Mentir a un alto nivel, sin embargo, sigue siendo el modus operandi de la política de Estados Unidos, junto con las cárceles secretas, los ataques con aviones no tripulados, incursiones nocturnas de las Fuerzas Especiales, obviando la cadena de mando, y haciendo a un lado a los que podrían decir que no.
Estas palabras de Seymour Hersh contenidas al final de su reportaje, The Killing of Osama Bin Laden, resumen la actuación del gobierno de Obama con relación a la operación que condujo a la muerte de Bin Laden.
Historia ficticia que el legendario periodista, ganador de un premio Pulitzer, se ha encargado de desbaratar en su último trabajo de investigación publicado en la revista londinense, London Review of Books.
Por Seymour M. Hersh
Han pasado cuatro años desde que un grupo de Navy Seals de los EE.UU asesinó a Osama bin Laden en una incursión nocturna en un fortificado complejo en Abbottabad, Pakistán.
El asesinato fue el punto culminante del primer mandato de Obama, y un factor importante en su reelección. La Casa Blanca aún mantiene que la misión fue un asunto únicamente de los estadounidenses, y que los generales de alto rango del ejército de Pakistán y la agencia de Inteligencia Inter-Servicios (ISI en inglés) no fueron avisados de antemano a cerca de la incursión.
Esto es falso, al igual que muchos otros elementos del relato de la administración Obama.
La historia de la Casa Blanca podría haber sido escrita por Lewis Carroll: ¿decidiría Bin Laden, objeto de una masiva cacería humana internacional, realmente que una ciudad turística a cuarenta millas de Islamabad sería el lugar más seguro para vivir y comandar las operaciones de al-Qaeda?
Él estaba escondido a campo abierto. Así lo dijeron los estadounidenses.
La mentira más flagrante fue que dos de los líderes militares de más alto rango de Pakistán, el general Ashfaq Parvez Kayani, jefe del Estado Mayor del ejército, y el general Ahmed Shuja Pasha, director general del ISI, nunca fueron informados de la misión de Estados Unidos.
Esta sigue siendo la posición de la Casa Blanca, a pesar de una serie de informes que han planteado interrogantes, entre ellos uno por Carlotta Gall en el New York Times Magazine del 19 de marzo de 2014. Gall, quien pasó 12 años como corresponsal del Times en Afganistán, escribió que un 'funcionario paquistaní' le había ha dicho que Pasha estaba enterado con antelación a la incursión, que Bin Laden estaba en Abbottabad.
La historia fue negada por funcionarios estadounidenses y paquistaníes, y hasta ahí llegó.
En su libro Pakistán: Before and after Osama (2012), Imtiaz Gul, director ejecutivo del Centro de Investigación y Estudios de Seguridad (un think tank) en Islamabad, escribió que él había hablado con cuatro oficiales de inteligencia encubiertos quienes -reflejando una opinión generalizada local- afirmaron que el ejército paquistaní debió haber tenido conocimiento de la operación.
La cuestión fue planteada de nuevo en febrero, cuando un general retirado, Asad Durrani, quien fue jefe del ISI a principios de 1990, le dijo a un entrevistador de al-Jazeera que era ‘muy posible’ que los altos funcionarios del ISI no sabían dónde Bin Laden había estado escondido, 'pero era más probable que lo sabían.
Y la idea era que, en el momento adecuado, su lugar sería revelado. Y el momento adecuado habría sido cuando usted puede obtener el quid pro quo necesario -si se tiene a alguien como Osama Bin Laden, usted no va simplemente a entregarlo a Estados Unidos'.
Esta primavera me puse en contacto con Durrani y le dije detalladamente de lo que me había enterado sobre el asalto a Bin Laden de fuentes estadounidenses: que Bin Laden había estado prisionero del ISI en el complejo de Abbottabad desde el 2006; que Kayani y Pasha sabían de antemano de la incursión y se habían asegurado de que los dos helicópteros que acarreaban los Seals a Abbottabad podían cruzar el espacio aéreo paquistaní sin activar ninguna alarma; que la CIA no se enteró sobre el paradero de Bin Laden mediante el seguimiento de sus mensajeros, como la Casa Blanca lo ha afirmado desde mayo de 2011, sino a partir de un ex oficial de inteligencia paquistaní que dio a conocer el secreto a cambio de gran parte de la recompensa de 25 millones ofrecidos por los EE.UU y que, si bien Obama ordenó la incursión y el equipo de los Seals lo ejecutó, muchos otros aspectos del relato de la administración eran falsos.
'Cuando su versión salga a luz -si lo hace- la gente en Pakistán estará tremendamente agradecida', me dijo Durrani. ‘Durante mucho tiempo la gente ha dejado de confiar en la versión oficial sobre Bin Laden. Habrá algún comentario político negativo y un poco de rabia, pero a la gente le gusta que se le diga la verdad, y lo que me ha dicho es esencialmente lo que he oído de ex colegas que han estado en una misión de investigación desde que tuvo lugar este episodio’.
Dijo, que como ex jefe del ISI, ‘gente con conocimiento’ en la ‘comunidad estratégica’ le habían dicho poco después de la incursión que había habido un informante que había alertado a los EE.UU de la presencia de Bin Laden en Abbottabad, y que después de haberlo eliminado los EE.UU faltaron a sus promesas y dejaron a Kayani y Pasha expuestos.
Las principales fuentes estadounidenses para el relato que sigue son un alto oficial de inteligencia retirado que estaba bien informado sobre la inteligencia inicial a cerca de la presencia de Bin Laden en Abbottabad. Él también estaba al tanto de muchos aspectos del entrenamiento de los Seals para el asalto, y de los diversos informes posteriores a la acción.
Otras dos fuentes estadounidenses, que tenían acceso a corroborar la información, han sido desde hace mucho tiempo los consultores del Comando de Operaciones Especiales. También recibí información desde el interior de Pakistán sobre la consternación generalizada entre altos mandos del ISI y del liderazgo militar -repetida más tarde por Durrani- sobre la decisión de Obama de hacer pública de inmediato la noticia de la muerte de Bin Laden. La Casa Blanca no respondió a solicitudes por comentarios.
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Se inició con un tránsfuga. En agosto de 2010 un ex oficial de inteligencia paquistaní se acercó a Jonathan Bank, en ese entonces jefe de la estación de la CIA en la embajada de Estados Unidos en Islamabad. Se ofreció para contarle a la CIA dónde encontrar a Bin Laden a cambio de la recompensa que Washington había ofrecido en 2001.
Los tránsfugas son asumidos por la CIA de ser poco fiables, y la respuesta de la sede de la agencia fue traer en avión un equipo de polígrafo. El tránsfuga paso la prueba. ‘Así que ahora tenemos una pista sobre Bin Laden viviendo en un complejo en Abbottabad, pero ¿cómo sabemos realmente quién es?" fue la preocupación de la CIA en ese momento, me dijo el alto oficial retirado de inteligencia estadounidense.
Los EE.UU inicialmente reservaron lo que sabían de los paquistaníes. 'El temor era que si se daba a conocer la existencia de la fuente, los propios pakistaníes trasladarían a Bin Laden a otra ubicación. Así que sólo a un pequeño número se les enteró sobre la fuente y de su historia’, dijo el oficial retirado. 'El primer objetivo de la CIA fue revisar la calidad de la información del informante. El complejo fue puesto bajo vigilancia satelital.
La CIA alquiló una casa en Abbottabad para usarla como base de observación y la dotó con empleados paquistaníes y extranjeros. Más adelante, la base serviría como punto de contacto con el ISI; esta atrajo poca atención porque Abbottabad es un lugar de vacaciones lleno de casas de alquiler en arrendamientos de corto plazo. Un perfil psicológico del informante fue preparado. (El informante y su familia fueron sacados de contrabando de Pakistán y reubicados en el área de Washington. Ahora él es un consultor de la CIA.)
'En octubre la comunidad militar y de inteligencia estaban discutiendo las posibles opciones militares. ¿Dejamos caer una bomba destructora de bunkers en el complejo o lo eliminamos con un ataque de un avión auto-piloteado? ¿Tal vez enviar a alguien para matarlo, estilo asesino solitario? Pero entonces no tendríamos ninguna prueba de quién era’, dijo el funcionario retirado. ‘Pudimos ver a un tipo caminando por la noche, pero no tenemos interceptaciones porque no hay comunicaciones procedentes del complejo.
