Ba’ath y el Partido Social Nacionalista Sirio (PSNS), y como el PSNS podría convertirse de repente en el partido más influyente en toda Siria, especialmente si derrota a los “federalistas”.

La cuenta atrás de 12 meses

La naturaleza y ritmo de todo lo que está ocurriendo en Siria ahora mismo está influido directamente por la resolución 2254 de diciembre de 2015 del Consejo de Seguridad de la ONU, que declara que una nueva constitución y elecciones deben ser mantenidas bajo supervisión de la ONU en el plazo de 18 meses desde aquel momento. 

También dice que “todos los sirios, incluyendo los miembros de la diáspora” (refugiados/inmigrantes), deben tener también derecho a participar. Mirando al calendario acordado en el texto, está claro que junio de 2017 es el tope para que esto ocurra. 

Es más, el documento enfatiza “la soberanía, independencia, unidad e integridad territorial de la República Árabe Siria”, queriendo decir que nadie de los firmantes –incluyendo los EEUU- está oficialmente a favor de la disolución de iure del país.

 Esta cláusula está obviamente sujeta a amplia interpretación, dado que los Kurdos argumentan que “federalización” todavía conserva cada uno de esos cuatro principios, mientras que damasco entiende un estado unitario (no-“federalizado”) como la única solución y oficialmente mantiene la posición de que la “federalización”, “directamente amenaza a la integridad de nuestro país, está en contra de la constitución, contradice los conceptos nacionales e incluso está en desacuerdo con resoluciones y decisiones internacionales”.

No obstante, mientras que se espera que ocurran más choques entre el Ejército Árabe Sirio (EAS) y el YPG (el PYD es el ala de combate) en el futuro, los EEUU muy probablemente contendrán a su aliado y lo forzarán a ir junto a las mociones electorales y democráticas acordadas por el Consejo de Seguridad de la ONU para resolver la guerra en Siria.

 Parte de la razón para esta farsa es porque los EEUU quieren que sus planes post-daesh tengan “legitimidad internacional” y para que ningún miembro de la comunidad global se oponga a la “legal”, “democrática”, y “electoral” fractura de Siria en una federación de identidades de pequeños estados. Por supuesto los curdos lucharán para prevenir que el EAS libere cualquier territorio ocupado en la carrera hacia la nueva constitución y elecciones relacionadas, pero ellos no tendrían ninguna razón “plausible” para posteriores expansiones de sus conquistas tras la derrota del daesh y predeciblemente se sentarán y en cambio, intentarán formalizar sus ganancias. 

La razón por la que el EAS no avanzó más con la liberación del resto del país durante este tiempo es porque los EEUU y Rusia pueden entrar en acuerdo para hacer cumplir estrictamente la “línea de control” EAS-YPG, inmediatamente después de que la carrera por Raqqa esté acabada. 

Las oportunidades de que Washington diera el primer paso por la declaración que golpearía unilateralmente al EAS si invade los territorios conquistados de los kurdos, con la contestación de Moscú que haría lo mismo contra el YPG si atacan al EAS.

De este modo, una “paz” muy fría y frágil se asentará sobre Siria, con la amenaza de intervención militar decisiva por cada una de las dos grandes potencias más importantes siendo la única cosa que guarda del ataque mutuo entre el EAS y el YPG, y transforme la guerra en siria en una verdadera guerra civil por primera vez desde que empezó. 

Ni Rusia ni EEUU quieren una confrontación mayor entre ellos -dejándola a una de naturaleza militar convencional- así que es probable que trabajen duro para asegurar que la “línea de control” no cambia sustancialmente tras las planeadas elecciones. Los dos puntos importantes de tensión que podrían brotar durante la cuenta atrás de 12 meses para el voto del mandato de la ONU y el tope de reforma constitucional están en Raqqa y norte de Alepo, que los kurdos han amenazado con anexionar a su potencial “federación”.

Esto está encaminado a producir un conflicto con los lugareños no-kurdos, lo que podría ser una de las razones por las que los kurdos han estado aclarando que su “federación” no es solo para ellos, sino que está compuesta de “Rojava y norte de Siria”, así extendiendo una rama de cooperación con otros grupos no-kurdos anti-gubernamentales en los territorios ocupados. 

