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Honduras / Mujeres: Del acoso a la violencia de las maras en Honduras


Tiempo.hn/ Lunes, 06 Octubre 2014 - 23:48 / Las hermanas Ruth Noemy López (15 años) y Mayra Leticia Ramírez (20 años), las últimas dos mujeres raptadas en la colonia Suyapa, de Chamelecón, y asesinadas el domingo en la Losusa.

SAN PEDRO SULA.- Sandra está tan asustada que ha tenido que abandonar temporalmente las clases. El miedo le corroe todos los días sus emociones y de su mente no puede borrar la idea que en cualquier momento la pueden raptar, violar y hasta matar.

Por consejos de sus maestros, Sandra, que lleva un índice académico de 95 por ciento, dejó de ir al colegio la semana pasada. Es una decisión que no le gusta, porque jamás ha faltado a las clases, pero, por ahora, es la única solución que tiene.

Sandra es una niña de 15 años, vive en el sector sureste de la ciudad y todos los días, durante 2014, ha cruzado la ciudad en autobús para estudiar su bachillerato en un instituto que está en la parte norte. 

Su rutina normal se alteró desde hace un mes, cuando un vehículo turismo, cuyas características no son reveladas aquí por razones de investigación, comenzó a seguirla, desde su casa hasta el colegio. El vehículo, que no porta placas, la persigue cuando ella va caminando y cuando viaja en el autobús.

“El carro me ha estado siguiendo desde hace varios días. Al principio pensé que era coincidencia... Nunca han bajado los vidrios para hablarme, sólo me sigue, cuando voy en taxi y cuando voy en el bus. Yo tengo miedo que un día me obliguen a subirme al carro, me violen y me maten”, dijo esta adolescente a DIARIO TIEMPO.

Antes de dejar de asistir a clases, Sandra decidió cambiar las horas de salida de la casa, sin embargo, el carro siempre ha estado merodeando la zona. Incluso, en la última semana, los familiares lo han visto circular por las calles que camina la estudiante de promoción social. 

“Ella es una muchacha bien portada. Se dedica a estudiar. Jamás sale de noche. Su rutina siempre ha sido de la casa al colegio y del colegio a la casa. Ella llama la atención porque es piel clara, ojos verdes y cabello rubio”, dijo una pariente.

Sandra se siente sicológicamente afectada y cree que ya es víctima de la violencia aunque físicamente se mantenga íntegra. Ella, dijo, no quiere ser una noticia negativa en los periódicos o una persona más que engorde la despreciable lista de femicidios.

Esta niña no es la única que sufre persecución de un posible depredador sexual. Tampoco, su caso es el único en la costa norte. 

VIOLENCIA EN LA PERIFERIA 
En Asentamientos Humanos, sector Rivera Hernández, existe una cancha de fútbol que después de las siete de la noche permanece desolada porque ninguna persona se atreve a cruzar por ella o por la calle aledaña.

“Ese es un lugar peligroso. Ya han violado a varias mujeres. Los vecinos han escuchado gritos en la noche. Algunas muchachas que eran conocidas en el sector aparecieron muertas. Quizás las violan aquí y después las matan”, dijo una mujer que vive cerca. 

Esta cancha está ubicada en la zona denominada La Frontera. Es un punto neutral. Una franja que, según los vecinos, no es controlada por ningunas de las pandillas que opera, entre ellas, la Mara 18 y la MS. 

Aunque no hay presencia de mareros, las personas que habitan en ese sector prefieren guardar silencio por motivos de seguridad, explicaron a periodistas de DIARIO TIEMPO que realizaron una investigación en la zona. 

Lo siniestro que experimentan las mujeres en este sector presenta los mismos matices en la desdicha que enfrentan las de Chamelecón, donde las pandillas, MS o 18, matan a todas aquellas que no se alinean con sus propósitos delictivos.

Las hermanas Ruth Noemy López (15 años) y Mayra Leticia Ramírez (20 años) están desde ayer en la tumba y no lograron relatar su desgracia. Por muchos años ellas estuvieron vinculadas, de manera obligada, a la Mara 18.