En octubre, Obama fue informado sobre la inteligencia. Su respuesta fue cautelosa, dijo el funcionario retirado. ‘Simplemente no tenía sentido que Bin Laden estuviera viviendo en Abbottabad. Era demasiado absurdo.
La posición del presidente fue enfática: "Ya no me hablen de esto a menos que tenga una prueba de que realmente es Bin Laden"'. El objetivo inmediato del directorio de la CIA y el Comando de Operaciones Especiales Conjuntas era conseguir el apoyo de Obama. Ellos creían que obtendrían esto si conseguían las pruebas de ADN, y si ellos podían asegurarle que un asalto nocturno al complejo no conllevaría ningún riesgo. La única manera de lograr ambas cosas, dijo el oficial retirado, 'era tener a los paquistaníes a bordo’.
Durante el otoño de 2010, los EE.UU continuaron guardando silencio sobre el tránsfuga, y Kayani y Pasha continuaron insistiendo a sus homólogos estadounidenses que no tenían información sobre el paradero de Bin Laden. ‘El siguiente paso fue encontrar la manera de que Kayani y Pasha poco a poco aceptaran colaborar -para decirles que tenemos inteligencia que demuestra que hay un objetivo de alto valor en el complejo, y para preguntarles que es lo que saben sobre el objetivo', dijo el oficial retirado.
'El complejo no era un enclave armado -no hay ametralladoras alrededor, porque estaba bajo control del ISI’. El tránsfuga le había dicho a los EE.UU que Bin Laden había vivido sin ser detectado con algunas de sus esposas e hijos en las montañas del Hindu Kush del 2001 al 2006, y que ‘el ISI llegó a él mediante el pago de algunos de los miembros de la tribus locales para delatarlo'. (Informes después de la incursión lo colocaron en otro lugar en Pakistán durante este período).
Bank también fue informado por el tránsfuga que Bin Laden estaba muy enfermo, y que al principio de su reclusión en Abbottabad, el ISI había ordenado a Amir Aziz, un médico y un mayor del ejército paquistaní, que se trasladara a la vecindad para proporcionarle tratamiento. 'La verdad es que Bin Laden era un inválido, pero no podemos decir eso' dijo el funcionario retirado. ‘"¿Quiere decir que ustedes le dispararon a un lisiado? ¿Qué estaba a punto de agarrar su AK-47?"'
‘No tomó mucho tiempo para conseguir la cooperación que necesitábamos, porque los pakistaníes querían asegurar la continua entrega de la ayuda militar estadounidense, un buen porcentaje de la cual era la financiación antiterrorista que financia la seguridad personal, como limosinas a prueba de balas y guardias de seguridad y vivienda para el liderazgo del ISI’, dijo el oficial retirado. Agregó que también hubo ‘incentivos’ personales bajo la mesa que fueron financiados por los fondos de contingencia fuera de la nómina del Pentágono.
‘La comunidad de inteligencia sabía lo que los paquistaníes necesitaban acordar –había una zanahoria.
Y eligieron la zanahoria. Era una situación donde todos ganaban. También realizamos un poco de chantaje. Nosotros les dijimos que filtraríamos el hecho de que tienen a Bin Laden en su patio trasero. Sabíamos que a sus amigos y enemigos -los talibanes y grupos yihadistas en Pakistán y Afganistán – ‘no les gustaría'.
Un factor preocupante en este momento inicial, según el oficial retirado, era Arabia Saudita, que había estado financiando la manutención de Bin Laden desde su captura por los paquistaníes. ‘Los saudíes no querían que se nos revelara la presencia de Bin Laden, porque él era un saudí, por lo que le pidieron a los paquistaníes mantenerlo oculto.
Los saudíes temían que si nos enterábamos íbamos a presionar a los paquistaníes para que bin Laden empezara a hablar con nosotros acerca de lo que los saudíes habían estado haciendo con al-Qaida. Y los saudíes estuvieron despachando dinero -mucho dinero.
Los paquistaníes, a su vez, estaban preocupados de que los saudíes podría soltar la sopa sobre su control de Bin Laden. El temor era que si los EE.UU se enteraban de Bin Laden por medio de Riad, se desataría el infierno. Que los estadounidenses se enteraran por medio de un trásfuga sobre el encarcelamiento de Bin Laden no era lo peor’.
A pesar de su constante y conocida desavenencia, los servicios militares y de inteligencia estadounidense y paquistaní han colaborado estrechamente desde hace décadas en la lucha antiterrorista en el sur de Asia.
A ambos servicios a menudo les resulta útil involucrarse en contiendas públicas 'para cubrir sus traseros', como lo hizo ver el oficial retirado, pero continuamente comparten inteligencia usada para los ataques con aviones no tripulados, y cooperar en operaciones encubiertas.
Al mismo tiempo, en Washington se entiende que elementos del ISI creen que mantener una relación con el liderazgo Talibán en Afganistán es esencial para la seguridad nacional.
El objetivo estratégico del ISI es equilibrar la influencia india en Kabul; los talibanes también son vistos en Pakistán como una fuente de fuerzas de choque yihadistas que respaldarían a Pakistán contra la India en un enfrentamiento por Cachemira.
Sumándole a la tensión estaba el arsenal nuclear de Pakistán, a menudo representado en la prensa occidental como una ‘bomba islámica’ que podría ser transferida por Pakistán a una nación asediada en el Medio Oriente en el caso de una crisis con Israel.
Los EE.UU se hicieron de la vista gorda cuando Pakistán comenzó la construcción de su sistema de armas nucleares en la década de los 1970 y es ampliamente aceptado que ahora tiene más de un centenar de ojivas nucleares. Se entiende en Washington que la seguridad de Estados Unidos depende del mantenimiento de fuertes lazos militares y de inteligencia con Pakistán. Esa creencia es reflejada en Pakistán.
'El ejército paquistaní se ve a sí mismo como una familia’, dijo el oficial retirado. ‘Los oficiales llaman a los soldados sus hijos y todos los funcionarios son ‘hermanos’.
La actitud es diferente en el ejército estadounidense. Los oficiales paquistaníes creen que son la élite y tienen que estar pendiente de toda la gente, como guardianes de la llama contra el fundamentalismo musulmán. Los paquistaníes también saben que su carta de triunfo contra la agresión de la India es una fuerte relación con los Estados Unidos. Ellos nunca van a cortar sus lazos interpersonales con nosotros'.
Como todos los jefes de estación de la CIA, Bank estaba trabajando encubierto, pero eso terminó a principios de diciembre de 2010, cuando fue acusado públicamente de asesinato en una denuncia penal presentada en Islamabad por Karim Khan, un periodista paquistaní cuyo hijo y un hermano, de acuerdo con informes de la prensa local, habían sido asesinados por un ataque aéreo no tripulado estadounidense.
Permitir que el nombre de Bank fuera revelado fue una violación del protocolo diplomático por parte de las autoridades paquistaníes, y eso trajo una ola de publicidad no deseada. Bank recibió la orden de salir de Pakistán por la CIA, cuyos funcionarios posteriormente le dijeron a Prensa Asociada que fue trasladado debido a la preocupación por su seguridad.
ElNew York Times informó de que existían ‘fuertes sospechas’ de que el ISI había jugado un papel en filtrar el nombre de Bank a Khan. Hubo especulaciones de que su identidad fue revelada como represalia por la publicación en una demanda en Nueva York un mes antes de los nombres de los jefes del ISI en conexión con los ataques terroristas de Bombay de 2008. Pero había una razón colateral, dijo el oficial retirado, para la disposición de la CIA de enviar a Bank de vuelta a los EE.UU.
Los paquistaníes necesitaban cubrirse en caso de que su cooperación con los estadounidenses en la eliminación de Bin Laden se hiciera conocida.
Los paquistaníes podrían decir: ¿“Se están refiriendo a mí? Acabamos de echar a su jefe de estación"'.
El complejo de Bin Laden estaba a menos de dos millas de la Academia Militar de Pakistán, y un cuartel general del batallón de combate del ejército paquistaní estaba más o menos a otra milla. Abbottabad está a menos de 15 minutos en helicóptero de Tarbela Ghazi, una importante base para las operaciones encubiertas del ISI y que es la instalación donde los que resguardan el arsenal de armas nucleares de Pakistán son entrenados. 'Ghazi es la razón por la que el ISI puso a Bin Laden en Abbottabad, en primer lugar’, dijo el oficial retirado, 'para mantenerlo bajo constante supervisión’.
Los riesgos para Obama eran grandes en esta fase temprana, sobre todo porque había un precedente preocupante: el intento fallido de rescatar a los rehenes estadounidenses en Teherán en 1980. Ese fracaso fue un factor en la derrota de Jimmy Carter a manos de Ronald Reagan.
