La también llamada ‘hija de Hitler’, Jan Brewer (1944), ha abandonado esta semana su cargo de gobernadora de Arizona en loor de multitudes.
O para ser más precisos, en loor de las multitudes ultraconservadoras que durante los últimos seis años han arropado y aclamado sus políticas contrarias al aborto, a los inmigrantes y a buena parte de la raza humana.
Brewer abandona el cargo convertida en una figura de culto entre los rancheros analfabetos de las milicias fronterizas.
Barcelona | Ferran Barber | Diásporas / Público
Brewer devino popular en la arena política norteamericana gracias a la controvertida ley antiinmigración SB1070 promulgada bajo su mandato y a las ‘celebradas’ intervenciones públicas con las que ha defendido sus puntos de vista. Las afirmaciones más sonadas de la ex gobernadora de Arizona han sido esencialmente divididas por la Prensa progresista norteamericana en tres categorías: delirios de estulticia, arengas inspiradas por el Tercer Reich e “idas de olla”. Resulta virtualmente imposible recopilar todos sus dislates. Y todavía es más difícil conseguir interpretar su sentido profundo y las experiencias personales que forjaron algunas de sus obsesiones recurrentes. He aquí una selección de las declaraciones que más perplejidad han provocado.
1. “Considerando que mi padre murió luchando contra el régimen nazi en Alemania y que le perdí a causa de ello, duele que a una la llamen 'hija de Hitler'”.
A cualquier hija de vecina le ofendería que la llamaran de ese modo, dadas las circunstancias. Claro que su padre murió de un cáncer de pulmón hace sesenta años.
2. “No nos podemos permitir toda esta inmigración ilegal y todo lo que trae consigo: desde el crimen y las drogas a los secuestros, la extorsión y las decapitaciones”.
La frecuencia con la que Brewer ha asociado la inmigración a las “decapitaciones” ha hecho elucubrar a media intelligentsia periodística norteamericana y a un coro de hermeneutas especialistas en sicoterapia.
Por alguna razón, la popularmente llamada ‘hija de Hitler’ considera en un sentido estrictamente literal que la entrada de pobres extranjeros en su Estado pone en peligro las cabezas de los ciudadanos de Arizona.
3. “Nuestros funcionarios han encontrado en el desierto cuerpos enterrados o abandonados tras haber sido decapitados”, dijo hace cuatro años a los periodistas en defensa de la ley que pretendía promulgar.
Ninguno de los forenses que trabajan en los condados de Arizona situados en la frontera dijeron tener evidencias de ello. La propia Brewer se negó a aclarar después a qué se refería exactamente.
4. “Ya sabe que Arizona ha sido víctima de ataques terroristas… con toda esa inmigración ilegal que se cuela a través de nuestras porosas fronteras”, señaló también la gobernadora.
Al igual que en el caso precedente, jamás nadie consiguió que aclarara cuándo y dónde habían tenido lugar esos ataques terroristas de los que sólo ella tenía constancia.
5. “Ni toleramos ni toleraremos la inmigración ilegal y todo el terrorismo que conlleva”, dijo durante la misma intervención pública, en 2010.
No había duda. A la obsesión por las decapitaciones venía a sumarse la de la amenaza terrorista que, a juicio de Brewer, entraña la presencia de los paupérrimos centroamericanos que consiguen cruzar la frontera de Arizona. Brewer ha sido descrita literalmente como “idiota” por buena parte de la Prensa no conservadora gracias a afirmaciones como ésta.
6. Las “idas de olla” de la gobernadora no impidieron que fuera elegida por los ciudadanos de Arizona para un segundo mandato, en cuyo transcurso suscribió un acta “antiabortista” para la “salud y la seguridad de las mujeres” en la que se afirmaba que el embarazo comienza dos semanas antes de la concepción. Paralingüístico.
7. La gobernadora de Arizona concedió en 2012 una entrevista a la magazine del New York Times. A propósito de un proyecto de ley sobre el uso de armas, mantuvo la siguiente conversación con el periodista Andrew Goldman.-Usted ha suscrito una ley que autoriza a la gente a llevar armas dentro de los bares, siempre y cuando no beban alcohol. Yo no me sentiría muy seguro en un bar donde la gente puede ir armada. -Yo creo que el barman sabe quién está bebiendo y quién no. -Quizá, pero el barman no sabe quién lleva un arma oculta y quién no. -El 99 por ciento de la gente que tiene armas es muy responsable.
8. “Mi madre siempre me decía que al final de la vida, al margen de lo que hagas o cómo lo hagas, uno siempre deja una huella. Ese es tu legado”.
Ésta es probablemente una de las pocas afirmaciones de la gobernadora con la que nadie ha discrepado.
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