Las dos vendían tortillas en una modesta vivienda ubicada en la colonia Suyapa, reducto de la mara 18, y, además de ser parte del sistema de información de la organización, colaboran en otras actividades y mantenían, obligadamente, relaciones con pandilleros.

Las dos hermanas habían tomado la decisión de abandonar la colonia Suyapa con el objetivo de cortar todos los vínculos con la mara y comenzar una nueva vida. Ellas no lograron superar el obstáculo. El domingo las mataron en una cañera.

“Después de las doce (del mediodía), nosotros escuchamos bastante disparos de arma de grueso calibre”, dijo un hombre consultado por periodistas de Diario Tiempo en la temida colonia Losusa de Chamelecón.

Las hermanas vivían en una cuadra donde las paredes están pintadas con grafitis reconocidos por todos los habitantes, como las marcas “18 ST” y “XV3” los cuales indican que la zona es controlada por esta pandilla. “Pocos pero locos”, dice un muro de una casa abandonada.

El domingo, hombres que se conducían en un turismo gris las raptaron en la calle y de manera inmediata las transportaron hasta la colonia vecina, la Losusa. Frente a las cañeras las entregaron a otros sujetos que se encargaron de ejecutarlas con una carabina semiautomática de fabricación rusa, una SKS.

Antes de que las raptaran a ellas, los pandilleros también secuestraron a un joven que hasta ayer se encontraba desaparecido. Periodistas de DIARIO TIEMPO visitaron esta zona controlada por maras para conocer la vida de las fallecidas, pero los vecinos prefirieron callarse porque en esta colonia “las paredes oyen”, dijeron.

EN CHOLOMA
En Choloma, donde el 53 por ciento de la población (de 305,272) es femenina, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), los capítulos de violencia sexual se suscitan todos los días y son hasta de dominio público, en algunos casos.



“Hay muchas mujeres que han tenido problemas aquí, pero no todas lo cuentan porque les da miedo. Hace poco, me dijo la mamá de una muchacha, que un hombre de un carro la siguió y la obligó a subir. Cuando estaba adentro la puso a hacer sexo oral. La muchacha es hija de unos pastores”, dijo Cristina Montoya, una comerciante que tiene un tenderete de ropa interior en una de las calles la López Arellano.

Cuando han llegado a comprarle las prendas íntimas, algunas mujeres le han contado a Montoya que a muchas mujeres que trabajan en maquilas o asisten a los colegios a estudiar las han perseguido cuando caminan por las calles a tomar el autobús.

En esta populosa colonia dan asistencia y ayuda a mujeres víctimas de violencia organizaciones como el Movimiento de Mujeres de la Colonia López Arellano (MOMUCLAA) y Colectiva de Mujeres Hondureñas (CODEMUH), organizaciones que se mantienen allí dado que la violencia de género ha cobrado mayores dimensiones.

“Todos los días atendemos mujeres que sufren de violencia doméstica y todos los meses recibimos también mujeres víctimas de violencia sexual”, dijo Melania Reyes coordinador de la oficina local de la mujer y es coordinadora de MOMUCLAA.
CON PUÑAL EN MANO
Una mujer, que pidió que no se revelara su nombre, relató que un día, cuando se dirigía a encontrar a su madre y caminaba frente a un solar baldío por la colonia Las Américas de Choloma, distante de la López Arellano, un hombre apareció repentinamente en su camino y con puñal en mano abusó sexualmente de ella.

En ese solar baldío, según Melania Reyes, coordinadora de la oficina municipal de la Mujer, los delincuentes han ultrajado sexualmente a mujeres que caminan con destino a sus trabajos. 

Los violadores, de acuerdo con los informes que ella posee, atacan en horas de la mañana, cuando las mujeres van al trabajo, y después de las cinco de la tarde, cuando regresan a sus casas.

INFORMACIÓN
Si usted es víctima de violencia de género, visite esta página www.codemuh.net


http://tiempo.hn/naci%C3%B3n/item/3982-mujeres-del-acoso-a-la-violencia-de-las-maras-en-honduras

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