Pablo Gonzalez

SANDINO Y EL SANDINISMO SON INMORTALES


Manuel Moncada Fonseca//-. Hace exactamente 81 años, el 21 de febrero de 1934, asesinaron a Sandino o, más bien, creyeron hacerlo. 

No lo mataron personas particulares, aunque éstas dejaron ir contra él la carga mortal. 

El sistema opresor lo ultimó, mismo que, hoy, sigue provocando daño muy terrible por doquier. 

Anastasio Somoza García se encargó de dar la orden de ejecución; pero, más arriba, estaba Arturo Bliss Lane, quien representando al imperio yanqui, dio al primero luz verde para hacerlo. 

El Ejecutivo, encabezado por Juan Bautista Sacasa, también fue parte del magno crimen, toda vez que se cruzó de brazos, siendo, pues, incapaz de impedirlo, pese a se le informó con suficiente antelación de la detención de Sandino, Estrada y Umanzor, por una patrulla de la genocida Guardia Nacional (GN), al no más salir de la casa presidencial, y a que legalmente estaba facultado para ello. 

Su condición de pelele, como lo llamó el héroe de Las Segovias, y de nulidad sonriente, con que Darío lo caracterizó, le impidieron actuar como debía. 

Liberales y conservadores celebraron el hecho sangriento. Y los obispos proimperiales bendijeron el crimen.

SANDINO NO FUE NADA INGENUO



Conviene precisar por qué el sistema acabó con la vida del General de Hombres Libres. Y conviene porque la falta de conocimientos lleva, a no pocas personas, a atribuirle al héroe una ingenuidad que jamás tuvo. 

Sí, era un hombre de profundos sentimientos de amor hacia los pueblos y, en particular, hacia el nicaragüense. Pero, por sobre todas las cosas, actuando en nombre de ese amor, actuó como un visionario, un líder de talla gigantesca. 

Siempre supo que dirigiendo la guerra de liberación nacional (1927-1933) su vida, y la de sus compañeros de armas y de ideales, estaría permanentemente expuesta. Simplemente, asumió, sin vacilaciones de ningún tipo, los riesgos que su papel de máximo conductor de la lucha libertaria encerraba de manera forzosa.

Sandino no confiaba en ningún oligarca, mucho menos en Anastasio Somoza García, primer Jefe Director de la genocida GN, nombrado en esa investidura por los interventores yanquis. 

En enero de 1932, Sandino sostiene: “esperar la dignidad patria de Chamorro y Díaz, o Espinoza y Sacasa es, compatriotas, la peor majadería…”. 

Al respecto de este asunto, traemos a colación estas palabras del fundador del FSLN, Comandante Carlos Fonseca Amador: 

“De la observación atenta de documentos esenciales, resulta la conclusión inequívoca de que Sandino no confió para nada en la contraparte, con la que le correspondió discutir, en los meses inmediatos siguientes a la expulsión de los ocupantes armados norteamericanos”.

 Y cita, por ejemplo, lo que el General Sandino expresara en una carta: “No desconozco los peligros que mi vida puede correr en mi travesía por el interior de la república”.

POR QUÉ LO ASESINARON

De forma muy breve, digamos el porqué lo asesinaron. No lo matan por ingenuo, sino porque representó siempre un peligro para la existencia del dominio opresor interno y externo. Su proyecto de nación era por completo opuesto al de este dominio. 

Ya en su primer manifiesto, el de San Albino, declara que con su espada defenderá el decoro nacional y dará redención a oprimido. 

Esto lo deja refrendado en todos sus escritos y, sobre todo, en el conjunto de sus acciones libertarias. 

Nadie mata a un ingenuo al que se le pueda engañar con suma facilidad. 

Significa que su propio asesinato echa por tierra su supuesta ingenuidad. Y siendo consciente de cómo el peligro se cierne sobre su humanidad, declara:

 “Yo no viviré mucho tiempo. Pero aquí están estos muchachos que continuarán la lucha emprendida; ellos podrán llegar a realizar grandes cosas.”

Y no se equivocó: esos muchachos, desde el 19 de julio de 1979, comenzaron a realizar grandes cosas, cosas que hoy se multiplican día a día.

 Y el Gran Canal Interoceánico, cuya construcción ya se inició, será, por siglos, la más grande obra de los jóvenes de la Patria de Sandino.

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