Las preocupaciones de Obama eran realistas, dijo el oficial retirado. '¿Estaba Bin Laden allí? ¿Era toda la historia un producto del engaño paquistaní? ¿Qué de las repercusiones políticas en caso de fracasar?’ Después de todo, como dijo el funcionario retirado, 'si la misión falla, Obama es sólo un Jimmy Carter negro y todo el asunto de la reelección habrá terminado’.
Obama estaba ansioso de obtener seguridad de que los EE.UU iban a liquidar al hombre exacto. La prueba iba a llegar en la forma del ADN de Bin Laden. Los planificadores buscaron la ayuda de Kayani y Pasha, quienes le pidieron a Aziz obtener las muestras.
Poco después de la incursión la prensa se enteró de que Aziz había estado viviendo en una casa cercana al complejo de Bin Laden: reporteros locales descubrieron su nombre en urdu en una placa en la puerta.
Funcionarios paquistaníes negaron que Aziz tuviera alguna conexión con Bin Laden, pero el oficial retirado me dijo que Aziz había sido recompensado con una parte de la recompensa de $25 millones que los EE.UU había ofrecido porque la muestra de ADN había demostrado de manera concluyente que era Bin Laden quien estaba en Abbottabad .
(En su posterior testimonio ante una comisión paquistaní que investigaba la incursión contra Bin Laden, Aziz dijo que había presenciado el ataque sobre Abbottabad, pero no tenía conocimiento de quien estaba viviendo en el complejo y había sido ordenado por un oficial superior mantenerse alejado de la escena.)
La negociación continuó sobre de qué manera la misión sería ejecutada. 'Kayani finalmente nos dice que sí, pero él dice que ustedes no pueden disponer de una fuerza de ataque grande.
Tienen que venir con una fuerza eficiente y enfocada. Y tienen que matarlo, o no hay trato’, dijo el oficial retirado.
El acuerdo fue alcanzado a finales de enero de 2011, y el Comando Conjunto de Operaciones Especiales preparó una lista de preguntas para ser respondidas por los paquistaníes: ‘
¿Cómo podemos estar seguros de que no habrá ninguna intervención exterior?
¿Cuáles son las defensas dentro del complejo y sus dimensiones exactas?
¿Dónde están las habitaciones de Bin Laden y exactamente de qué tamaño son? ¿Cuántos escalones hay en la escalera?
¿Dónde están las puertas de sus habitaciones, y están reforzadas con acero?
¿Qué espesor?
‘Los pakistaníes acordaron permitir una célula estadounidense de cuatro hombres -un Navy Seal, un oficial de la CIA y dos especialistas en comunicación- para establecer una oficina de enlace en Tarbela Ghazi para el inminente asalto.
Para entonces, el ejército había construido una maqueta del complejo en Abbottabad en un antiguo y secreto polígono de ensayos nucleares en Nevada, y un equipo de elite Seal había comenzado a ensayar para el ataque.
Los EE.UU habían comenzado a recortar la ayuda a Pakistán -a ‘cerrar el grifo’, en palabras del oficial retirado.
El suministro de 18 nuevos aviones de combate F-16 se retrasó, y los pagos en efectivo bajo la mesa a los altos dirigentes fueron suspendidos.
En abril de 2011, Pasha se reunió con el director de la CIA, Leon Panetta, en la sede de la agencia. 'Pasha logró el compromiso de los Estados Unidos de restaurar el dinero, y obtuvimos la garantía de que no habría oposición paquistaní durante la misión’, dijo el oficial retirado. 'Pasha también insistió en que Washington deje de quejarse de la falta de cooperación de Pakistán en la guerra estadounidense contra el terrorismo’.
En un momento dado durante esa primavera, Pasha ofreció a los estadounidenses una explicación contundente de la razón por la que Pakistán mantuvo la captura de Bin Laden en secreto, y por qué era imperativo que el papel del ISI permaneciera en secreto:
‘Necesitábamos un rehén para vigilar a al-Qaida y los talibanes’, dijo Pasha, según el oficial retirado. 'El ISI estaba usando a Bin Laden para ejercer control sobre las actividades del Talibán y al-Qaeda en Afganistán y Pakistán.
Ellos le dejaron saber al liderazgo Talibán y de Al Qaeda que si se conducían operaciones que chocaran con los intereses del ISI, nos entregarían a Bin Laden. Así que si se llegaba a saber que los paquistaníes habían trabajado con nosotros para conseguir a Bin Laden en Abbottabad, habría mucho que lamentar'.
En una de sus reuniones con Panetta, según el oficial retirado y una fuente de la CIA, Pasha fue preguntado por un alto funcionario de la CIA si se veía a sí mismo como actuando en esencia como un agente de Al-Qaida y los talibanes. 'Él respondió que no, pero dijo que el ISI necesitaba tener algo de control. El mensaje, como la CIA lo percibió, según el oficial retirado, fue que Kayani y Pasha consideraban a Bin Laden como un recurso, y estaban más interesados en su [propia] supervivencia de lo que estaban en los Estados Unidos'.
Un paquistaní con estrechos vínculos con los principales dirigentes del ISI me dijo que ‘hubo un acuerdo con gente de alto rango.
Estábamos muy reacios, pero tenía que hacerse –no por el enriquecimiento personal, sino porque todos los programas de ayuda estadounidenses serían recortados. Esos tipos dijeron vamos a matarlos de hambre si ustedes no lo hacen, y el visto bueno fue otorgado mientras Pasha estaba en Washington.
El acuerdo no fue sólo para mantener los grifos abiertos, sino que también se le dijo a Pasha que habrían cosas más valiosas para nosotros'. El paquistaní dijo que la visita de Pasha también dio lugar a un compromiso de los EE.UU para darle a Pakistán ‘una mayor libertad’ en Afganistán, ya que ha comenzado la reducción de su presencia militar allí.
‘Y de esta manera nuestros jefes superiores justificaron el acuerdo diciendo que esto es por nuestro país’.
Pasha y Kayani eran responsables de asegurar que los mandos del ejército y la defensa aérea de Pakistán no realizaran un seguimiento o entraran en contacto con los helicópteros estadounidenses utilizados en la misión.
La célula americana en Tarbela Ghazi tuvo a su cargo la coordinación de las comunicaciones entre el ISI, los oficiales estadounidenses de alto nivel en su puesto de mando en Afganistán, y los dos helicópteros Black Hawk; el objetivo era asegurar que ningún solitario avión de combate de Pakistán patrullando la frontera divisara a los intrusos y tomara medidas para detenerlos.
El plan inicial indicaba que las informaciones de la incursión no deberían ser anunciadas inmediatamente. Todas las unidades del Comando Conjunto de Operaciones Especiales operan bajo un estricto secreto y la dirigencia del CCOE creía, al igual que Kayani y Pasha, que la muerte de Bin Laden no se haría pública durante siete días, tal vez más.
A continuación, una historia ficticia cuidadosamente elaborada seria emitida: Obama anunciaría que el análisis de ADN confirmó que Bin Laden había sido muerto en un ataque de un avión no tripulado en el Hindu Kush, en el lado afgano de la frontera. Los estadounidenses que planearon la misión aseguraron a Kayani y Pasha que su cooperación nunca se haría pública.
Todos entendían que si el papel de Pakistán se llegaba a conocer, habría protestas violentas -Bin Laden era considerado un héroe por muchos paquistaníes- y Pasha y Kayani y sus familias estarían en peligro, y el ejército paquistaní deshonrado públicamente.
Estaba claro para todos a estas alturas, dijo el oficial retirado, que Bin Laden no iba a sobrevivir: 'Pasha nos dijo en una reunión en abril que no podía arriesgarse a dejar a Bin Laden en el complejo ahora que nosotros sabemos que está ahí. Demasiadas personas en la cadena de mando paquistaní saben acerca de la misión. Él y Kayani tenían que contar toda la historia a los directores del comando de la defensa aérea y a unos cuantos comandantes locales.
'Por supuesto, los muchachos sabían que el objetivo era Bin Laden y él estaba allí bajo control de Pakistán’, dijo el oficial retirado. ‘De lo contrario, no habrían realizado la misión sin cobertura aérea. Fue clara y absolutamente un asesinato premeditado'.
