Durante décadas, el gobierno federal de EEUU ha aplicado una ley que permite algo parecido a un robo legal a la ciudadanía por parte de la policia.
Se trata de la ley conocida como Confiscación de Bienes Civiles (CAF) o Civil Asset Forfeiture.
Estas leyes de la década de 1980 fueron diseñados para acabar con los de poderosas organizaciones criminales, pero la CAF se ha convertido en una herramienta para que las agencias del orden público en los EE.UU. puedan robar dinero y propiedades a un sinnúmero de personas inocentes.
Y es que lo más grave es que no se requiere ningún cargo criminal para esta confiscación, lo que hace que la aplicación de la CAF se convierta en una entrada fácil de dinero en efectivo para los departamentos de policia, provocando una amplia proliferación de los abusos.
En los últimos 25 años, la cantidad de “robos legales” en forma de confiscación, se ha disparado.
De acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el valor de la confiscación de bienes por parte de las autoridades estadounidenses entre 1989 y 2010 alcanzó los 12.667 millones de dólares, aumentando en promedio un 19.5% anual.
En 2008, la policía confiscó más de 1500 millones de dólares al público estadounidense. Aunque este número parece increíblemente grande, sólo unos años después, en 2014, ese número se triplicó hasta casi los 4500 millones de dólares.
Para poner esta cifra en perspectiva, según el FBI, las víctimas de delitos de robo sufrieron unas pérdidas estimadas de 3.900 millones de dólares en 2014.
Eso significa que las fuerzas del orden de Estados Unidos han robado “legalmente” 600 millones de dólares más a los estadounidenses que los propios ladrones reales.
Sin embargo, los estadounidenses están despertando ante estos abusos.
Incluso algunos agentes de policía se están empezando a poner en contra de la aplicación de la CAF. están tomando una postura en contra de la CAF.
Un ejemplo de ello es el oficial Stephen Mills, jefe de la policía en el departamento de policía de Apache, Oklahoma. Mills se convirtió en un abierto defensor contra la CAF, después de que él mismo se convirtiera en una víctima de ella.
