Pablo Gonzalez

FARIANAS: Un sencillo comentario para Íngrid Betancourt


Señora Íngrid:

Antes de ingresar a las FARC-EP fuimos mujeres atropelladas por las políticas estatales discriminatorias y excluyentes, principalmente por las estructuras de poder, a las que usted pertenece; pero gracias a que encontramos un espacio en la lucha guerrillera, no caímos en ese oficio tan promocionado y despreciado por la sociedad.

 En las filas insurgentes encontramos una solución a nuestra marginalidad y nos volvimos guerreras contra la descomposición de todos los sectores de la sociedad, que día a día va aumentando por culpa de los antivalores que el capital y el Estado promueven.

A pesar que nacimos en la cuna de la pobreza, jamás nos dejamos atropellar por la fantasía del mercantilismo y del modernismo sin fronteras.

Señora, se nota que conoce poco de nuestras vidas. No se deje dominar por el odio... reflexione, no invente; usted sabe que lo dicho en su entrevista respecto a nosotras son mentiras. 

En vez de utilizar el adjetivo prostituta con la pretensión de descalificarnos, mas bien hable de paz, de los cambios sociales que se requieren para la reconciliación... la prostitución es la profesión más antigua del mundo, incluso muchas mujeres de su clase la practican, eso usted lo sabe muy bien.

 Su actitud la hace ver como una mujer discriminadora y defensora de conductas patriarcales.

No olvide que cuando usted solicitaba votos no reparaba en los oficios de los y las votantes. Muchas mujeres, de las que se han visto obligadas por las políticas económicas a desempeñar ese oficio, aumentaron su número de votos y usted nunca hizo reproches. 

¿Cuál es su interés en calificarnos a la mayoría de las mujeres guerrilleras como provenientes de la prostitución?

 ¿Descalificar nuestra lucha? ¿Mostrarnos como mercancía? Sepa usted que nuestro cuerpo es libre y no lo negociamos, ni permitimos que abusen de él, para eso portamos un fusil en nuestras manos, y sobre todo nuestras convicciones ideológicas y dignidad para enfrentar la violencia de gobiernos, paramilitares y políticos burgueses.

 Además, al interior de nuestra organización, contamos con normas que unidas a los principios y valores revolucionarios nos protegen.

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