LA ESTRELLA.COM.PA – Los servicios de inteligencia de Estados Unidos tantean el terreno para que su presidente, Barack Obama, aterrice mañana en Panamá, por primera vez en siete años.
Lo hará, según las autoridades, en el aeropuerto de Tocumen, al que arribará sobre las seis de la tarde, con paso expedito y, como siempre, despistando desde el aire.
Antes, sus agentes habrán revisado hospitales, armado planes ‘b’ de emergencia y fijado potenciales salidas.
Por eso, no es de extrañar que ‘La Bestia’, el Cadillac construido especialmente por General Motors para Obama en 2009, así como sus señuelos, estén ya en el país. Un portaaviones que se creía de EEUU fue considerado ayer como chatarra en tránsito.
Además de los riesgos regulares que implica para Obama una gira fuera de casa, la cumbre de Panamá supondrá un acercamiento inédito entre Estados Unidos y los líderes de dos de sus antagonistas históricos, Cuba y Venezuela.
En el último caso, el país ha sido catalogado recientemente por el gobierno estadounidense como ‘un peligro’.
Entre dientes, los hospitales privados han confirmado que personal del Servicio Secreto estadounidense ha revisado sus instalaciones; mientras, en el aeropuerto de Tocumen, los estamentos de seguridad han establecido controles ‘adicionales’ para los pasajeros que ingresen al país y los que están en tránsito (el Gobierno ha recibido también información de inteligencia de la Interpol sobre perfiles ‘riesgosos’). Aun así, aseguran que el espacio aéreo seguirá abierto como hasta ahora.
En carretera, sin embargo, Obama dispondrá de paso expedito y solitario por el Corredor Sur. Rogelio Donadío, viceministro de Seguridad, explicó que, cuando se necesite, impedirán la entrada a la autovía y esperarán a que los vehículos que estén en tránsito salgan, para que pasen los pocos líderes que lleguen por Tocumen.
Y esto, en ambos sentidos. Por eso, desde el mediodía del jueves, los funcionarios no acudirán a sus sitios de trabajo, mientras que, en el día de ayer, el Ejecutivo ultimaba detalles para establecer la fórmula de trabajo de la empresa privada.
EEUU, EL PREMIER
Un grupo de helicópteros llegó el lunes al aeropuerto de Panamá-Pacífico, cercano al hotel de Playa Bonita, en cuyo patio hay una mansión que, según fuentes oficiales, alquila el gobierno de Estados Unidos. Allí pernoctó, a finales de 2013, el vicepresidente Joe Biden, durante una visita en la que se citó con los entonces candidatos presidenciales José Domingo Arias, Juan Carlos Navarro y Juan Carlos Varela.
Paralelo a la llegada progresiva del bloque aéreo y terrestre de avanzada para Obama, la policía panameña desarrolló ayer un simulacro de rescate de rehenes en Cerro Tigre, una antigua base armada.
Según Donadío, Colombia y Chile han apoyado a Panamá en el entrenamiento de sus agentes para la cumbre, y, en cierta medida, también Estados Unidos. Pero en términos generales, el gobierno habla poco sobre el asunto.
‘Todos, desde el país más grande al más chico, han visto y han aceptado el nivel de preparación que tiene Panamá… En esta cumbre de la equidad y prosperidad, todos los presidentes tienen igual valor’, argumentó el titular.
La Embajada de Estados Unidos en Panamá no confirmó cómo manejará la seguridad de su presidente aunque remitió a información pública. En una reciente visita a México, Obama se movilizó con una serie de anillos de control conocidos como ‘burbujas de protección’.
El más próximo, de seis agentes de élite del Servicio Secreto, evita que el mandatario de EEUU tenga percances en los tumultos de gente.
Los dos agentes que van al frente vigilan las manos de las personas que se mantienen cerca del líder; otros dos cuidan a los costados, y, los dos restantes, la retaguardia.
EL RESTO DE LA BURBUJA
El segundo anillo, más lejano, custodia con drones y binoculares de alta capacidad. Más allá están los francotiradores, apostados en los edificios cercanos.
En el caso de Panamá, el gobierno confirmó que habrá un tratamiento especial en todos los balcones con ángulo de tiro hacia el Centro de Convenciones Atlapa, donde se celebrarán las plenarias de la cumbre, y donde, de hecho, no se permitirá el uso de drones a los medios.
Obama suele confundir. Su camioneta es replicada hasta 27 veces en los convoy de seguridad con los que viaja. En ella, tiene conexión satelital con las bases del FBI y del propio Servicio Secreto.
La Cadillac One —que llegó en un Boeing de la Fuerza Aérea de Estados Unidos antes que su pasajero estrella, quien estaba ayer en Washington— está blindada contra pinchazos, aunque si algo ocurriera, habría medio centenar de agentes que lo ‘rescatarían’ en camionetas de la marina de su país.
El punto de cohesión entre la seguridad del presidente de Estados Unidos y la panameña estará en la élite del Sistema de Protección Institucional (SPI), que se encargará también de los mandatarios que vendrán desprovistos de defensa. Aunque principalmente para Obama, el premier.