Un ex comandante Seal, que ha dirigido y participado en docenas de misiones similares en la última década, me aseguró que ‘nosotros no íbamos a mantener con vida a Bin Laden -permitir que el terrorista viviera. Sabemos que según la ley lo que estamos haciendo dentro de Pakistán es un homicidio. Hemos llegado a captar eso. Cada uno de nosotros, cuando efectuamos estas misiones, nos decimos a nosotros mismos: “Seamos realistas. Vamos a cometer un asesinato"'.
El relato inicial de la Casa Blanca da cuenta que Bin Laden había estado blandiendo un arma; la historia estaba dirigida a marginar a aquellos que llegaron a cuestionar la legalidad del programa de asesinatos selectivos de la administración estadounidense. Los EE.UU han mantenido consistentemente, a pesar de las críticas ampliamente reportadas de las personas involucradas en la misión, que Bin Laden habría sido capturado vivo si se hubiera rendido inmediatamente.
En el complejo de Abbottabad guardias del ISI fueron estacionados durante todo el día para vigilar a Bin Laden y sus esposas e hijos. Se les había ordenado salir tan pronto como escucharan los rotores de los helicópteros estadounidenses. La ciudad estaba a oscuras: el suministro de electricidad había sido cortado por orden de ISI horas antes de que comenzara el ataque.
Uno de los Black Hawks se estrelló en el interior del recinto, hiriendo a muchos de los que iban a bordo. 'Los muchachos sabían que el tiempo de ataque sobre el objetivo [Time On Target o, TOT] tenía que ser ajustado porque despertarían a todo el pueblo al entrar’, dijo el oficial retirado. La cabina del Black Hawk que se estrelló, con su equipo de comunicación y de navegación, tenía que ser destruida con granadas de concusión, y esto crearía una serie de explosiones y un incendio visible por millas.
Dos helicópteros Chinook habían volado desde Afganistán a una base de inteligencia paquistaní cercana para proporcionar apoyo logístico, y uno de ellos fue inmediatamente despachado a Abbottabad. Pero debido a que el helicóptero había sido equipado con un receptáculo cargado de combustible adicional para los dos Black Hawks, primero tuvo que ser reconfigurado como un transporte de tropas.
El accidente del Black Hawk y la necesidad de enviar un reemplazo fueron contratiempos que tensaron los nervios y consumieron mucho tiempo, pero los Seals continuaron con su misión. No hubo tiroteo mientras se movían en el complejo; los guardias del ISI se habían ido.
'Todo el mundo en Pakistán tiene un arma y aquellos de alto perfil, como los ricos que viven en Abbottabad tienen guardaespaldas armados, y sin embargo no había armas en el complejo', señalo el oficial retirado. Si hubiera habido alguna oposición, el comando habría sido muy vulnerable.
En su lugar, el oficial retirado dijo, un oficial de enlace del ISI que volaba con los Seals les sirvió de guía en la casa a oscuras y por una escalera a las habitaciones de Bin Laden.
Los Seals habían sido advertido por los paquistaníes que pesadas puertas de acero bloqueaban la escalera en los rellanos del primer y segundo piso; la habitaciones de Bin Laden estaban en el tercer piso.
El escuadrón de los Seals utilizó explosivos para derribar las puertas, sin herir a nadie. Una de las esposas de Bin Laden estaba gritando histéricamente y una bala -tal vez una bala perdida- dio en su rodilla. Aparte de las que hicieron blanco en Bin Laden, no se hicieron otros disparos. (El recuento de la administración Obama mantendría lo contrario.)
‘Ellos sabían dónde estaba el objetivo -tercer piso, segunda puerta a la derecha’, dijo el oficial retirado. 'Ir directamente allí. Osama estaba acobardado y se retiró al dormitorio. Dos tiradores lo siguieron y abrieron la puerta.
Muy sencillo, sin complicaciones, un golpe muy profesional. ‘Algunos de los Seals se horrorizaron luego después ante la insistencia inicial de la Casa Blanca de que habían disparado a Bin Laden en defensa propia, dijo el oficial retirado.
‘¿Seis de los Seals más finos, de los más experimentados suboficiales, frente a un anciano civil desarmado, tuvieron que matarlo en defensa propia?
La casa estaba en mal estado y Bin Laden estaba viviendo en una celda con barrotes en la ventana y alambre de púas en el techo.
Las reglas de combate eran que si Bin Laden oponía resistencia alguna ellos estaban autorizados a hacer uso de la acción letal. Pero si sospechaban que podría tener algunos medios de oposición, como un chaleco de explosivos bajo su túnica, podrían también matarlo. Entonces sucede que aquí esta este tipo vestido con una túnica misteriosa y ellos le disparan.
No es porque él iba a sacar un arma. Las reglas les daba autoridad absoluta para matar al tipo’. La afirmación posterior de la Casa Blanca de que sólo una o dos balas fueron disparadas a la cabeza era ‘una mentira de mierda’, dijo el oficial retirado.
'El equipo entro a través de la puerta y lo aniquilaron. Como dicen los Seals, “le dimos en el trasero y lo despachamos”'
Después de que mataron a Bin Laden, ‘los Seals estaban allí, algunos con heridas físicas a causa del accidente, en espera del helicóptero de socorro’, dijo el oficial retirado. ‘Veinte minutos de tensión. El Black Hawk sigue ardiendo. No hay luces en la ciudad. Sin electricidad. Sin policía. No hay camiones de bomberos.
No tienen prisioneros’.
Las esposas e hijos de Bin Laden fueron dejados a cargo del ISI para ser interrogados y reubicados.
‘A pesar de toda la charla’, prosiguió el oficial retirado, ‘no había bolsas de basura llenas de ordenadores y dispositivos de memoria. Los muchachos sólo se llevaron en sus mochilas algunos libros y papeles que encontraron en su habitación. Los Seals no estaban allí porque pensaban que Bin Laden estaba operando un centro de mando para las operaciones de al-Qaeda, como la Casa Blanca más tarde diría a los medios de comunicación. Y tampoco eran expertos en inteligencia recopilando información dentro de esa casa’.
En una misión normal de asalto, el oficial retirado dijo, no habría espera si un helicóptero fue derribado. ‘Los Seals habrían terminado la misión, se habrían despojado de sus armas y equipo, y se habrían hacinado en el restante Black Hawk y di-di-maued' -argot vietnamita que significa salir en carrera- ‘de allí, con los muchachos colgando de la puertas.
No habrían volado el helicóptero -ningún equipo de comunicaciones vale una docena de vidas- a menos que supieran que estaban a salvo. En su lugar ellos permanecieron en las afueras del complejo, esperando a que llegara el autobús'. Pasha y Kayani habían cumplido todas sus promesas.
El subrepticio argumento dentro la Casa Blanca comenzó tan pronto como quedó claro que la misión había sido exitosa.
El cuerpo de Bin Laden se presumía estaba en camino a Afganistán. ¿Debía Obama mantener el acuerdo con Kayani y Pasha y fingir una semana después de que Bin Laden había sido asesinado en un ataque con aviones no tripulados en las montañas, o hacerlo público de inmediato?
El helicóptero accidentado hizo que fuera fácil para los asesores políticos de Obama exhortar por el último plan.
La explosión y bola de fuego sería imposible de ocultar, y el rumor de lo que había sucedido estaba destinado a filtrarse. Obama tenía que ‘salir al frente de la historia' antes de que alguien en el Pentágono lo hiciera: la espera disminuiría el impacto político.
No todo el mundo estuvo de acuerdo. Robert Gates, el secretario de Defensa, fue el más franco de los que insistían en que los acuerdos con Pakistán tenían que ser respetados. En sus memorias, Duty, Gates no esconde su ira:
Antes de que finalizáramos y el presidente subiera para decirle al pueblo estadounidense lo que acababa de suceder, le recordé a todos que las técnicas, tácticas y procedimientos que los Seals habían utilizado en la operación contra Bin Laden se utilizaban todas las noches en Afganistán... era por lo tanto esencial que acordáramos no revelar ningún detalle del funcionamiento de la redada.
Que lo matamos, dije, es todo lo que necesitábamos decir. Todo el mundo en esa habitación acordó mantener silencio sobre los detalles. Ese compromiso duró unas cinco horas.
Las filtraciones iniciales vinieron de la Casa Blanca y la CIA. Ellos simplemente no podían esperar para presumir y para reclamar el crédito.
Las informaciones eran en gran parte inapropiadas... No obstante la información seguía saliendo a borbotones.
Yo estaba indignado y en un momento, le dije a [el asesor de Seguridad Nacional, Tom] Donilon, '¿Por qué no todos simple y sencillamente se callan la boca?' No sirvió de nada.
