Pablo Gonzalez

La hecatombe de Fukushima y la industria atómica nipona



El País, 11 de septiembre de 2014, página 45 (artículo firmado por Macarena Vidal Liy). En letras de gran tamaño: “Japón inicia la reapertura de sus centrales nucleares tras Fukushima”.

 Con letra también destacada pero de tamaño menor: “Dos reactores de la planta de Sendai reciben el visto bueno previo para operar”. 

Uno ambos mensajes: Japón, que antes de Fukushima cubría un 30% de sus necesidades energéticas con las nucleares (con su poderosa pata militar), inicia la reapertura nuclear; dos reactores, no 15 ni 27, menos del 5% del parque atómico nipón, reciben el visto bueno previo para poder operar.

Como es sabido, es altamente probable que el 90% de los lectores del diario se quedaran con la información de estos titulares, sin leer con detalle el resto de la noticia.. o bien que no repararan en ella.

Veamos ahora el contenido de la información. ¿Se corresponde o no se corresponde?

Japón, se afirma, dio el miércoles 10 de septiembre un nuevo paso para recuperar su sector nuclear comercial, (un sector apenas operativo, que a pesar de ello necesita cuidados y mantenimiento con enormes costes, que atraviesa graves dificultades desde la hecatombe, incidente en terminología oficial, de Fukushima).

Un nuevo paso, sólo un nuevo paso. La Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) nipona, el equivalente a nuestro Consejo de Seguridad Nuclear, ha dado el visto bueno para el reinicio de dos reactores de la planta de Sendai (que no son de Tepco, la propietaria de Fukushima, sino de Kyusu Electric Power, otra corporación nuclear-atómica japonesa). Los reactores han permanecido cerrados tres años.

Los citados reactores, el punto es esencial, no entrarán en funcionamiento de inmediato. Nada de eso. El portavoz de la NRA, Yamata Tabashi, señaló que “aún son necesarias dos revisiones adicionales de este organismo a otras instalaciones de la planta y sus mecanismos de seguridad”. Dos revisiones adicionales.

Y no sólo eso. Tendrán que dar su visto bueno, para la entrada en funcionamiento de los reactores, “no solo las autoridades locales de la prefectura de Kagoshima, sino también la población local”, punto que se anticipa más que complicado. Por lo que, con palabras del propio Yamata, "es difícil decir cuándo podrá concluir todo el proceso. Dependerá del resultado de las evaluaciones". Según los medios locales, no según la máxima autoridad de regulación nuclear, “los pasos podrían quedar completados el año próximo.” Veremos, se verá.

Por otra parte, hace apenas una semana hubo una reestructuración del Gobierno japonés (que ha incluido la renovación del Ministerio del que depende el sector atómico). La nueva ministra, Yuko Obuchi, en una rueda de prensa tras su nombramiento, indicó ”que aunque su Gobierno trabajará para fomentar el uso de energías renovables, también reiniciará el funcionamiento del sector si se garantiza su seguridad.” Lo de siempre: parole, parole, parole, para colar lo atómico y sus negocios anexos.

Así, pues, el más que nacionalista Gobierno japonés se inclina a favor de recuperar la energía nuclear, pero la mayoría de la población se mantiene en una posición muy alejada. Según una encuesta publicada en el diario Nikkei Shimbun en agosto de 2014 (tomo pie en la información dada por el propio global-imperial-atómico), el 56% de los japoneses no quiere reactivar las plantas apagadas; sólo el 32% que sí apoya esa medida. ¡24 puntos de diferencia!

Otro dato de interés: Greenpeace la calculado que el aumento de la eficiencia en el uso de la electricidad y las medidas anexas para ahorrar su consumo desde 2010 hasta 2013 “equivale al total de la energía que producirían 13 centrales nucleares, suficiente para cubrir las necesidades de 22 millones de familias en Japón.”

¿Los puntos esenciales de la información se corresponden con los titulares de la noticia? ¿O estamos ante un ejemplo más de publicidad atómica presentada como información objetiva?

Y recuérdese la afirmación del científico franco-barcelonés internacionalista Eduard Rodríguez Farré (el mismo que ayer recordaba la figura de Salvador Allende): Fukushima sigue siendo un Chernóbil a cámara lenta.

Notas:

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