El secretario adjunto de Comunicaciones del Departamento de Estado de los Estados Unidos, David A. Duckenfield, sostuvo un encuentro hace dos días, aquí en La Habana, con nueve contrarrevolucionarios autotitulados "periodistas independientes".
A partir de las 5.00 p.m., dicho funcionario realizó este encuentro en la residencia de Lynn Roche, Jefa de la Oficina de Prensa y Cultura de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Según fuentes diversas, el diplomático norteamericano intentó tantear sobre el terreno las dificultades que enfrentaban estos mercenarios para realizar su labor de distorsionamiento mediático de la realidad cubana, sobre todo el tema del acceso a internet.
Quejosos, los contrarrevolucionarios arguyeron toda una diversa serie de dificultades, enfatizando en la lentitud de la conectividad, los precios para acceder a la misma, aunque ninguno aludió a que existiera algún acoso o prohibición para acceder a hoteles o salas Nauta.
De hecho, aunque reconocieron que varias sedes diplomáticas les ofrecen este servicio en forma gratuita, en todos ellos primó el interés de recibir ayuda financiera inmediata para realizar su labor desestabilizadora.
A largo plazo, esperan que EE UU les resuelva las facilidades para ejercer "su profesión".
Se pudo conocer que estos contrarrevolucionarios aprovecharon la oportunidad para realizar fuertes críticas contra el gobierno, exigiendo al funcionario que su gobierno presione a Cuba para lograr cambios en su política interna.
Según las propias fuentes, el funcionario norteamericano dijo que su misión en esta oportunidad era "escuchar, más que proponer".
Entre los asistentes se encontraban los contrarrevolucionarios Miriam Celaya, Miriam Leiva, Víctor Ariel González, Roberto de Jesús Guerra, Anddy Sierra, Ivan García, Augusto Cesar San Martín y Luis Cino.
Duckenfield aprovechó también su visita a La Habana, para entrevistarse con connotados contrarrevolucionarios como Antonio González Rodiles y Ángel Moya, así como supuestos "pequeños empresarios" y otros representantes de la la mal llamada sociedad civil cubana, que no es otra cosa que integrantes de la contrarrevolución interna.
Cuba, respetuosamente, dejó que el alto funcionario se reuniera con estos provocadores, quienes esperan que el establecimiento de una sede diplomática de los EE UU en CFuba, les facilite su labor subversiva.
Percy Francisco Alvarado Godoy
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