El comportamiento de Obama induce a pensar que el presidente es víctima de una cierta enajenación, lo que, junto con las controversias creadas en política interior y exterior, representaría una señal alarmante de su incapacidad para gobernar, opina Kathleen Parker, columnista de 'The Washington Times'.
"¿Estará el presidente animado para el trabajo?
¿Le importará a Obama lo que sucede?", se pregunta la autora, destacando la lentitud de su reacción respecto a crisis como la del ébola en EE.UU., la lucha contra el Estado Islámico y la generada por su partida de golf tras la muerte del periodista James Foley.