TOMY MORALES - A pesar que Honduras está suscrita a varios convenios internacionales en materia de la niñez, la Constitución de la República y el Código de la Niñez, obligan al Estado a proteger la integridad de niños y niñas del país, elementos de la Policía Nacional haciendo caso omiso detuvieron, torturaron a cuatro niños campesinos y luego los pusieron a las órdenes del sistema judicial de Marcala, La Paz.
El relato de los cuatro menores es desgarrador al narrar los hechos que se suscitaron en el desalojo perpetrado por los uniformados, el 17 de Julio del presente año, donde hubo gases lacrimógenos, detención ilegal a menores, torturas y uso excesivo de la fuerza.
Alberto (nombre ficticio) de 17 años narró que es originario de la comunidad de minitas, como no tiene oportunidad de un empleo, decidió junto a otras personas que necesitaba tierra para sembrar y se unió al grupo de recuperación de tierras.
“El hombre que dice que es dueño nos engañó a nosotros, que iba a venir el INA, cuando llegó la policía, estábamos abajo y empezaron a golpearnos, nos tiraron a una patrulla, nos echaron gas en los ojos, nos iban golpeando y nos esposaron”, indicó la víctima.
Alberto adujo que mientras los trasladaban a la posta los uniformados les decían expresiones como “indios perros para que se andan metiendo en tierras”, “desgraciados que por eso les pasa esto”, “nos venían putiando a nosotros iba de pegarnos en la cabeza y echándonos gas”; añadió que les decían que al llegar a la posta los golpearían y les echarían más gas.
“Estuvimos más de 24 horas, no nos daban comida, por ratitos nos dejaban ir a tomar agua”, concluyó el menor.
Mientras que Federico (ficticio) de 14 años alegó que era la primera vez que iba al plantel, los policías los rodearon y empezaron a golpearlos, a echarles gas.
“Nos subieron al carro y nos esposaron, nos tuvieron media hora viendo pa el sol, en el patio, estábamos esposados, cuando estábamos acostados un policía nos revisó y me quitó 200 lempiras que andaba, nos tuvieron más de 24 horas insultándonos, el trato fue igual que con los grandes”, denunció el pequeño.
Por su parte, Allan de trece años dijo que el andaba dejándole comida a sus tíos, llegaron los policías, empezaron a agarrar la gente salieron por todas las calles, les echaron gas lacrimógenos, les robaron una grabadora y los teléfonos.
“Cuando veníamos en la patrulla nos venían golpeando nos llevaron para la posta de Planes y después a la posta de Marcala, nos tiraron boca arriba en el piso viendo al sol media hora, al muchacho que no aguantaba la picazón en los ojos le pegaban un toletazo en la cabeza, tabamos viendo como nos registraban a todos, yo le dije que andaba dejando comida, nos enchancharon, estábamos cuatro niños, tengo dos tíos detenidos”.
Allan expresó que la manera que los trataron es injusta porque ellos querían arreglar las cosas a la buena, pero los elementos empezaron a usar la fuerza, el menor interpuso que vio como golpeaban a una anciana “de 70 años, la golpearon también y la llevaron a la patrulla, que hagan justicia por todo eso”, concluyó.
Sin embargo, Beto (Ficticio) de 14 años adicionó que el día anterior a las agresiones el supuesto dueño de nombre José llego diciendo que se salieran de allí porque había comprado, y que “la dueña le había dado dos años pa pelearse con nosotros y que si nos sacaba le vendía, el llego con papeles de este año 2015 y dijo que había comprado en el 2011, que iba a traer al INA”.
El niño describió que cuando el señor llegó ya estaban rodeados por la policía de Santa María, San José, Santiago Puringla, Marcala, Chinacla y La Paz; agregó que “nosotros le dijimos que presentara orden de desalojo, nos dijeron que no andaban, y que nosotros no éramos campesinos sino una banda que estaba allí de mareros, nos rodearon, nos echaron gas, nos garrotearon, nos montaron en la patrulla, veníamos por planes y nos guitaban con las mismas armas de ellos y nos daban en la cabeza”.
Declaró el pequeño que en Marcala los tuvieron media hora viendo el sol, “vino un policía de La Paz y me dijo que yo era un ladrón, que si me volvía a meter que ya me conocía, que me iba a meter preso”, finalizo el niño.
Marco Jurídico
Siendo la Constitución de la República la ley fundamental que contempla el respeto a las garantías de los menores de edad, las y los funcionarios públicos están obligados a cumplir con las normas establecidas; pero para los cuatro niños campesinos torturados por elementos de la Policía Nacional mandados por el propio Estado a reprimir y con la venia del sistema judicial, que los mantuvo en la cárcel, torturándolos por espacio de media hora boca arriba viendo el sol, sin comer, en el suelo y 48 horas después los soltaron con medidas cautelares, ya que todos los viernes los pequeños tienen que ir al juzgado a firmar un libro.
¿Qué puede esperar la niñez de Honduras?, ¿Quién defenderá sus derechos?
Artículo 162 del código de la niñez cita: que prohíbe el maltrato a niños y niñas, considerándose maltrato toda acción u omisión que violente los derechos y el bienestar de estos, afectando su salud física, mental y emocional. El maltrato puede ser por omisión, supresión o por transgresión.
Artículo 181 del código de la niñez que garantiza que todo niño o niña gozara de pleno respeto de los derechos y garantías, establecidas en la Constitución de la Republica, los tratados y convenios internacionales vigentes.
Los tratados internacionales que Honduras está suscrito en materia de niñez son la Convención sobre los derechos del niño (1989) (Publicado en la gaceta 10 agosto 1990).
Otros convenios es el protocolo facultativo de la convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (Publicado gaceta 21 marzo 2006).
Los cuatro pequeños que relataron como fueron violados sus derechos humanos durante y después del desalojo y que su único crimen es querer una parcela de tierra para trabajar junto a su familia, ya que no tienen oportunidades de empleo; trabajan cuando hayan para recoger botes, vender verduras, etc. El que ha tenido acceso a la educación se quedó segundo de ciclo común.
El recuerdo de la violación a los derechos de la niñez quedara grabado en las mentes de los cuatro niños campesinos torturados en Marcala, La Paz.
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