Pablo Gonzalez

Chile: TPP


Nuestro gobierno, electo por apenas un cuarto del electorado, decidió a nombre de tod@s l@s chilen@s embarcarse en la aprobación del acuerdo pro-capital transnacional llamado TPP, el cual, de no ser detenido por la decidida lucha del movimiento popular, comprometerá las condiciones de vida de las grandes mayorías 

A nombre del Estado de Chile, el pasado miércoles 3 el ministro de RREE del gobierno de la Nueva Mayoría, Heraldo Muñoz, suscribió el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, conocido por sus siglas en inglés como TPP, en medio de las críticas de diversos sectores políticos y sociales, inclusive de algunos parlamentarios de la propia coalición gubernamental.

Dicho tratado fue signado por representantes de 12 países y viene a ampliar elAcuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica -conocido como Acuerdo P4-, que Chile había sido firmado en 2005 con Brunei, Nueva Zelanda y Singapur. Posteriormente, en 2008, se sumaron al acuerdo Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Perú, y Vietnam.

Supuestamente, y ese fue el argumento oficial chileno para signarlo, “el TPP busca crear una zona libre de comercio en el Asia-Pacífico, beneficiando a más de 1.600 productos fabricados en Chile. Además, los empresarios nacionales tendrán acceso al mercado de compras del sector público de Perú, Malasia y Vietnam”.

Pese a los beneficios que destaca el gobierno y su tecnocracia, la verdad es que las organizaciones político-sociales del campo popular advierten sobre las nefastas consecuencias que traería para nuestras comunidades la aplicación del TPP y se han movilizado en contra de su formulación, discusión y cristalización desde hace rato. 

De hecho, recién el viernes 22 de enero se realizó a nivel nacional y latinoamericano una gran protesta en contra del mismo, la cual convocó a decenas de miles de personas. Además, varios parlamentarios han mostrado sus reparos al acuerdo suscrito por el gobierno a nombre del Estado chileno, entre ellos, los senadores Juan Pablo Letelier, del PS, y Alejandro Navarro, del MAS, refieren tener muchas dudas sobre las consecuencias que puedan surgir del TPP en materia de independencia, autonomía digital y medicamentos. 

Pero si hasta lacandidata presidencial demócrata yanqui Hillary Clinton tuvo sus reparos sobre ésta adición postmoderna de economías desiguales, aunque ahora último no ha querido pronunciarse sobre el mismo (su rival, Bernie Sanders, lo rechaza claramente).

¿Por qué No al TPP?


La misma página de la Dirección General de Relaciones EconómicasInternacionales nos cuenta que entre marzo de 2010 y el 5 de noviembre pasado nada se supo de las tratativas llevadas a cabo por las autoridades económicas y políticas de las 12 naciones implicadas en el TPP; o sea, fueron secretas para las respectivas sociedades civiles durante más de 5 años. 

Luego, sería en la última fecha indicada que se produciría la, “Liberación de los textos de la negociación”, entonces nos preguntamos: ¿dónde están los dichosos textos?, y la verdad es que aún nadie los ha visto, excepción hecha de los gobernantes, sus equipos negociadores y por cierto las corporaciones transnacionales que se encuentran detrás de la gran torta. 

A continuación, durante el 1er semestre de 2016, el acuerdo ingresará al congreso para su aprobación o rechazo. Después, podría entrar en vigor “60 días después de que todos los países signatarios originales hayan notificado a Nueva Zelanda (depositario) la finalización de sus procedimientos jurídicos internos para la aprobación e implementación del Acuerdo. 

Si cumplido el plazo de 2 años no están concluidos los procesos internos de los 12 países firmantes originales para su implementación, el Acuerdo entrará en vigor 60 días después de la expiración de dicho período de dos años, si al menos seis países signatarios originales que representen el 85 por ciento del Producto Interno Bruto combinado de los países signatarios originales, han ratificado el Acuerdo”.

Una Nueva Pelea del Movimiento Popular: ¡A Darle Duro al TPP!

Luego de ésta inconsulta y muy poco transparente adhesión al susodicho tratado por parte de nuestros gobernantes, prosiguen y con más razón las protestas en contra de su aprobación. Claro, existen instancias y formas legalistas de oponerseque algunos preferirán aquí y allá, tal como la discusión que se dará en Canadárespecto de la conveniencia o no de aprobar finalmente dicho tratado. Y por cierto que se abre un flanco para la exigencia de que el gobierno de la Nueva Mayoría, aquí en Chile, se abra a un debate que debe ser democrático, de cara a todo el país y con la participación más amplia de las organizaciones de la sociedad civil que se sientan tocadas por la problemática.

Sin perjuicio de lo anterior, nos parece que ésta nueva lucha que debemos acometer, la de oponernos por todos los medios a que se llegue a plasmar el dichoso acuerdo pro-imperial, debe engarzarse con las demás demandas que ya enarbola el movimiento popular chileno y de todos los países del área del Pacífico implicados en éste abusivo pacto. Dicha lucha tiene un carácter nacional, al mismo tiempo que internacionalista, y obligadamente tendrá una orientación anticapitalista y antiimperialista. 

Es decir, será una tarea ardua y titánica, pero ya lo dijo el viejo y sabio Lao-tsé: “Todo viaje, aunque tenga mil leguas, comienza con un solo paso”, y los primeros aprontes, pues ya los estamos dando. 

¡NO AL PRO-IMPERIAL TPP!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!

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