Regalos de relojes de 12.000 euros, coches de alta gama de más de 100.000 euros, además de gastos ilimitados con las tarjetas blacks de Caja Madrid, ahora Bankia, a altos ejecutivos y cargos del PP, PSOE e IU.
Un despiporre generalizado de corrupción en un estado en situación de emergencia social, con millones de familias sin ingresos, hambre infantil, suicidios (asesinatos de estado) masivos, más de 10.000, en los dos últimos años por motivos económicos.
Una realidad de corrupción generalizada en una cueva de bandidos llamada España, donde se roba impunemente el patrimonio público, con el beneplácito de un gobierno de sátrapas, sin escrúpulos para condenar a la ciudadanía a un abismo de miseria, desempleo, desahucios y muerte con más de 150.000 enfermos/as dependientes asesinados/as en pocos meses por la retirada de las ayudas, personas mayores que malviven sin comida con pensiones de miseria, millones de ciudadanos/as sin calefacción, que se mueren de frio, que sufren temperaturas gélidas por no poder pagar las facturas de la mafia de las multinacionales de la energía.
Un buen amigo, Chema Tante, que dirige un medio digital alternativo en Tenerife, me decía estos días que no veía diferencias entre mis relatos sobre el terror fascista en Canarias y lo que estaba sucediendo en la actualidad, con desahucios violentos de familias humildes, de personas enfermas terminales, bebés recién nacidos, gente inocente, víctimas de la estafa de la mafia bancaria, de una usura que cuenta con el respaldo de un gobierno que ejerce sin pudor el más vergonzoso terrorismo de estado, que mata de hambre, tristeza, desesperación, culpabilizándonos a las personas honradas de sus robos constantes, de sus corruptelas políticas generalizadas, de una crisis generada para mantener sus saqueos, puteríos y vicios caros.
Esta banda de sinvergüenzas sigue matando de hambre y dolor, de desesperanza.
Nos quitan todo, nos roban, nos saquean los servicios públicos, logrados en años de luchas sociales, sus fosas comunes ya están en todos los cementerios y hornos crematorios de España, ya no usan pelotones de fusilamiento, asesinan de forma más sutil, con hipotecas basura, estafas, tramas corruptas, recortes sociales, pelotazos, privatizaciones y engaños constantes a una ciudadanía que no aguanta más, que en muchos casos morirá en el camino, como las personas afectadas por las mafiosas “preferentes”, en instrucciones jurídicas sin salida, que avanzan a paso de tortuga, mientras la “cosa nostra” sigue viviendo a cuerpo de rey, despilfarrando nuestro dinero de la sanidad, de la educación, de los servicios sociales, condenando a millones de personas a sobrevivir sin nada, asesinando la esperanza, el futuro de las generaciones venideras.