El discurso de Obama fue elaborado apresuradamente, dijo el oficial retirado, y fue visto por sus asesores como un documento político, no un mensaje que debía ser presentado para su aprobación a la burocracia de la seguridad nacional.
Esta serie de declaraciones interesadas e inexactas crearía caos en las semanas subsiguientes. Obama dijo que el pasado agosto su gobierno a través de ‘una pista creíble' había descubierto que Bin Laden estaba en Pakistán; para muchos en la CIA la declaración sugirió un evento específico, como un tránsfuga.
La alusión dio lugar a un nueva historia ficticia afirmando que los brillantes analistas de la CIA habían desenmascarado una red de mensajeros que manejaba el flujo continuo de las órdenes operacionales de Bin Laden a al-Qaida.
Obama también elogió a ‘un pequeño grupo de estadounidenses' por su cuidado en evitar la muerte de civiles y dijo: ‘Después de un tiroteo, ellos mataron a Osama bin Laden y tomaron custodia de su cuerpo’.
Dos detalles más tenían que ser suministrado ahora para la historia ficticia: una descripción del tiroteo que nunca ocurrió, y una historia sobre lo que pasó con el cadáver. Obama procedió a elogiar a los paquistaníes:
‘Es importante señalar que nuestra cooperación antiterrorista con Pakistán nos ayudó a llegar a Bin Laden y el complejo donde se escondía’.
Esa declaración corría el riesgo de exponer a Kayani y Pasha. La solución de la Casa Blanca fue ignorar lo que Obama había dicho y ordenó a cualquiera que hablara con la prensa insistir en que los paquistaníes no habían jugado ningún papel en matar a Bin Laden. Obama dejó la clara impresión de que él y sus asesores no sabían a ciencia cierta de que Bin Laden estaba en Abbottabad, sino que solo tenían información ‘acerca de la posibilidad’.
Esto llevó, primero, a la historia que los Seals habían determinado que habían matado al hombre adecuado al hacer que uno de los Seals que medía seis pies de altura se acostara al lado del cadáver para hacer la comparación (Bin Laden era conocido por medir seis pies cuatro pulgadas); y luego a la afirmación de que una prueba de ADN se había realizado en el cadáver y había demostrado de manera concluyente que los Seals habían matado a Bin Laden.
Pero, según el oficial retirado, no estaba claro de los primeros informes de los Seals si el cuerpo entero de Bin Laden, o solo una parte, fue llevado a Afganistán.
Gates no fue el único funcionario que estaba angustiado por la decisión de Obama de hablar sin corroborar sus comentarios por adelantado, dijo el oficial retirado, pero él era el único que protestaba. Obama no solo engañó a Gates, él les hizo lo mismo a los demás.
Esta no era la niebla de la guerra. El hecho de que había un acuerdo con los paquistaníes y ningún análisis de contingencia de lo que iba a ser revelado si algo salía mal -eso ni siquiera se discutió.
Y una vez que salió mal, ellos tenían que inventar una nueva historia ficticia sobre la marcha'. Había una razón legítima para alguna argucia: El papel del tránsfuga paquistaní tenía que ser protegido.
Al equipo de prensa de la Casa Blanca se le dijo en una reunión informativa poco después del anuncio de Obama de que la muerte de Bin Laden fue ‘la culminación de años de trabajo de inteligencia cuidadosa y muy avanzada' que se centró en el seguimiento de un grupo de correos, entre ellos uno que se sabía estaba muy cercano a Bin Laden.
Se les dijo a los reporteros que un equipo de analistas de la CIA especialmente montado y de la Agencia de Seguridad Nacional había rastreado al mensajero a un compuesto de alta seguridad de millones de dólares en Abbottabad.
Después de meses de observación, la comunidad de inteligencia estadounidense tenía un ‘alto grado de confianza’ de que un objetivo de alto valor vivía en el recinto, y se ‘determinó que había una gran probabilidad de que [él] era Osama bin Laden.
El equipo de asalto de Estados Unidos se encontró con un tiroteo al entrar en el recinto y tres varones adultos -dos de ellos los supuestos mensajeros- fueron asesinados, junto con Bin Laden. Consultado sobre si Bin Laden se había defendido, uno de los informadores dijo que sí: ‘él opuso resistencia a la fuerza de asalto, Y fue asesinado en un tiroteo’.
Al día siguiente, John Brennan, en ese entonces asesor de Obama contra el terrorismo, tenía la tarea de hablar en favor del valor de Obama al tiempo que trataba de suavizar las inexactitudes en su discurso.
Él dio una explicación más detallada, pero igualmente engañosa de la incursión y su planificación.
En declaraciones públicas, que rara vez el hace, Brennan dijo que la misión fue ejecutada por un grupo de Navy Seals que habían sido instruidos para capturar con vida a Bin Laden, si era posible.
Dijo que los EE.UU no tenía información que sugiriera que alguien en el gobierno de Pakistán o el ejército conocía el paradero de Bin Laden: ‘No establecimos contacto con los paquistaníes hasta después de que toda nuestra gente, todos nuestros aviones estaban fuera del espacio aéreo paquistaní'. Él Hizo hincapié en el valor de la decisión de Obama de ordenar el ataque, y dijo que la Casa Blanca no tenía información ‘que confirmara que Bin Laden estaba en el complejo 'antes de que comenzara la incursión.
Obama, dijo él, ‘tomó lo que creo fue una de las decisiones más valientes que cualquier otro presidente haya hecho en la historia reciente. Brennan incrementó el número de muertos por los Seals dentro del complejo a cinco: Bin Laden, un mensajero, su hermano, un hijo de Bin Laden, y una de las mujeres que se dijo sirvió de escudo a Bin Laden.
Consultado sobre si Bin Laden había disparado contra los Seals, como se le había dicho a algunos periodistas, Brennan repitió lo que se convertiría en un mantra de la Casa Blanca: ‘Él estuvo envuelto en un tiroteo con los que entraron en el área de la casa en la que se encontraba. Y si disparó o no, yo francamente no lo sé ... Aquí está Bin Laden, quien ha estado demandando estos ataques ... viviendo en una zona que está muy lejos del frente, escondiéndose detrás de las mujeres que se pusieron delante de él como un escudo ... [Esto] simplemente habla, creo, de la naturaleza de la persona que era’.
Gates también se opuso a la idea, empujada por Brennan y Leon Panetta, que la inteligencia estadounidense se había enterado sobre el paradero de Bin Laden de información adquirida a través del ahogamiento simulado y otras formas de tortura. ‘Todo esto está sucediendo mientras los Seals están volando de regreso a casa de su misión.
Los muchachos de la agencia saben toda la historia’, dijo el oficial retirado. ‘Fue un grupo de pensionistas quienes lo hicieron’. (Pensionistas son oficiales retirados de la CIA que se mantienen activos mediante un convenio.)
'Ellos habían sido llamados por algunos de los planificadores de la misión de la agencia para ayudar con la historia ficticia. Entonces los veteranos toman parte y dicen por qué no admitir que conseguimos parte de la información acerca de Bin Laden de técnicas de interrogación mejoradas?’ En ese momento, todavía se hablaba en Washington sobre el posible enjuiciamiento de los agentes de la CIA que habían estado involucrados en actos de tortura.
‘Gates les dijo que esto no iba a funcionar’, dijo el oficial retirado. 'Él nunca estuvo en el equipo. Decidió en el último momento de su carrera no ser parte en este disparate. Pero el Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono habían llegado a creer en la historia ficticia. Ninguno de los Seals pensó que Obama iba a salir en la televisión nacional y anunciar la incursión.
El comando de las Fuerzas Especiales se puso apopléjico. Para ellos mantener la seguridad operacional era motivo de orgullo’. Había temor en Operaciones Especiales, el oficial retirado dijo que ‘si la verdadera historia de las misiones se filtraba, la burocracia de la Casa Blanca iba a echarle la culpa a los Seals’.
La solución de la Casa Blanca fue silenciar a los Seals. El 5 de mayo, todos los miembros del grupo Seal que participo en el ataque -ellos habían regresado a su base en el sur de Virginia- y algunos miembros de la dirección del Comando Conjunto de Operaciones Especiales fueron presentados con una forma de no divulgación elaborado por la oficina legal de la Casa Blanca; que prometía sanciones civiles y una demanda para cualquier persona que discutiera la misión, en público o en privado. 'Los Seals no estaban contentos’, dijo el oficial retirado.
