El empresario y periodista Antón Jrékov sostiene que los trágicos acontecimientos del avión A320 de Germanwings estaban predeterminados hace 14 años ya que la "paranoia del 11-S" condujo a medidas de seguridad desmesuradas.
El empresario ruso Antón Jrékov señala en un artículo en el diario ruso 'Kommersant' que antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York, las puertas de la cabina del piloto no estaban blindadas y cerradas de un modo tan complicado.
"En otras palabras, si no continuara la paranoia del 11 de septiembre desde hace 15 años, con unas inspecciones antes el vuelo igualmente paranoicas, prohibiciones por alguna razón de transportar más de 100 mililitros de líquidos (como si la mitad de esta cantidad de ácido no fuera suficiente para atacar), confiscaciones de botellas del 'duty free', quitar la ropa en el control y la revisión de los cochecitos de bebé, se podrían haber salvado 149 personas", sostiene.
Jrékov recalca que "según datos preliminares, en el avión pasó lo siguiente: cuando el comandante salió de la cabina para hacer sus necesidades, el copiloto, de 28 años de edad -pero al parecer con un mentalidad de adolescente, algo típico de esta generación-, bloqueó la cabina y deliberadamente estrelló el avión contra una montaña.
Una muerte en la parte alta de los Alpes es muy artística, casi una obra de arte. Salvo por las 149 vidas, incluyendo dos docenas de niños, que no fueron tenidas en cuenta".
A quién tienen que dar ahora las gracias los familiares y los allegados de las víctimas?
¿Solo a los terroristas que presuntamente secuestraron los Boeings hace 15 años?
No estoy seguro
Analizando los sucesos desde el punto de vista técnico, el empresario indica que el que está fuera de la cabina sólo tiene tres maneras de entrar.
La primera consiste en marcar el código de cinco dígitos en la cerradura electrónica, que sin embargo no da acceso inmediatamente.
En 30 segundos el que está dentro puede abrir la cerradura o negarse a hacerlo.
La segunda es llamar a los pilotos por el intercomunicador, pulsar el código # y luego obtener o no el acceso.
Y la tercera posibilidad consiste en la llave para abrir la cabina del piloto, cuya ubicación sólo la conoce el comisario de abordo.
Por lo visto, ninguna de estas opciones funcionó a bordo del A320.
Por lo tanto, concluye Jrékov, si no existieran estas medias de seguridad "paranoicas", al sentir que algo andaba mal, el piloto simplemente habría abierto la puerta de plástico liviana y habría neutralizado al copiloto, aterrizando el avión en el aeropuerto más cercano.
"¿A quién tienen que dar ahora las gracias los familiares y los allegados de las víctimas?
¿Solo a los terroristas que presuntamente secuestraron los Boeings hace 15 años?
No estoy seguro".
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