Hakan Fidan
Si aún quedaba alguna duda sobre los apoyos externos (¿los hay de otro tipo?) del Califato Islámico en Siria, ayer quedó todo mucho más claro. Las palabras de Hakan Fidan, el jefe de la inteligencia turca conocida por las siglas MIT, han causado sensación:
“El Califato Islámico es una realidad y nosotros no debemos admitir la eliminación de un Estado bien organizado y popular como el Califato Islámico; invito, pues, a mis colegas occidentales a revisar su estado ánimo sobre las corrientes políticas islámicas, a echar a un lado su mentalidad cínica y desvelar los planes de Vladimir Putin para aplastar a los revolucionarios islamistas sirios”.
Las declaraciones de Fidan, el más estrecho colaborador de Erdogan, han sido difundidas por la agencia de noticias turca Anadolu. Su locuacidad, impropia del jefe de un servicio secreto, ha sido muy criticada, sobre todo porque ha dicho en alto lo que todos dicen en voz baja, y no sólo en Ankara.
Pero el jefe de los espías turcos ha ido mucho más lejos aún. Para hacer frente a la multitud de yihadistas extranjeros que quieren viajar a Siria, es necesario que el Califato Islámico abra un consulado o, por lo menos, una oficina política en Estambul.
Ha reconocido que Turquía va a continuar prodigando atención médica en hospitales militares a los yihadistas heridos en la guerra de Siria a causa de los bombardeos rusos.
Las posiciones de Turquía son las mismas que las de los terroristas en Siria. En una grabación de audio difundida hace dos semanas, el jefe del Frente Al-Nosra, Abou Mohammad al-Jolani lanzó un llamamiento a los terroristas del Cáucaso para que ayudaran a sus hermanos en Siria golpeando a Rusia:
“Llamo a los muyaidines del Cáucaso a sostener en la medida de su spossibilidades al pueblo de Siria. Si el ejército ruso mata a nuestro pueblo, matad al suyo, si mata a nuestro soldados, matad a los suyos. Ojo por ojo”.
Lo mismo hizo el Califato Islámico en otra grabación difundida al día siguiente en la que llamaba a la guerra santa contra Rusia.
Publicado por Enrique Sierra Mendoza