Pero la mayoría de ellos se quedaron callados, al igual que el almirante William McRaven, que era entonces el encargado del CCOES (JSOC en inglés). 'McRaven estaba apopléjico. Sabía que había sido jodido por la Casa Blanca, pero él es un Seal de línea dura, y por lo tanto, no un operador político, y sabía que no hay gloria en delatar al presidente. Cuando Obama hizo pública la muerte de Bin Laden, todo el mundo tuvo que correr para preparar una nueva historia que tuviera sentido, y los planificadores se quedaron cargando con toda la responsabilidad.
En pocos días, algunas de las primeras exageraciones y distorsiones se habían hecho evidentes y el Pentágono emitió una serie de declaraciones aclaratorias. No, Bin Laden no estaba armado cuando fue asesinado a tiros. Y no, Bin Laden no utilizó a una de sus esposas como un escudo humano. La prensa en general aceptó la explicación de que los errores fueron el subproducto inevitable del deseo de la Casa Blanca para dar a cabida a las frenéticas demandas de los periodistas por los detalles de la misión.
Una mentira que ha perdurado es que los Seals tuvieron que combatir para llegar a su objetivo. Sólo dos Seals han hecho pública alguna declaración: No Easy Day, un relato de primera mano de la incursión por Matt Bissonnette, fue publicado en septiembre de 2012; y dos años más tarde, Rob O'Neill fue entrevistado por Fox News.
Ambos hombres habían dimitido de la Marina; ambos habían disparado contra Bin Laden. Sus relatos se contradecían entre sí en muchos detalles, pero sus historias generalmente apoyaban la versión de la Casa Blanca, sobre todo cuando se trataba de la necesidad de matar o morir cuando los Seals abrían su camino para llegar a Bin Laden. O'Neill incluso le dijo a Fox News que él y sus compañeros Seals pensaron, ‘vamos a morir’. Cuanto más nos entrenamos en eso, más nos dimos cuenta... esto va a ser una misión de un solo sentido'.
Pero el oficial retirado me dijo que en sus declaraciones iniciales los Seals no hicieron mención de un tiroteo, o de hecho, de cualquier oposición. El drama y el peligro representado por Bissonnette y O'Neill coincidían con una necesidad profundamente arraigada, el oficial retirado dijo: 'Los Seals no pueden vivir con el hecho de que mataron a Bin Laden sin ninguna oposición, y por lo tanto tiene que ser un recuento de su valor ante el peligro.
¿Los muchachos van a sentarse en el bar y decir que fue un día fácil? Eso no va a suceder’.
Había otra razón para afirmar que había habido un tiroteo en el interior del recinto, el oficial retirado dijo: para evitar la inevitable pregunta que surgiría de un asalto sin oposición. ¿Dónde estaban los guardias de Bin Laden? Sin duda, el terrorista más buscado en el mundo tenía que tener protección las veinticuatro horas. ‘Y uno de los ejecutados tenía que ser el mensajero, ya que no existía y no podíamos producirlo.
Los paquistaníes no tenían más remedio que seguir la corriente’. (Dos días después de la incursión, Reuters publicó fotografías de tres hombres muertos que dijo que había comprado a un oficial del ISI. Dos de los hombres más tarde fueron identificados por un portavoz del ISI como el presunto mensajero y su hermano.)
Cinco días después de la incursión el cuerpo de prensa del Pentágono fue provisto de una serie de cintas de video que según lo dicho por los funcionarios de Estados Unidos habían sido tomadas de una gran colección que los Seals se habían llevado del complejo, junto con un máximo de 15 computadoras. Fragmentos de uno de los videos mostraban a un solitario Bin Laden demacrado y envuelto en una manta, viendo lo que parecía ser un vídeo de sí mismo en la televisión.
Un funcionario no identificado dijo a los reporteros que la incursión produjo un ‘tesoro... la colección más grande de materiales de terroristas de alto rango', que proporcionarían conocimientos vitales sobre los planes de al-Qaida.
El funcionario dijo que el material mostraba que Bin Laden seguía siendo un líder activo en al-Qaida, proporcionando instrucciones estratégicas, operacionales y tácticas al grupo...
Él estaba lejos de ser una figura decorativa [y] continuaba dirigiendo incluso detalles tácticos de la dirección del grupo y para fomentar la conspiración' de lo que fue descrito como un centro de comando y control en Abbottabad.
"Él era un participante activo, haciendo que la reciente operación fuera aún más esencial para la seguridad de nuestra nación’, dijo el funcionario. La información era tan vital, añadió, que la administración estaba estableciendo un grupo de trabajo interinstitucional para procesarla: 'Él no era simplemente alguien que estaba bosquejando la estrategia de al-Qaida. Él estaba barajando las ideas operativas por ahí y también estaba dirigiendo específicamente a otros miembros de al-Qaida’.
Estas afirmaciones eran fabricaciones: no había mucha actividad para Bin Laden para ejercer el mando y el control. El oficial de inteligencia retirado dijo que los reportes internos de la CIA muestran que desde que Bin Laden se trasladó a Abbottabad en 2006, sólo un puñado de ataques terroristas podría estar relacionado con los remanentes de al-Qaida de Bin Laden. ‘Se nos dijo al principio’, dijo el oficial retirado, ‘que los Seals obtuvieron bolsas de objetos y que la comunidad está generando informes diarios de inteligencia sobre estas cosas.
Y luego se nos dijo que la comunidad está juntando todo y necesita traducirlo. Pero nada ha salido de ello.
Cada cosa que ellos han creado resulta no ser cierto. Es un gran fraude -como el hombre de Piltdown’. El oficial retirado dijo que la mayoría de los materiales de Abbottabad fueron entregados a los EE.UU por los paquistaníes, quienes más tarde demolieron el edificio. El ISI se hizo cargo de las esposas e hijos de Bin Laden, ninguno de los cuales se puso a disposición de los EE.UU para ser interrogado.
'¿Por qué crear la historia del hallazgo de un tesoro?’, dijo el oficial retirado. 'La Casa Blanca tuvo que dar la impresión de que Bin Laden seguía siendo operacionalmente importante. De lo contrario, ¿por qué matarlo? Una historia ficticia fue creada -que había una red de mensajeros que iban y venían con tarjetas de memoria e instrucciones. Todo para demostrar que Bin Laden seguía siendo importante’.
En julio de 2011, el Washington Post publicó lo que pretendía ser un resumen de algunos de estos materiales. Las contradicciones de la historia eran patentes. Se dijo que los documentos habían dado lugar a más de cuatrocientos informes de inteligencia en el plazo de seis semanas; advertía de complots no especificados de Al Qaeda; y mencionaba arrestos de sospechosos ‘que son nombrados o descritos en los correos electrónicos que Bin Laden recibió'. El Post no identificó a los sospechosos o reconcilió ese detalle con las anteriores afirmaciones de la administración que el complejo de Abbottabad no tenía conexión de Internet. A pesar de sus afirmaciones de que los documentos habían producido cientos de informes, el Post también citó a oficiales que dijeron que su valor principal no era la inteligencia procesable que contenían, sino que le permitieron a los ‘analistas construir un retrato más completo de al-Qaida’.
En mayo de 2012, el Centro de Lucha contra el Terrrorismo en West Point, un grupo de investigación privado, publicó las traducciones que había hecho, en virtud de un contrato con el gobierno federal, de 175 páginas de documentos Bin Laden. Los reporteros no encontraron nada del drama que había sido promocionado en los días posteriores al asalto. Patrick Cockburn escribió sobre el contraste entre las afirmaciones iniciales de la administración, de que Bin Laden era la 'araña que estaba en el centro de una red conspirativa’, y lo que las traducciones en realidad mostraban: que Bin Laden era un ‘delirante’ y tenía ‘un contacto limitado con el mundo exterior fuera de su complejo'.
El oficial retirado disputó la autenticidad de los materiales de West Point: ‘No hay vínculo entre estos documentos y el centro de contraterrorismo de la agencia. Ningún análisis de la comunidad de inteligencia.
¿Cuándo fue la última vez que la CIA:
1) anunció que tenía un importante hallazgo de inteligencia;
2) reveló la fuente;
3) describió el método para el procesamiento de los materiales;
4) reveló el cronograma para la producción;
5) describió por quién y donde se llevaba a cabo el análisis,
y 6) publicó los resultados sensibles antes de que se hubiera utilizado la información para actuar?
Ningún profesional de la agencia apoyaría este cuento de hadas’.
