Mucho más allá de mi ventana,
las nubes de la mañana
son una flor que le ha nacido a un tren.
Un reloj se transforma en cangrejo
y la capa de un viejo
da con una tempestad de comején.
Mucho más allá de mi ventana
algodones jugaban a ser un jardín,
en espera de abril.
Luego entro, los ojos
chorreando esa luz de infinito,
y es cuando necesito
un perro, un bastón, una mano, una fe.
Y tú pasas tocando
el frío con suave silencio,
y ciego te sentencio
a que nombres todo lo que ahora no sé.
Mucho más allá de mi ventana
mi esperanza jugaba a una flor,
a un jardín,
como esperando abril...
Silvio Rodríguez