No obstante, de forma esperable habrá algunos pueblos y grupos dentro de esta frontera unilateralmente “federada” que no han perdido su patriotismo inclusivo sirio cívico/civilizacional y no caerán en las exclusivas clasificaciones de identidad étnicas-sectarias que los EEUU y sus aliados han intentado con ahínco forzar en el país, y es aquí donde el EAS podría proporcionar apoyo “tras las líneas” en ayudar a los movimientos de luchadores por la libertad anti-“federalización”, y de forma esperable, esto potencialmente atraería las iras militarizadas tanto de los EEUU como del YPG y apuntaría a Rusia para defender a su aliado y amenazar con acción directa contra el YPG en represalias, así manteniendo a Siria en las noticias globales incluso después de que daesh sea eliminado.

Posicionamiento político post-daesh

A pesar del gran potencial real que tiene la guerra en Siria para progresivamente sumergirse en un conflicto civil entre el EAS y el YPG, se predijo que Rusia y los EEUU mantendrán un fuerte manejo de sus aliados para asegurar que esto no ocurra. Mientras los choques entre las dos fuerzas se vuelven más frecuentes, la “línea de control” entre ellos probablemente no cambiará mucho en general, en ausencia de una campaña total por uno u otro lado, y ambos combatientes en vez de eso, aceptarán la realidad de la situación y trabajaran en maximizar sus posiciones políticas en la carrera electoral y de reforma constitucional. 

La tendencia de toda la nación será que los kurdos intentarán tener coaligadas a las otras organizaciones anti-gubernamentales en torno a un frente por la “federalización”, mientras Damasco hará lo opuesto y concentrará a sus aliados en torno a la causa de una Siria unida e indivisible.

Pro-“federalización”:

En relación al movimiento de “federalización” encabezado por los kurdos, el PYD intentará encontrar alianzas políticas a corto plazo con todos los grupos salafistas de los “rebeldes moderados” que se les permita participar en las elecciones, convenciéndoles de que todos ellos tienen “intereses comunes” en futuros debilitamientos de la autoridad de Damasco sobre el país (especialmente en las regiones periféricas del norte y este) para profundizar -por extensión- su propio y reciente poder.

 Por ejemplo, a los kurdos les gustaría tener su propio miniestado cuasi-independiente en la parte norte del país, justo como a los salafistas les gustaría la introducir la ley islámica sobre las áreas que actualmente controlan e influyen. Incluso tras la derrota convencional del daesh y la liberación de Raqqa (o su anexión por los kurdos), algunos de los simpatizantes lugareños mantendrán todavía su visión extremista, y ninguna suma de combatientes les limpiará de estos ideales corruptos. 

A los efectos mentales de estos 5 años de guerra y manipulación ideológica apoyada por lo unipolar, no se les puede dar la vuelta con la reintegración -psicológicamente- de los defensores de una política de identidad étnico-sectaria exclusiva en la naturaleza inclusiva del patriotismo cívico/civilizacional sirio, en el corto año antes de las elecciones.

No es necesario decir que, muchas de estas gentes harán campaña a favor de algún tipo de representación política salafista, incluso si los grupos que finalmente emerjan de estas demandas no puedan afirmar legalmente su adhesión pública a estos “ideales” como precondición electoral (y no violar el derecho sirio existente). 

En su búsqueda para conseguir tanta “independencia” de facto como puedan para imponer la ley sharia en áreas bajo su control y/o influencia, aquellos partidarios salafistas tienen una convergencia estratégica clara con los kurdos, que también quieren cuasi-“independencia”, pero por razones seculares etno-nacionalistas. 

Estos dos grupos naturalmente no tienen nada en común aparte de esto, y ellos incluso se han combatido mutuamente en numerosas ocasiones en el pasado, pero podría mantenerse su “matrimonio de conveniencia” a corto plazo, durando hasta el futuro incierto que sería la única estructura de “autonomía compartimentada” que los kurdos están proponiendo para su “federación”. 

La razón por la que ellos han estado promocionando esto es que su imaginada entidad política de “unión” de “Rojava y norte de Siria” es porque ellos saben que no pueden mantener sus conquistas de forma realista, dado que ellos son actualmente una minoría en las regiones de “Rojava” que afirman como propias. 

