Los habitantes de Boca Chica Village, un pequeño pueblo de Texas, EE.UU., tenían las esperanzas puestas en que la empresa aeroespacial SpaceX, del multimillonario Elon Musk, pusiera a su ciudad en el mapa tras ser seleccionada el año pasado como el primer sitio privado de lanzamiento de cohetes del mundo.
Sin embargo, ahora son muchos los que quieren que SpaceX se vaya, para poder así volver a la tranquilidad que tenían antes.
Los vecinos de Boca Chica Village aseguran que representantes de SpaceX les dijeron recientemente que estarían obligados a inscribirse en el condado, a usar distintivos con sus nombres y a pasar a través de al menos un puesto de control en los días de lanzamiento, que tendrán lugar una vez al mes a partir, posiblemente, del próximo año.
Durante los periodos de lanzamiento, que durarán hasta 15 horas, su desplazamiento alrededor de la zona podría quedar restringido, y el acceso a la playa pública se cerraría.
Si, por casualidad, alguno de los habitantes sale al supermercado y no alcanza a regresar a casa antes del 'toque de queda', quedaría imposibilitado de hacerlo, según informa 'Bloomberg'.
Los métodos propuestos por SpaceX para hacer cumplir las reglas de seguridad, desde barrer la playa con aviones no tripulados al uso de cámaras de vigilancia, no contribuyen a que las cosas mejoren.
El portavoz de SpaceX, John Taylor, se negó a comentar la tensa situación que ha llevado a residentes a planear posibles represalias. Aunque estas reglas todavía podrían ser modificadas, todo esto hace que muchos residentes deseen que SpaceX se vaya de su zona, y algunos incluso hablan ya de organizar actos de desobediencia civil e incluso, tal vez, una demanda.
"Están fuera de sí'", increpó Cheryl Stevens, de 55 años, que hace una década se asentó en Boca Chica en busca de tranquilidad y belleza rústica.
"Es como la Alemania nazi", agregó.
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