En junio de 2011, se informó en el New York Times, el Washington Post y en toda la prensa paquistaní que Amir Aziz había sido detenido para ser interrogado en Pakistán; él era, se decía, un informante de la CIA que había estado espiando los movimientos en el complejo de Bin Laden. Aziz fue puesto en libertad, pero el oficial retirado dijo que la inteligencia de Estados Unidos no pudo saber quién filtró la información altamente confidencial acerca de su participación en la misión. Funcionarios en Washington decidieron que 'no podían correr el riesgo de que el papel de Aziz en la obtención de ADN de Bin Laden también fuera revelado'.
Se necesitaba un chivo expiatorio, y el elegido fue Shakil Afridi, un médico paquistaní de 48 años de edad, y en algún momento un activo de la CIA, que había sido detenido por los paquistaníes a finales de mayo y acusado de ayudar a la agencia. 'Nos pusimos en contacto con los paquistaníes y le dijimos vayan tras Afridi, dijo el oficial retirado.
'Teníamos que cubrir todo el asunto de cómo conseguimos el ADN’. Pronto se informó que la CIA había organizado un falso programa de vacunación en Abbottabad con la ayuda de Afridi en un intento fallido de obtener el ADN de Bin Laden. La legitima operación médica de Afridi se ejecutó de manera independiente de las autoridades locales de salud, fue bien financiada y ofreció vacunación gratuita contra la hepatitis B. carteles publicitarios del programa se mostraron en toda la zona.
Afridi fue posteriormente acusado de traición y condenado a 33 años de prisión a causa de sus vínculos con un extremista. Las noticias del programa patrocinado por la CIA dieron lugar a la ira generalizada en Pakistán, y llevó a la cancelación de otros programas de vacunación internacional que fueron vistos como tapadera para el espionaje estadounidense.
El oficial retirado dijo que Afridi había sido reclutado mucho antes de la misión contra Bin Laden como parte de un esfuerzo de inteligencia separado con el fin de obtener información sobre sospechosos de terrorismo en Abbottabad y sus alrededores.
‘El plan era utilizar las vacunas como una manera de conseguir la sangre de sospechosos de terrorismo en los pueblos'. Afridi no hizo ningún intento de obtener ADN de los residentes del complejo de Bin Laden.
El informe de que lo hizo así fue una historia ficticia de CIA elaborada apresuradamente para inventar "hechos" en un torpe intento por proteger a Aziz y su verdadera misión. ‘Ahora tenemos las consecuencias’, dijo el oficial retirado.
‘Un gran proyecto humanitario para hacer algo significativo por los campesinos ha sido comprometido como un cínico fraude’. La condena de Afridi fue anulada, pero permanece en prisión por un cargo de asesinato.
En su discurso anunciando el asalto, Obama dijo que después de matar a Bin Laden los Seals 'tomaron la custodia de su cuerpo’. La declaración creó un problema. En el plan inicial se iba a anunciar, aproximadamente una semana después del hecho, que Bin Laden había sido asesinado en un ataque con un avión no tripulado en algún lugar de las montañas de la frontera con Pakistán / Afganistán y que sus restos habían sido identificados por medio de pruebas de ADN. Pero con el anuncio de Obama sobre su muerte a manos de los Seals todo el mundo esperaba que se produjera el cuerpo.
En su lugar, se les dijo a los periodistas que el cuerpo de Bin Laden había sido llevado por los Seals a un campo de aviación militar estadounidense en Jalalabad, Afganistán, y luego directamente al USS Carl Vinson, un súper portaviones en patrulla rutinaria en el Mar Arábigo del Norte. Bin Laden entonces había sido lanzado al mar, apenas horas después de su muerte.
Los únicos momentos de escepticismo de los medios de prensa en la conferencia de John Brennan, el 2 de mayo, fueron acerca de lo que tenía que ver con el funeral.
Las preguntas fueron cortas, al punto, y rara vez contestadas. ‘¿Cuándo se tomó la decisión de que sería lanzado al mar si se lograba matarlo?’
“¿Fue esto parte del plan desde el principio?’ ‘¿Puede decirnos por qué eso era una buena idea?’ ‘John, ¿consultó usted a un musulmán experto en eso?’
‘¿Existe una grabación visual de este entierro’? Cuando se hizo esta última pregunta, Jay Carney, secretario de prensa de Obama, acudió al rescate de Brennan: ‘Tenemos que darle a otra gente una oportunidad aquí’.
‘Pensamos que la mejor manera de asegurarse de que a su cuerpo se le diera un funeral islámico apropiado’, dijo Brennan, ‘era tomar aquellas acciones que nos permitieran hacerlo en el mar’. Brennan dijo que se consultó a ‘especialistas y expertos apropiados' y que el ejército estadounidense era plenamente capaz de llevar a cabo el funeral ‘de acuerdo con la ley islámica’. Brennan no mencionó que la ley musulmana pide que el servicio del funeral sea llevado a cabo en presencia de un imman, y no había ningún indicio de que alguno estuvo a bordo delCarl Vinson.
En una reconstrucción de la operación contra Bin Laden para Vanity Fair, Mark Bowden, quien habló con muchos altos funcionarios del gobierno, escribió que el cuerpo de Bin Laden fue limpiado y fotografiado en Jalalabad.
Otros procedimientos necesarios para un funeral musulmán se realizaron en el portaviones, escribió, 'con el cuerpo de Bin Laden siendo lavado de nuevo y envuelto en una mortaja blanca. Un fotógrafo de la marina registró el entierro a plena luz del día, la mañana del lunes 2 de mayo’. Bowden describe las fotos:
Un cuadro muestra el cuerpo envuelto en una mortaja recargada. La siguiente foto muestra el cuerpo diagonalmente en una rampa, con los pies por la borda. En el siguiente cuadro el cuerpo está tocando el agua.
En el siguiente es visible justo debajo de la superficie, las ondulaciones se extienden hacia el exterior.
En el último cuadro sólo hay ondas circulares en la superficie. Los restos mortales de Osama bin Laden se habían ido para siempre.
Bowden se cuidó de no afirmar que en realidad había visto las fotografías que describe, y recientemente me dijo que no los había visto: ‘Siempre me decepciono cuando no puedo mirar algo por mí mismo, pero hablé con alguien de confianza, que dijo que las había visto personalmente y las describió en detalle’.
La declaración de Bowden se suma a las interrogantes sobre el presunto funeral en el mar, que ha provocado una avalancha de solicitudes de información a la Ley de Libertad de Información (FOIA en inglés) la mayoría de las cuales no han producido ninguna información. Uno de ellas buscaba acceso a las fotografías. El Pentágono respondió que una búsqueda de todos los registros disponibles no había encontrado evidencia de que las fotografías del funeral hubieran sido tomadas.
Las solicitudes sobre otras cuestiones relacionadas con la incursión fueron igualmente improductivas.
La razón de la falta de respuesta se hizo evidente después de que el Pentágono realizó una investigación sobre las acusaciones de que el gobierno de Obama había proporcionado acceso a material clasificado a los creadores de la película Zero Dark Thirty. El informe del Pentágono, que fue puesto en línea en junio de 2013, señaló que el almirante McRaven había ordenado que los archivos del asalto se eliminaran de todos las computadoras militares y se trasladaran a la CIA, donde serían protegidos de solicitudes de la FOIA por la ‘exención operacional de la agencia'.
La acción de McRaven significaba que los extraños no podían tener acceso a los registros no clasificados del Carl Vinson. Los registros son sacrosantos en la marina, y los separados son guardados para las operaciones aéreas, la cubierta, el departamento de ingeniería, la oficina médica, y para información de mando y control. Ellos muestran la secuencia de los acontecimientos diarios a bordo del buque; si hubiese habido un funeral en el mar a bordo del Carl Vinson, hubiera sido registrado.
No hubo rumores sobre un funeral entre los marineros del Carl Vinson. El portaviones concluyó su despliegue de seis meses en junio de 2011. Cuando el barco atracó en su base de operaciones en Coronado, California, el contraalmirante Samuel Pérez, comandante del grupo de ataque del portaaviones Carl Vinson, dijo a periodistas que a la tripulación se la había ordenado no hablar sobre el funeral. El Capitán Bruce Lindsey, capitán del Carl Vinson, le dijo a los reporteros que él no estaba en condiciones de discutirlo. Cameron Short, uno de los tripulantes del Carl Vinson, le dijo al Commercial-News of Danville, Illinois que a la tripulación no se le habían dicho nada sobre el funeral. 'Todo lo que él sabe es lo que ha visto en las noticias’, reportó el diario.