Así, para ellos existe una necesidad política existencial, y por tanto, quieren formar equipo con otros grupos anti-gubernamentales para ampliar su “federación” unilateralmente proclamada, e incluir las anodinas regiones del “norte de Siria” y conceder “autonomía” (incluyendo el derecho a la ley sharia) para todas las identidades no-kurdas dentro de esta.

Otro factor que necesita incluirse en la mezcla cuando se analiza a los aliados pro-“federalización” de los kurdos, son los millones de refugiados e inmigrantes sirios que abandonaron el país durante el transcurso de la guerra, muchos de los cuales tienen fuertes simpatías anti-gubernamentales.

 La resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU establece que todos tienen derecho a participar en el proceso político, aunque una vez más no está claro como esto puede ocurrir en la práctica y de nuevo es sujeto de una interpretación diversa. Damasco puede declarar justamente que solamente los sirios con papeles pueden votar en las elecciones, y más, que solo aquellos en países donde Siria tiene todavía presencia diplomática tienen derecho a hacerlo funcionalmente en persona, lo cual en ambos casos necesita precaución para protegerse contra el fraude. 

Por otro lado, los EEUU y sus aliados de la UE pueden afirmar que todos los refugiados e inmigrantes deben ser capaces de votar sin importar cuál es su estatus de documentos y sin importar si Damasco tiene presencia oficial en su nuevo país de acogida o no, proponiendo potencialmente papeletas “por correo” como una medida para solucionar a cambio para ellos de aceptar el “reconocimiento” del decreto electoral del Consejo de Seguridad de la ONU.

 Damasco probablemente no estaría de acuerdo con esto, sino de un compromiso que podría hacerse si la UE permite que las embajadas y consulados sirios reabran en el extranjero, lo que sería un reconocimiento implícito de la legitimidad gubernamental y un cambio importante de la política existente, aunque sea potencialmente una victoria pírrica.

Pro-unitarios:

En otro orden de cosas, Damasco movilizará su amplia base de partidarios de la sociedad civil para proteger electoralmente la naturaleza unitaria de Siria y contrarrestar el plan de “federalización” de los kurdos. El gobierno puede contar con el respaldo que ha recibido desde el Frente Progresista Nacional, un amplio paraguas de fuerzas patriotas, para asegurar que el siguiente gobierno está de nuevo encabezado por el gobernante partido Ba’ath. 

Este grupo político ha presidido siria durante Décadas y por ahora es el más popular, pero necesita prepararse para una realidad post-daesh en la que la coalición pro-“federal” de kurdos y salafistas desarrollarán lealtad en algunas esquinas del país, particularmente en norte, noreste, y este. 

Está también la oportunidad de que los ciudadanos patrióticos puedan votar contra el partido ba’ath y por alguno de las otras miríadas de miembros del Frente Progresista Nacional como protesta contra lo que perciben que es (o que estén influidos por lo que las fuerzas unipolares les hacen creer) la ideología y corrupción pan-arabista fracasada del partido gobernante. 

Ambos factores por su parte probablemente no serían suficientes para afectar sustancialmente a la mayoría parlamentaria del partido ba’ath, pero tomados juntos y sucediendo a la vez (especialmente cuando se combinen con el voto comodín de los refugiados/inmigrantes), podrían representar finalmente una amenaza considerable. 

Ya ha sido descrito porque ciertos elementos votarían por la coalición pro-“federal” kurdo-salafista (otros fuera de las motivaciones identitarias regionales reaccionarias que jueguen en manos de los “federalistas”), así que ahora es el momento de explicar cómo las fuerzas dentro de la coalición patriótica podrían abandonar el partido Ba’ath y finalmente hacer peligrar su mayoría parlamentaria.

Fuera de todos los grupos en el frente progresista nacional, el único más probable para restar votos del partido Ba’ath es el Partido Social Nacionalista Sirio (PSNS). Esta organización fundada en Líbano tiene una historia muy rica y trabaja por la recreación formal de la “Gran Siria”, que ellos describen en detalle en su sitio web que incluye la mayoría del fértil levante, Chipre, y partes de Turquía, Egipto e Irán. 

