El apicultor canadiense Vladímir Katriuk murió este mes de mayo de una apoplejía.
Tenía 93 años.
En el momento de su muerte, era el número dos en la lista de los criminales nazis más buscados del mundo.
Vivió sus últimos 70 años evadiendo a la justicia por las atrocidades que había protagonizado durante la II Guerra Mundial.
A Katriuk le imputan haber participado en la masacre de la aldea bielorrusa de Jatyn, en marzo de 1943. 149 personas en total fueron quemadas vivas, cuando los nazis encerraron a los vecinos en un pajar y le prendieron fuego. Katriuk, miembro de un batallón ucraniano de la SS, manejaba una ametralladora, disparando contra cualquiera que trataba escapar de las llamas.
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El joven encontró el fin de la II Guerra Mundial dirigiendo un negocio de empaque de productos cárnicos en París.
Sin ciudadanía occidental, el hombre se unió a la Legión Extranjera Francesa, para evitar una posible deportación a la URSS.
En 1951 desertó y con su esposa francesa emigró a Canadá usando el nombre de su cuñado.
A inicios de los años 1990 los 'cazadores de nazis' consiguieron que la justicia canadiense empezara un procedimiento para revocarle la ciudadanía, pero el Gobierno dictó una sentencia final a su favor en 2007, citando su edad y falta de pruebas claras de su implicación en atrocidades.
En archivos desclasificados por Rusia en 2008 fueron descubiertos testimonios evidentes de testigos inmediatos contra Katriuk.
Según detalla Associated Press, dos semanas antes de la muerte del hombre, Canadá rechazó su extradición a Moscú, que le había acusado de genocidio.
Ottawa argumentó que nunca reconocerá la reintegración de Rusia con Crimea y condenó su supuesto rol en la guerra civil de Ucrania.
"Finalmente, hubo un país que quiso llevarle a justicia, pero esto no sucedió debido a la política contemporánea", lamentó Efraim Zuroff, director del Centro Simon Wiesenthal en Jerusalén al diario 'The New York Times'.
"Emplear vacíos legales o motivación política para evadir la extradición de criminales nazis de guerra es totalmente inaceptable", declaró, a su vez, el secretario de prensa de la Embajada de Rusia en Ottawa, Kirill Kalinin, a Canadian Press al conocerse la noticia sobre la muerte de Katriuk.
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