Arabia Saudí, víctima de su propio servilismo.
El pasado mes de agosto fue testigo de un derrumbe en los índices bursátiles de Arabia Saudí de tal magnitud que fue superado sólo por el de Grecia, un país que enfrenta una durísima crisis económica.
Muchos expertos vincularon esta caída, la mayor experimentada por Arabia Saudí en siete años, al fuerte descenso de los precios del petróleo y a la continuación de la guerra de Yemen.
El lunes 31 de agosto, el índice de la Bolsa saudí Tadawul All Share retrocedió un 2,2% para alcanzar los 7522,47 puntos. Durante el mes de agosto, el índice perdió el 17%, una caída inédita desde octubre de 2008.
El precio del barril de Brent, que determina el del 50% de los precios petrolíferos en el mundo, está a la baja desde hace cuatro meses consecutivos. Los ingresos petrolíferos constituyen el 90% de los ingresos del presupuesto saudí.
Las reservas petrolíferas del reino saudí se elevan a 270.000 millones de barriles de dólares, según estimaciones de la Administración de Información sobre la Energía de EEUU (EIA). Esto quiere decir que si la producción saudí de petróleo se mantiene en su nivel actual de cerca de 10 millones de barriles por día, sus reservas durarán unos 75 años.
Sin embargo, el analista Nicholas Wells (CNBC) indicó que con el precio actual del barrio de crudo, que se sitúa alrededor de 40 dólares estadounidenses, Arabia Saudí agotará sus reservas financieras mucho antes de esa fecha. Incluso con un precio de 60 dólares, el país se vería obligado a recurrir a sus reservas acumuladas en el pasado, falto de medidas que permitan reducir los costes de producción.
El economista francés Michel Santi publicó un artículo en La Tribune el pasado 25 de agosto en que señala que la táctica saudí de inundar el mercado petrolífero con el fin de debilitar a sus competidores y eliminar la rentabilidad de la producción de petróleo de esquisto en EEUU está condenada al fracaso y "es una apuesta perdida que el país pagará muy caro".
Nota: No compartimos en su totalidad la visión del economista en lo que se refiere al esquisto estadounidense. Los pozos de esquisto se agotan muy rápidamente y deben abrirse otros inmediatamente para continuar la producción. Considerando esas circunstancias, no resultan rentables con los precios actuales del petróleo; por tanto los bancos son reacios a financiar nuevos pozos y las empresas cierran como, de hecho, está sucediendo... afortunadamente si tenemos en cuenta el impacto ecológico de esa técnica, nociva para el medio ambiente, que envenena acuíferos y produce pequeños terremotos.
Publicado por JM Álvarez