También denominada “la Siria Natural”, uno de los autores afiliados al PSNS escribió que las áreas habitadas por kurdos del sureste y sur de Turquía caen bajo su dominio también, argumentando que históricamente formaron parte de la civilización siria que podría reestablecerse a través de la “oportunidad de oro” que presenta la “federalización”.

 El pensamiento no oficial se mueve a que el PSNS, y como ellos lo ven, toda Siria (tanto la presente como la “grande”), se beneficiaría inequívocamente por la “federalización” porque produciría un mecanismo a través del cual los kurdos turcos podrían abandonar a Ankara y unirse a Damasco, asumiendo de algún modo que sus salvajes sentimientos pro-“independencia” podrían atemperarse, y que todos aquellos complicados procesos entrecruzados podrían alcanzarse pacíficamente. 

Por su puesto, los EEUU nunca permitirían que su aliado turco en la OTAN fuera desmembrado en nombre de la “gran Siria” (aunque pueda tolerar esto a favor de un “Kurdistán” independiente alineado unipolarmente) y es actual y probablemente la misma Siria la que sería inadvertidamente desmembrada en una moda boomerang por su facilitación “federal” del “gran Kurdistán”, pero no obstante, los partidarios del PSNS son la mayoría de ellos probablemente miembros del Frente Progresista Nacional para ser atraídos por esta idea peligrosa y reaccionaria.

Adicionalmente, el poder establecido de los EEUU curiosamente parece estar al borde de aceptar al PSNR como partido legítimo en Siria, lo que es extraordinariamente raro porque hasta ahora solamente ofrecía este “derecho” para los terroristas “rebeldes moderados” y su apoyo a la coalición por el cambio de régimen. 

El lector sabrá llevar su atención al artículo de marzo de 2016 por la influyente revista Foreign Policy, que mientras no se conoce la fuerza de su escritura o la objetividad de sus afirmaciones, no obstante es un barómetro muy fiable en el cálculo de las actitudes prevalecientes de la política exterior del poder estadounidense. 

En el artículo titulado “The Eagles of the Whirlwind” (“Las águilas del torbellino”), uno de los socios libaneses de la revista estuvo asignado dentro del PSNS por algún tiempo y produjo un informe sorprendente mente objetivo y correcto. 

Lo que es tan remarcable sobre el artículo es que no distorsionó o criticó las actividades o visión del PSNS, a pesar de hablar sobre cómo el grupo ha combatido del lado del EAS en la protección del país frente al tipo de terroristas extranjeros que los EEUU y sus aliados asisten activamente. Es algo que sin precedentes que un medio muy público y enlazado con el poder de los EEUU haga algo como esto, y es porque tal ruptura de patrones que rompe con la tenencia convencional de los 5 años pasados, debe verse como parte de una estrategia calculada .

La división intra-patriota

Lo que los EEUU quieren es que el PSNS divida el voto patriótico en las próximas elecciones y fuerce a que el partido Ba’ath entre en una especie de acuerdo coalición con un equilibrio más formar e igual del que actualmente tiene bajo el Frente Progresista Nacional. 

Los EEUU parecen haber identificado al PSNS como el partido patriótico que es más probable que desvíe votos del partido Ba’ath, de aquí es el porqué de que parezca estar al borde de cambiar su posición hacia el grupo y en seguida lo acepte como actor político dentro del país. 

Los EEUU están en una delicada posición donde no pueden interferir directamente en la relación PSNS-Ba’ath porque serían profundamente rechazados, así que todo lo que pueden hacer es dar asistencia informativa no solicitada al grupo como lo hizo a través del artículo de Foreign Policy. El PSNS ha combatido patrióticamente con uñas y dientes junto al EAS en la defensa del país, y su líder, Ali Haidar, fue nombrado desde la entonces oposición para ser ministro del estado y asuntos de reconciliación nacional en un astuto movimiento estratégico por Damasco al principio de la guerra. 

Como es típico para alguien que solía estar opuesto al gobierno, Haidar tenía algunas críticas preferidas sobre las autoridades e incluso una vez dijo que “hay extremistas en el régimen”, pero su lealtad a Siria y a la decisión del presidente Assad para nombrarle en primer lugar no debería dudarse en absoluto.

