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Los niños ateos son más altruistas


La falsa idea de que la religión hace buenas personas está muy extendida y a muchas personas les impide entender que la ética no es patrimonio de la religión, ni hace mejores personas. 

De hecho, la máxima de Steven Weinberg resume muy bien el asunto: con religión o sin ella, la gente buena hará el bien y la gente mala hará el mal; pero para que la gente buena haga el mal — eso requiere religión.

Ahora, un estudio exploró la asociación entre religión y altruismo de los niños alrededor del mundo — y, hay que decirlo, a la superstición no le fue bien:

Las conductas prosociales se encuentran en todas las sociedades. 

Emergen temprano en la ontogenia y son moldeadas por las interacciones entre los genes y la cultura. 

A lo largo de la infancia media, compartir aproxima a la equidad en la distribución. 

Ya que 5.800 millones de seres humanos, lo que representa el 84% de la población mundial, se identifican como religiosos, la religión es sin duda una de las facetas de la cultura prevalente que influye en el desarrollo y la expresión de la prosocialidad. 

Aunque en general se acepta que la religión amolda los juicios morales de las personas y el comportamiento prosocial, la relación entre religiosidad y moralidad es objeto de controversia. 

Aquí, evaluamos el altruismo y la evaluación de escenarios representando un daño interpersonal en 1.170 niños de entre 5 y 12 años de edad, en seis países (Canadá, China, Jordania, Turquía, Estados Unidos y Sudáfrica), la religiosidad de su hogar, y la empatía y sensibilidad a la justicia del niño reportada por los padres. 

En todos los países, los padres en hogares religiosos informaron que sus hijos manifestaban más empatía y sensibilidad por la justicia en la vida cotidiana que los padres no religiosos. 

Sin embargo, la religiosidad fue predictiva inversamente del altruismo de los niños y se correlacionó positivamente con sus tendencias punitivas. 

En conjunto, estos resultados ponen de manifiesto la similitud entre distintos países en cómo la religión influye negativamente en el altruismo de los niños, desafiando la opinión de que la religiosidad facilita la conducta prosocial.


El estudio también encontró que la identificación religiosa de la familia disminuye las conductas altruistas de los niños y que los niños de familias religiosas son más duros en sus tendencias punitivas. 

Y esto tiene sentido si tenemos en cuenta los valores familiares ateos.

Ya habíamos visto que a los niños expuestos a la religión les cuesta más trabajo distinguir la realidad porque la superstición se carga sus facultades críticas. 

Por si el reclutamiento infantil no les parece suficientemente atroz en sí mismo, siguen apareciendo evidencias contra el reclutamiento religioso infantil.

(vía Javier Salas)

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