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Ucrania esconde a sus muertos


Internet es el mejor invento del siglo XX. Gracias a la red podemos, a pesar de las dificultades, conocer la verdad sobre lo que ocurre en algunos países que se encuentran a una distancia considerable de nosotros. Gracias a internet y a las redes sociales, hoy tenemos la oportunidad de lograr una visión objetiva de las bajas de las Fuerzas Armadas de Ucrania en la operación antiterrorista. 

Porque escuchar a Turchinov y Lysenko simplemente es imposible. Si creemos a estos dos loros de la revolución, los soldados ucranianos no mueren nunca, y si lo hacen, es únicamente cuando están fuera de servicio o a causa de accidentes de tráfico. Entonces, explíquennos, por favor, qué hay en esos ataúdes que salen a diario de la zona ATO hacia las ciudades ucranianas.

Al principio, durante la primavera y el verano de 2014, la moda entre las autoridades ucranianas era alegar la deserción de los soldados. Los fallecidos en el frente eran declarados desertores que habían abandonado sus unidades y se habían marchado de vacaciones. Batallones enteros.

 Las madres buscaban a sus hijos, buscaban por las carreteras junto a los tanques ucranianos y en la sede ATO se encogían de hombros: “son jóvenes, se van y vuelven, o al ejército o a casa”. La milicia se percató de esta táctica y comenzó a recopilar los cuerpos de los soldados ucranianos y a publicar sus datos en internet. Fue así como las madres comprendieron que sus hijos no iban a volver.

Después apareció el legendario aeropuerto de Donetsk, que enterró entre sus paredes de miles de soldados ucranianos. Pero los líderes de ATO continuaron afirmando que no había pérdidas entre los ciborgs que luchaban en el aeropuerto, que cada uno podía aguantar recibir una decena de balas y era capaz de enviar hacia la luz a un centenar de separs. Solo ahora hemos conocido la escala real de las bajas ucranianas. Los servicios de rescate de la RPD continúan retirando cuerpos de soldados ucranianos muertos de entre los escombros. 

El 10 de agosto llegó a Kiev otra tanda de un terrible cargamento: 509 cuerpos de soldados de las fuerzas armadas cuyos restos fueron encontrados en los alrededores del aeropuerto y en Debaltsevo. Por cierto, no hubo víctimas en Debaltsevo y Ucrania negó la existencia de la caldera de Debaltsevo declarándola producto de la propaganda rusa. Oficialmente, ATO cifró en 56 el número de muertos en Debaltsevo. Los observadores de la OSCE y trabajadores de Cruz Roja hablan de más de 1200 muertos y 400 capturados.

Nada ha cambiado desde entonces. Las Fuerzas Armadas sufren a diario pérdidas irreparables, mientras que los mismos Turchinov y Lysenko anuncian orgullosos el bajo número de heridos. Un ejemplo esclarecedor: informando sobre la situación en el frente, Turchinov y Lysenko informaron esta semana de 16 heridos, un fallecido y un desaparecido, un marine capturado en Shirokino.

 Al mismo tiempo, los ucranianos que participan en la batalla de Belaya Kamenka, informaron de 7 muertos y 11 heridos en ese lugar.

 El mismo día, fue asesinada en Mariupol la exploradora del Praviy Sektor de alias Lisa. Un patriota la asesinó con un rifle de caza. En principio, se trata de una baja no de combate aun suponiendo que fue asesinada. Lisa ya no luchaba en la guerra, se preparaba para el trabajo voluntario relacionado con mujeres embarazadas. Para Kiev se trata de una baja civil y las bajas civiles tienden a ser aceptables.

A diario Kiev esconde las bajas reales y únicamente gracias a las redes sociales, a la red, que rápidamente publica las esquelas, conocemos los números reales de bajas. ¿Quién es esa gente que Kiev ha enterrado de una forma indebida, borrándolos de la lista de los vivos pero no incluyéndolos en la lista de caídos? 

En su mayor parte, los ucranianos comunes fueron a la guerra bajo la amenaza de sanciones penales o bajo los efectos de la propaganda, que insistía en que no se trataba de una guerra contra su propio pueblo sino contra un insidioso agresor externo: Rusia.

 A menudo, caen entre los muertos mercenarios que acudieron a luchar únicamente por dinero, pero que explican de forma colorida que la lucha contra la agresión rusa es el deber de toda persona normal que se preocupe por el futuro del planeta. Su silencio llega de Ucrania a los territorios de Polonia, Estados Unidos, los países 

Bálticos y Georgia. Turchinov tampoco habla de esas bajas.

Si hace dos años alguien hubiera dicho que los eslavos se matarían los unos a los otros en Ucrania, no lo habría creído. Ahora es algo común. Nos hemos acostumbrado a esta guerra, igual que los ucranianos se han acostumbrado a las mentiras de su Gobierno, igual que se han acostumbrado a la llegada a sus ciudades de ataúdes de los chicos que han dado su vida para defender los intereses ajenos. ¿Cuántos muertos hacen falta para que la población ucraniana detenga esta masacre? Quizás al comprender lo inevitable de una explosión social, las autoridades de Kiev estén simplemente jugando con el tiempo, cínicamente ocultando a sus muertos.

Alexey Zoteev

De vez en cuando, Censor publica material gráfico de los entierros de soldados no identificados cuyos cuerpos fueron encontrados tras las batallas de Ilovaysk o Saur-Mogila.

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