Mismo patriotismo, diferentes vehículos:

En lo que el autor quiere fijar atención, y lo que también es lo que él cree acerca de los intereses de EEUU, es que los miembros de base del PSNS pueden tener una perspectiva más ambiciosa para su partido en la realidad post-daesh, especialmente considerando que algunos de ellos están literalmente combatiendo en las líneas de los frentes y muriendo para proteger a su país, pero un punto que tampoco debería olvidarse es que ellos también están haciendo algo en el nombre de su partido y sus ideales. 

Por lo que cualquiera de sus razones personales puede ser, que ellos no están haciendo nada en nombre del partido ba’ath sino por su propia organización política aunque esto por supuesto no les hace menos patriótico que cualquier miembro del partido Ba’ath que está arriesgando su vida por la misma causa nacional. 

Sin embargo, esto permite a los observadores que analicen la lógica que se mueve tras esta discrepancia y por qué algunas personas estarían dispuestas a martirizarse por Siria bajo el nombre del PSNS y no en el nombre del partido Ba’ath.

Desde un punto de vista externo, una explicación posible es que el PSNS mantiene su tradición opositora de décadas en el corazón y no parece creer que el futuro de Siria está inherentemente conectado con el destino del presidente Assad. 

A sus ojos, Siria es una civilización de muchos milenios que no basa su supervivencia en una persona cualquiera, no importa las actuales circunstancias, y que es solamente a través de una convergencia de intereses apremiantes que les encuentran luchando en el mismo lado junto al gobierno en la defensa patriótica de su patria compartida. 

Contrasta esto con el partido Ba’ath, que, mientras no deifican a la familia Assad, les mantiene en la más alto respeto como el administrador del estado sirio y les ponen enorme importancia en sus contribuciones históricas para su desarrollo a través del periodo transformador global de los últimos 45 años.

 Ellos entienden también que Siria es una civilización de muchos milenios que continuará sobreviviendo a pesar de sus apuros presentes, pero ellos creen que el presidente Assad es por ahora la mejor y única persona para encabezar su país durante estos difíciles tiempos y bajo estas circunstancias históricas.

Comparativamente, algunos puntos de marcha estratégica pueden verse entre los dos partidos. Ambos son patrióticos y aman sinceramente a su patria, pero tienen diferentes actitudes hacia el presidente Assad y al foco de la política exterior Siria. El PSNS no es “anti-Assad” pero tampoco es entusiásticamente “pro-Assad”, con su actual apoyo al presidente sirio son principalmente una reacción a la traición externa contra él. 

En tiempos de paz, ellos se calificaban como parte de la oposición patriótica, orgullosos defensores de su país, pero diferentes al poder gobernante dentro de un marco legal y aceptable. Parte de sus diferencias con el partido Ba’ath obviamente estarían sobre el presidente Assad porque, como cualquier partido de oposición, preferirían ver a sus propios líderes dirigiendo el gobierno en vez del titular actual. 

Otra divergencia que tiene el PSNS con el partido Ba’ath es sobre el alcance de la política siria, creyendo que debería ser “sirio-céntrica” y no pan-arabista, o en un sentido más práctico, debería enfocarse más sobre la propia siria y el resurgimiento funcional de la “Gran Siria” que el compromiso con el mundo árabe más amplio (con el que ellos no necesariamente se identifican, en cualquier caso).

Para ser justo, el partido Ba’ath y el presidente Assad están más enfocados internamente hoy en día y probablemente permanecerán así en el futuro como resultado de la traición general del mundo árabe contra Siria, aunque ellos no compartan la visión del PSNS de redibujar las fronteras nacionales y posiblemente entrar en guerra con sus vecinos o fragmentar “federalmente” su propio estado para lograr esto. 

En este sentido, el partido Ba’ath es mucho más moderado y realista en sus políticas que el PSNS, aunque durante los tiempos de guerra y la coacción extraordinaria bajo la que ha estado Siria durante media década y aún sigue igual, es fácil ver cómo la gente podría volverse atraída hacia la relativamente “radical” y única marca de patriotismo del PSNS. 