El Pentágono entregó una serie de correos electrónicos a Prensa Asociada. En uno de ellos, el contraalmirante Charles Gaouette informó que el servicio siguió los ‘procedimientos tradicionales para el funeral islámico’, y dijo que ninguno de los marineros a bordo se le había permitido observar los procedimientos. Pero no había ninguna indicación de quien lavó y envolvió el cuerpo, o de que persona de lengua árabe llevó a cabo el servicio.
Pocas semanas después de la incursión, fui informado por dos viejos consultores del Comando de Operaciones Especiales, que tienen acceso a la inteligencia actual, que el funeral a bordo del Carl Vinson no tuvo lugar. Un consultor me dijo que los restos de Bin Laden fueron fotografiados e identificados después de haber sido trasladados de regreso a Afganistán. El consultor agregó: ‘En ese momento, la CIA tomó el control del cuerpo.
La historia ficticia era que había sido trasladado al Carl Vinson. ‘El segundo consultor coincidió en que no había habido ‘ningún funeral en el mar'. Agregó que ‘la muerte de Bin Laden era teatro político diseñado para pulir los credenciales militares de Obama... Los Seals deberían haber esperado la fanfarronería política. Es irresistible para un político. Bin Laden se convirtió en un activo de trabajo’. A principios de este año, hablando de nuevo con el segundo consultor, trate de nuevo el funeral en alta mar. El consultor se rió y dijo: ‘¿Usted quiere decir, que él no fue lanzado al agua?'
El oficial retirado dijo que había habido otra complicación: algunos miembros del equipo de los Seals se habían jactado ante colegas y otros de que habían hecho trizas el cuerpo de Bin Laden con disparos de fusil. Los restos, incluyendo la cabeza, que tenía sólo unos pocos agujeros de bala en el mismo, fueron arrojados en una bolsa para cadáveres y, durante el vuelo en helicóptero de regreso a Jalalabad, algunas partes del cuerpo fueron arrojadas en las montañas del Hindu Kush - o algo así afirmaron los Seals.
En ese momento, dijo el oficial retirado, los Seals no creían que su misión se haría del conocimiento público por Obama en un plazo de pocas horas: ‘Si el presidente hubiera seguido adelante con la historia ficticia, no habría habido necesidad de tener un funeral a pocas horas de la ejecución. Una vez que la historia ficticia quedó al descubierto, y la muerte se hizo pública, la Casa Blanca tuvo un grave problema, "¿dónde está el cuerpo?".
El mundo sabía que las fuerzas estadounidenses habían matado a Bin Laden en Abbottabad. Ciudad del pánico. ¿Qué hacer? Necesitamos un "cuerpo funcional" porque tenemos que estar en condiciones de decir que hemos identificado a Bin Laden a través de un análisis de ADN. Serían oficiales de la marina quienes saldrían con la idea del "funeral en alta mar". Perfecto. Ningún cuerpo.
Un funeral honorable de acuerdo con la ley sharia. El funeral se hace público en gran detalle, pero los documentos de la FOIA que confirma el funeral son denegados por razones de "seguridad nacional". Es el desenlace clásico de una historia ficticia mal construida -resuelve un problema inmediato, pero ante la más mínima inspección, no hay respaldo para corroborarla. Nunca hubo un plan, en un principio, para llevar el cuerpo a alta mar, y ningún funeral de Bin Laden en el mar se llevó a cabo’. El oficial retirado dijo que si se cree el primer recuento de los Seals, en cualquier caso no habría quedado mucho de Bin Laden para ser lanzado al mar.
Era inevitable que las mentiras, errores y traiciones de la administración Obama crearían una reacción negativa. ‘Hemos tenido un lapso de cuatro años de cooperación’, dijo el oficial retirado. ‘Ha tomado ese tiempo para que los paquistaníes confíen en nosotros una vez más en cuanto a la relación de ejercito a ejército en la lucha antiterrorista -cuando el terrorismo estaba aumentando en todo el mundo... Ellos sienten que Obama los traicionó.
Las relaciones apenas empiezan a normalizarse ahora debido a que la amenaza del ISIS, que empieza a mostrarse allí, es mucho mayor, y el asunto de Bin Laden está lo suficientemente lejos para que alguien como el general Durrani venga y hable de ello. 'Los generales Pasha y Kayani se han retirado y se sabe que están bajo investigación por corrupción durante su tiempo en el cargo.
El largamente demorado informe del Comité de Inteligencia del Senado sobre torturas de la CIA, publicado en diciembre pasado, documentó repetidas instancias de mentira oficial, y sugirió que el conocimiento de la CIA del mensajero de Bin Laden era dudoso en el mejor de los casos y era anterior al uso del ahogamiento simulado (waterboarding) y otras formas de tortura.
El informe provocó titulares internacionales acerca de la brutalidad y el ahogamiento simulado, junto con los macabros detalles sobre tubos de alimentación rectal, baños de hielo y las amenazas de violación o el asesinato de familiares de los detenidos que se creía retenían información.
A pesar de la mala publicidad, el informe fue una victoria para la CIA. Su principal hallazgo -que el uso de la tortura no condujo a descubrir la verdad- ya había sido objeto de debate público desde hace más de una década. Otro hallazgo clave -que la tortura llevada a cabo fue más brutal de lo que al Congreso se le había dicho -era risible, dada la magnitud de la información pública y revelaciones publicadas por los ex interrogadores y oficiales retirados de la CIA.
El informe describe las torturas que eran obviamente contrarias al derecho internacional, como violaciones de las normas o ‘actividades inapropiadas’ o, en algunos casos, ‘fracasos administrativos’. Si las acciones descritas constituyen crímenes de guerra no se discutió, y el informe no sugiere que cualquiera de los interrogadores de la CIA o de sus superiores deben ser investigados por actividad criminal.
La agencia no se enfrentó a consecuencias significativas como resultado del informe.
El oficial retirado me dijo que el liderazgo de la CIA se había convertido en experto en descarrilar serias amenazas del Congreso: ‘Ellos crean algo que es horrible, pero no es tan malo. Hay que darles algo que suene terrible. “¡Oh, Dios mío, estábamos empujando comida en el trasero de un prisionero!" Mientras tanto, no le están diciendo a la comisión sobre los homicidios, los otros crímenes de guerra, y las prisiones secretas como las que todavía tenemos en Diego García.
El objetivo era también detenerlo el mayor tiempo posible, lo cual hicieron’.
El tema principal del resumen ejecutivo de 499 páginas del comité es que la CIA mintió sistemáticamente acerca de la eficacia de su programa de tortura en la obtención de inteligencia que detendría futuros ataques terroristas en los EE.UU. Las mentiras incluyeron algunos detalles vitales sobre el descubrimiento de un agente de Al Qaeda llamado Abu Ahmed al-Kuwaiti, quien se dijo ser el mensajero clave de al-Qaida, y su posterior seguimiento a Abbottabad a principios de 2011. La supuesta inteligencia de la agencia, la paciencia y la habilidad en la búsqueda de al-Kuwaiti se convirtieron en leyenda después de que fue dramatizada en Zero Dark Thirty.
El informe del Senado reiteradamente planteó interrogantes sobre la calidad y la fiabilidad de la inteligencia de la CIA sobre al-Kuwaiti. En 2005, un informe interno de la CIA sobre la persecución de Bin Laden señaló que ‘los detenidos proporcionaron algunas pistas procesables, y tenemos que considerar la posibilidad de que ellos están creando personajes ficticios para distraernos o para eximirse de tener conocimiento directo sobre Bin Laden [sic]'. Un cable de la CIA un año más tarde manifestó que ‘no hemos tenido éxito en la obtención de inteligencia procesable sobre la ubicación de Bin Laden de ninguno de los detenidos'.
El informe también destacó varios casos de agentes de la CIA, incluyendo a Panetta, dando declaraciones falsas al Congreso y al público sobre el valor de "técnicas de interrogatorio mejoradas" en la búsqueda de los correos de Bin Laden.
Obama hoy en día no enfrenta reelección como en la primavera de 2011. Su posición a favor de la propuesta del acuerdo nuclear con Irán dice mucho, al igual que su decisión de operar sin el apoyo de los republicanos conservadores en el Congreso.
Mentir a un alto nivel, sin embargo, sigue siendo el modus operandi de la política de Estados Unidos, junto con las cárceles secretas, los ataques con aviones no tripulados, incursiones nocturnas de las Fuerzas Especiales, obviando la cadena de mando, y haciendo a un lado a los que podrían decir que no.
Publicado por La Cuna del Sol
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