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Buscando diluir el efecto del decreto de Obama


– Profetas del desastre
 – Obuses de zozobra, angustia y desesperanza 
– “Esto se va a poner peor”
 – Contra el aumento 
– Fuego mediático cerrado 

– Buscando diluir el efecto del decreto de Obama
 – Discurso catastrofista como caldo de cultivo de la violencia
 – Barriadas y universidades
 – Violencia en varios estados 
– El pueblo rechaza la violencia 
– La ultraderecha invierte a futuro 
– “Una sola chispa puede incendiar toda la pradera”
 – No podemos confiarnos ni tantico así Una de las herramientas preferidas de la derecha en Venezuela es la de profetizar el desastre, usando como punta de lanza los medios de comunicación. 

En el caso de la guerra económica, la artillería mediática lanza obuses de zozobra, angustia y desesperanza.

 Pinta el futuro lo más oscuro posible contaminando el presente e intentando opacar cualquier luz que pueda brillar. 

“Esto se va a poner peor” es el terrible pensamiento que se quiere instaurar en la mente acosada de los ciudadanos.

 En lo que atañe a la escasez, se busca además agravar la situación promoviendo compras nerviosas y acaparamiento doméstico.

 Esa operación de los voceros políticos y mediáticos de la derecha está siendo aderezada en este momento por el desmérito del aumento salarial decretado por Maduro, tildándolo de insuficiente, “hambreador”, injusto e inflacionario.

 El fuego mediático es cerrado.

 Ejemplo de ello es un artículo del agente imperialista venezolano Antonio María Delgado, publicado en el portal de El Miami Herald, pasquín mayamero de la gusanera cubana y el escualidismo venezolano que anidan en aquella ciudad gringa, uno de los principales centros mundiales de la conspiración y del terrorismo contrarrevolucionario. 

El artículo asegura que “Venezuela, que ya enfrenta niveles de escasez sin precedentes, podría ver un desabastecimiento aún mayor en el sector de alimentos en los próximos meses luego de que el régimen de Nicolás Maduro anunciara que asumirá la distribución de víveres en el país, dijeron analistas”.

 Como es de uso común, Delgado saca de debajo de la manga “expertos” económicos a su gusto, para dar credibilidad a sus sombrías profecías: 

“‘El gobierno sigue considerando que si toma el control de la distribución, va a adquirir el control político del alimento. Está buscando la distribución de alimentos como arma política’, dijo desde Caracas el columnista e ingeniero David Morán…

 ‘El desabastecimiento se va a agravar más con la nacionalización.

 Ellos lo saben, pero consideran que tienen margen de maniobra, y que el PIB per cápita en Venezuela aún permite empobrecer más a la población’, agregó Morán”. 

En Venezuela, los voceros políticos acompañan esta ofensiva, buscando entre otra cosas que se diluya lo más pronto posible el efecto de la orden ejecutiva de Obama, que hizo crecer la popularidad de Nicolás Maduro y unió a la mayoría de los venezolanos en la defensa de la soberanía de la Patria, además de reforzar el apoyo al Gobierno de la absoluta mayoría de los países del mundo, de importantes organizaciones regionales e internacionales y de las vanguardias populares de todos los países.

 Esto lo habíamos previsto en nuestro Análisis del pasado 13 de abril: “Se fue la Cumbre. Bajará la intensidad mediática en la explosión antiimperialista que ha causado la orden ejecutiva. Regresaremos a la vida cotidiana, a la guerra económica y también a las consecuencias, siempre hay que decirlo, de nuestros errores: la escasez de algunos productos, las colas, la indeseable inflación. 

Las dificultades reales y las forjadas, la guerra mediática, los discursos repetitivos, los avances y también los baches de la conciencia popular”. 

Tal cual. En ese sentido, tomemos como ejemplo las declaraciones de Juan Pablo Guanipa, coordinador de Primero Justicia Zulia, con las que inquirió al Presidente: “¿Por qué los venezolanos deben vivir de cola en cola y sufriendo los embates de la inflación? 

¿Cómo es posible que haya llevado a Venezuela a esta crisis?

 ¿En qué piensas cuando en vez de proteger al pueblo lo que haces es desampararlo? Estamos de luto porque Venezuela vive en medio del hampa y el hambre que estimula este Gobierno”. Ahora bien, el discurso catastrofista es también caldo de cultivo de los planes violentos de la ultraderecha que vienen siendo denunciados en días recientes. 

Además de las acciones paramilitares planificadas y de las cuales dio algunos detalles José Vicente Rangel en su programa dominguero, previstas a ser ejecutadas en barriadas caraqueñas y en otras zonas del país, vuelve a ser considerado como uno de los detonantes de la violencia el sector universitario, que ha vuelto a activarse a raíz del llamado a paro de los representantes de los profesores con el pretexto del tema salarial.

 Ayer hubo episodios de violencia en algunas universidades en Táchira, Mérida, Zulia, Barquisimeto y Miranda, en una acción evidentemente coordinada al nivel nacional.

 Los focos principales, por cierto bastante restringidos y focalizados, fueron la ETI de San Cristóbal, la ULA de Mérida, el Pedagógico de Barquisimeto y la Universidad del Zulia. 

Una vez entró en reflujo la ola antiimperialista desatada por el decreto de Obama, la derecha golpista vuelve por sus fueros. 

Es verdad que el pueblo en su inmensa mayoría rechaza la violencia. Luis Vicente León, opositor y presidente de la firma Datanalisis, asegura que 70 % de la población no tiene intención de participar en protestas pacíficas, mientras la socióloga, igualmente opositora, Genny Zúñiga cree que en el país ya se dio un quiebre social que no se tradujo en un estallido. Ambos consideran que las elecciones podrían resultar la válvula de escape. 

Según Datanalisis, los venezolanos no están contentos con la situación del país. Ocho de cada diez consultados, según esa encuesta, califican de “negativa” la coyuntura actual.

 Pero, de acuerdo al mismo sondeo, el 77% de los venezolanos no tienen ninguna intención de participar en protestas pacíficas, mientras que 88% rechaza participar en manifestaciones con guarimbas. 

Pero la ultraderecha está contando con sectores minoritarios apoyados por paramilitares e infiltrados para crear una matriz de protesta popular con el apoyo de la canalla mediática. 

No la tienen fácil, sobre todo por la proximidad de las elecciones parlamentarias, donde muchos ciudadanos opositores ponen sus esperanzas de avanzar hacia el derrocamiento “constitucional” del Gobierno revolucionario.

 Eso lo deben saber los conjurados, pero en realidad están invirtiendo a futuro. Si la situación creada por la guerra económica y por nuestros propios errores de planificación empeorase, los conspiradores tienen la esperanza de que en algún momento puedan aplicar el aserto maoísta de que “una sola chispa puede incendiar toda la pradera”. 

No podemos confiarnos ni tantico así.

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