Cuando el país está bajo ataque de amenazas externas, tales diferencias aparentemente minúsculas entre el PSNS y el partido Ba’ath son principalmente irrelevantes, pero en las secuelas de post-guerra y entre un periodo transicional de reestructuración política y revisionismo constitucional, estas tomaran un significado intensificado y podrían ofrecer la perspectiva del comportamiento futuro de ambos partidos.

Desde la periferia hasta la vanguardia:

En cuanto al PSNS es el único partido que podría desviar votos patrióticos de forma realista desde el partido Ba’ath y debilitar el mandato popular de la mayoría gobernante. 

La reputación que tienen sus miembros por ser fieles protectores endurecidos en batalla del estado sirio fue ganado con la sangre de incontables mártires y no puede rechazarse, y su líder político es simbólicamente el ministro del estado y asuntos de reconciliación nacional, un puesto de importancia nacional sustancial para el futuro de Siria. 

No es de extrañar por qué el PSNS se siente henchido de valor y entusiasmo sobre sus futuras perspectivas electorales, principalmente porque se cultivó semejante buena y sincera voluntad entre amplios segmentos de la población. Siendo un partido izquierdista estereotípicamente, renuncia a las políticas identitarias y es completamente inclusivo, así reflejándose en el partido Ba’ath y proporcionando a sus miembros descontentos o desilusionados una organización familiar a través de la cual dar voz a su disidencia. 

Es esta facilidad de transferencia lo que juega más fuerte para las ventajas políticas del PSNS en las futuras elecciones, pero otra de sus ventajas importantes tiene que ver con su aproximación de “marketing”. 

Siendo un partido de la oposición con apenas alguna representación parlamentaria ahora mismo y ningún medio realista de afectar a la política nacional, sus miembros son incontrolables en complacer emotivamente a los elementos más híper-patrióticos de la sociedad hablando con tanta ambición como ellos quieren sobre la creación de la “Gran Siria” mientras tienen cero rendición de cuentas por las consecuencias. 

La combinación de una reputación bien ganada, atractivo transversal y flexible, y mensajes híper-patrióticos hacen del PSNS la alternativa más viable al partido Ba’ath dentro del Frente Progresista Nacional y el grupo que más probablemente atraiga votos de las circunscripciones del partido gobernante.

Esto no merecería necesariamente mucha atención bajo circunstancias normales, pero en el contexto de la guerra en Siria y el “plan B” de los EEUU para “federalizar” el país en lugar de derrocar al gobierno, se convierte quizá en la variable electoral más importante en los próximos 12 meses. 

El partido Ba’ath absolutamente necesita ganar una mayoría convincente de votos en las siguientes elecciones para resistir la presión de la próxima coalición pro-“federal” que están concurriendo contra el Ba’ath, y tal coalición, para recordar al lector, está prevista que sea una colección cosmopolita de kurdos, salafistas y refugiados-inmigrantes (la diáspora). 

Incluso si los patrones electorales actuales se mantienen igual bajo un sistema político recién revisado y el partido Ba’ath vuelve a la cumbre de nuevo, aún sería necesario disponer de una presencia considerable de apoyo en las áreas probablemente “federalizadas” para demostrar el argumento de que esta iniciativa unilateral no tiene la “voluntad de los lugareños” que allí viven y así sujetas a las medidas de cumplimiento de la ley post-electoral encabezadas por el EAS.

Pero, si un creciente PSNS irrumpe el voto del partido Ba’ath y divide parte del electorado patriótico por su lado, entonces esto podría debilitar al partido electoral y reducir sus esperanzas de gobernar sin entrar en algún tipo de coalición bilateral más formalizada con el PSNS que la multilateral y de base amplia que el Frente Nacional Progresista. 

Bajo esta nueva realidad política doméstica, el partido Ba’ath necesitaría al PSNS para obtener una ventaja cualitativa para su apoyo electoral ya existente (quizá empujarlo por encima de un umbral predeterminado de apoyo civil, arbitrariamente estimado en un 60-70% con los kurdos, salafistas y la diáspora tomando parte), pero por contra, esto también lo haría desmesuradamente dependiente del PSNS por aquellas mismas razones y así impulsar al anteriormente pequeño partido de periferia hasta la vanguardia nacional como la única organización capaz de influenciar al partido gobernante bajo este acuerdo. 

