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Nepal: "Nos trataron como a perros"


"Nadie del Gobierno se nos acercó para ofrecernos ni siquiera un vaso del agua". "Nos estafaron". "Nos trataron como a perros". 

Son algunas de las quejas más recurrentes de quienes han salido con vida de la tragedia.

 El impacto causado por el terremoto en Nepal, el peor que el país ha sufrido en los últimos 80 años, se está convirtiendo en ira mientras los sobrevivientes afirman haber sido abandonados por las autoridades.

El saldo oficial del terremoto de 7,8 registrado el sábado pasado se eleva ya a 4.000 fallecidos, más de 8.000 heridos y unos 8 millones de afectados

Las autoridades adviertende que el número de muertos puede llegar a 10.000: el difícil acceso a algunas de las zonas hace complejo tanto el rescate como el recuento de las víctimas. 

Entretanto, el descontento aumenta en el país: los sobrevivientes, desesperados, denuncian la falta de asistencia adecuada (cuando la ha habido) en todas las regiones.

De hecho, en la capital, Katmandú, la gente no tiene tiendas de campaña suficientes.Muchas personas duermen en las tuberías de desagüe. 

Numerosos enfermos y heridos descansan a la intemperie: los hospitales carecen de espacio, personal y medicamentos suficientes para atender a todos los afectados. 

El agua potable y los alimentos también escasean.

"Nos hemos convertido en refugiados. Nadie del Gobierno se nos ha acercado ni siquiera para ofrecernos un vaso de agua. Nadie ha venido para saber de nuestro estado de salud. Nos hemos visto totalmente abandonados a nuestra suerte aquí", explica a la agencia Reuters la estudiante Sarga Dhaoubadel.

"Las botellas de agua nos las vendían a 10 dólares. Nos robaron a todos. Nos han estafado", aseguró en rueda de prensa Jonathan Herranz, turista español de 27 años y uno de los primeros europeos evacuados de Nepal, al referirse al tiempo que había pasado en el aeropuerto de Katmandú en espera de su vuelo. 

Herranz describe las condiciones en que pasó 50 horas encerrado en un aeropuerto, con la gente —tanto adultos como niños— reunidas en una pista, con "mucho frío" y sin mantas. Acentuó que no se les ofreció ni agua ni comida. 

"Nos han tratado como a perros", resume.

Hay una categoría más de víctimas silenciosas del desastre de Nepal, sostiene, por su parte, el periodista de la BBC Rani Singh. Se trata de los miles de refugiados tibetanos presentes en el país desde 1959. La mayoría de ellos viven en la ilegalidad, en numerosas aldeas remotas dispersas por las montañas, hoy reducidas a escombros en su mayoría.

 "No tienen derechos como otros residentes ni tarjetas de identidad. No tienen Estado propio y, por tanto, son invisibles", lamenta Singh.

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