El 31 de octubre de 1992, Karol Wojtyla, alias Juan Pablo II rehabilitó a Galileo Galilei. A la siempre "sabia" Iglesia solo le hizo falta 359 años, 4 meses y 9 días para reconocer que Galileo tenia razón en la defensa de la teoría heliocéntrica y que la tierra no es el centro del Universo como dice el libro de cuentos judeocristiano, y en su habitual cerrazón seguía defendiendo por activa o por pasiva lo contrario a lo que estudiaban los niños en primaria.
La historia comienza con la publicación de "De revolutionibus Orbium coelestium" de Copérnico en 1543 al que la iglesia le da poca importancia al considerarlo una teoría en el ámbito filosófico y por estar escrito en latín, inaccesible para la inmensa mayoría de la población, pero la cosa cambia cuando Galileo comienza a defenderla con observaciones y razonamientos científicos realizados mediante la observación del firmamento con un telescopio construido por él mismo y en 1616 la Iglesia decide incluir la obra de Copérnico en el "Index librorum prohibitorum et expurgatorum" e insta a Galileo a considerar dicha teoría solo como una hipótesis y no atacar a los defensores de la teoría geocéntrica y éste se comprometió a obedecer a fin de evitar el juicio condenatorio.
Pero en 1632 un Galileo más mayor y ya enfermo, decide cometer el gran pecado de divulgar el raciocinio científico contrario a las mitológicas tesis oficiales de la Iglesia con la publicación del "Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo" escrito en italiano "vulgar" que podía entender todo el mundo, lo que le valió el 22 de junio de 1633 la condena por un tribunal de la Inquisición a un arresto de por vida y a permanecer en silencio sin poder realizar divulgación científica alguna.
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