La razón por la que este es un tema destacado es porque las divergencias estratégicas antes mencionadas entre los dos grupos pueden salir a la superficie y motivar al recién empoderado PSNS para empezar a flirtear con el “Federalismo” como un medio de presionar al partido Ba’ath en aceptar alguna de sus ideas/“reformas” políticas más radicales.

 Después de todo, el partido Ba’ath está opuesto completamente al “federalismo” en cualquier forma y manera, pero si se vuelve dependiente de su socio menor, el PSNS, como importantes pilar de su apoyo post-electoral, entonces el PSNS tímidamente podría perder tiempo con la idea de asustar a su gran socio de coalición y que acceda a sus demandas (según el libro de juegos “democrático occidental” de política de coaliciones).

El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones:

La peor cosa que podría ocurrir es que, el PSNS fuera actualmente serio sobre su compromiso para el “federalismo” y no lo estuviera usando solo como parte del juego político para ganar una baza mayor post-electoral contra el partido Ba’ath. 

No hay razones para dudar de las credenciales patrióticas del partido, pero puede ser que ellos se volvieran “demasiado patrióticos” en el sentido de creer –aunque puedan ser bien intencionados- que la “federalización” es la “oportunidad dorada” para realizar su sueño de la “Gran Siria”. Debería ocurrir que, entonces el PSNS se encontraría a sí mismo en oposición abierta con el partido Ba’ath y por pura coincidencia del mismo lado en este tema que los EEUU y sus aliados kurdos-salafistas. 

A lo cual sigue que la posición del PSNS sobre el “federalismo” se convierte así en un tema de importancia prioritaria de la seguridad nacional de Siria, y que esto pueda ser la razón por la que los EEUU hayan empezado a mostrar públicamente una actitud positiva hacia el partido. 

Esto no es porque los EEUU tengan alguna relación de trabajo con el PSNS ni nada, sino que Washington quiere presentar este grupo minoritario de la oposición (patriótica) como una frustración más pragmática al partido Ba’ath para remover tensiones dentro de siria y socavar el gobierno del presidente Assad tras las próximas elecciones.

El lector debería recordar como la “federalización” (partición interna) de Siria es el “Plan B” de los EEUU, así tiene todas las razones para presentar la “federalización” a grupos amigables y aquellos que potencialmente podrían convertirse en el mejor de los reflejos, así explicando la cobertura positiva sin precedentes que Foreign Policy dio al PSNS en el pasado marzo. 

De manera interesante, sea por coincidencia o diseño, aquella historia salió a la luz poco después de que los Kurdos declararon unilateralmente la “federalización” (que obviamente habría sido bien conocida por los planificadores americanos de antemano), así que pueden haber estado conectados de algún modo. 

De nuevo el PSNS no tiene ninguna relación con el gobierno de los EEUU y está totalmente opuesto a ello, que es debido a que Foreign Policy usó uno de sus socios libaneses para extender el brazo al grupo en vez de confiar en un periodista americano. 

Sin embargo, el partido aún tiene que emitir alguna refutación de que fue engañado por el periodista, para que pueda inferirse que fue consciente de que la historia estaba siendo escrita para una popular revista que representa al poder de los EEUU. 

No hay nada malo con que cualquier grupo patriótico sirio o incluso el gobierno mismo haga apariciones mediáticas con alguna publicación de los EEUU como medio de conseguir sacar la verdad sobre la guerra en Siria, y esto es algo que debería recomendarse en todos los sentidos y especialmente celebrado cada vez que sea certeramente expuesto, así es extremadamente improbable que el PSNS incluso se dieran cuenta de que estaban siendo usados por EEUU para presentar indirectamente al partido como un actor aprobado por el poder de EEUU.

Las motivaciones de los EEUU para actuar así, como fue previamente explicado, son empezar con un aproximado programa piloto en la familiarización de occidente con este grupo, esperando que lo desee naturalmente y a su propia manera acepte la idea de “Federalización” y se convierta en un partidario de cabecera de ello en algún momento en el futuro (posiblemente incluso tras las elecciones y siguiendo un cambio total en políticas).

 Si esto ocurre, entonces cumpliría lo que apuntó el profesor canadiense e investigador global, Michel Chossudovsky, como definición de una “ventaja de inteligencia” que el describe como algo que algunas veces “no es consciente de que están siendo apoyados y monitorizados por la inteligencia occidental” en primer lugar. 

Los EEUU no ven oportunidad para que el PSNS se convierta jamás en el poder de Siria y consigan sus reivindicaciones de la “Gran Siria” contra un miembro de la OTAN como es Turquía (que en cualquier caso no tendría apoyo ya que de mala gana Moscú iba a ir a la guerra con los EEUU por este tema), pero identifica al grupo como capaz de romper las bases del partido Ba’ath si deciden abrazar el “federalismo” como su vehículo preferido para presumiblemente perseguir sus diseños ideológicos en la región. 

Esto debilitaría al partido gobernante en el preciso momento en que necesite todo el apoyo pro-unitario que puede aunar esfuerzos en desviar la última agresión asimétrica y altamente sofisticada de los EEU a través del “plan B” de “federalización” (partición interna) de Siria como una alternativa para derrocar al gobierno.

Pensamientos en conclusión

La guerra en Siria está en el punto de intersección para entrar en una nueva etapa, con los EUU y su mayoría de aliados kurdos sobre el terreno preparándose para una campaña por la toma de Raqqa, y fue un indicio la visita secreta (e ilegal) al norte de siria del director del CENTCOM, General Joseph Votel. 

El entorno inmediato a la post-guerra será modelado por las fuerzas “federales” y unitarias empujándose entre sí para el posicionamiento político en la carrera de las próximas elecciones y nueva redacción constitucional mandada por la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU. 

Programada para tener lugar antes del final de junio de 2017, hay poco más de un año antes de que todas las piezas se pongan en su lugar y el último capítulo de la guerra en Siria se termine políticamente (aunque posiblemente no acabe totalmente). Los EEUU y sus aliados han señalado que ellos no intentan desmembrar Siria legalmente, sino que ellos están más que dispuestos a ir a través de mociones “democráticas” en dividirla de facto hasta que sea una colección de mini estados identitarios “federalizados”. 

Todo se reducirá a las próximas elecciones cuando los partidarios “federales” y unitarios se enfrenten en determinar el futuro político interior de siria para los próximos años, y es más importante que nunca, que el partido Ba’ath consiga tanto apoyo político como pueda para evitar la coalición pro-“federalización” kurda-salafista (y potencialmente la diáspora).

El PSNS, mientras que actualmente es un socio cercano, fiable y confiable del gobierno, está en riesgo de ser engañado en el apoyo a la “federalización” por la percepción de que este es el modo más rápido y más eficiente de realizar su sueño de la “Gran Siria”. 

Es más, esta reputación patriótica y probada en batalla, del partido, le hace más probable que obtenga muy buenos resultados en las encuestas, así que es capaz de manera verosímil de dividir el voto patriótico y reducir la parte total del partido Ba’ath. Justo como con cualquier cosa en la vida, las capacidades tienen que estar a la par de las intenciones para obtener un valor viable. 

Si las intenciones del PSNS pasan de ser pro-gubernamentales para apoyar sus propios autointereses ideológicos y abrazan la “federalización” en la carrera para las elecciones o cambian de opinión para hacerlo posteriormente (no importa si verdaderamente creen que esto está o no en el interés del colectivo nacional / civilizacional / de la “Gran Siria”), entonces podría convertirse de repente en el jugados más pivotal de toda Siria inclinando la corriente hacia esta iniciativa y debilitando irreparablemente la posición del partido Ba’ath para hacerla retroceder.

Puede ser incluso que por esta razón la revista representante del poder de los EEUU, Foreign Policy, dio tal sello de aprobación extraño y sin precedentes al PSNS hace unos meses en sus artículos más importantes, queriendo familiarizar potencialmente a la audiencia occidental con el partido, en anticipación de un posterior suministro de apoyo informacional no solicitado sobre este escenario nunca materializado. 

Después de todo, los EEUU no tienen nada en absoluto que temer del PSNS y su ideología de la “Gran Siria”, sino que el PSNS y el resto de Siria tienen todo que temer de la manipulación de los EEUU a esta idea para sus propios propósitos de “federalización” en la partición “democrática” de Siria tras la derrota del daesh.


Publicado por Enrique Sierra Mendoza

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