Escrito por Lois Pérez Leira//
Después de la salida del Congo Ernesto Guevara se refugia durante unos meses en Tanzania para planificar sus nuevas tareas revolucionarias.
Transcurría 1965, el 21 de noviembre cuatro días antes de la instauración del control absoluto de Mobutu en Leopoldville la capital congolesa, la Columna Internacionalista de más de un centenar de combatientes encabezada por el Che, emprendió la retirada del Congo y cruzó el lago Tanganica hacia Tanzania.
Aquella misión en el Congo había supuesto para el Che un error táctico muy importante, en su proyecto internacionalista.
Las condiciones políticas y militares no fueron la idóneas, para incidir en aquella coyuntura revolucionaria.
Aquel domingo 21 a las 07:00 horas, estando cerca de la orilla de Kigona, el Che ordenó detener las dos embarcaciones en que partían y situándose una cerca de la otra, les dirigió la palabra a todos los compañeros: “Ha llegado el momento de separarnos por razones que ustedes conocen.
Yo no desembarcaré con ustedes, tenemos que evitar todo tipo de provocaciones; esta lucha que hemos librado ha sido de gran experiencia, yo espero que a pesar de todas las dificultades por las que hemos pasado, si algún día Fidel les plantea otra misión de esta índole, algunos sepan responder presente.
También espero…, se acuerden de este humilde pueblo y de los compañeros que hemos dejado en el Congo. Solamente se es revolucionario, cuando se está dispuesto a dejar todas las comodidades para ir a otro país a luchar; quizás, nos veamos en Cuba o en otra parte del mundo…”
Poco antes de desembarcar un compañero le corta el cabello y lo afeita, era necesario pasar nuevamente de incognito. Llega a territorio de Tanzania acompañado de José María Martínez Tamayo (Mbili, Papi, Ricardo), Harry Villegas Tamayo (Pombo) y Carlos Coello (Tuma).
En su estancia en Dar-Es-Salam, durante 10 semanas, el Che permaneció clandestino dentro de la embajada cubana. La sede diplomática, estaba y continúa ubicada en Lugalo Road, Plot 313, Upanga. El edificio es bastante amplio y en la parte trasera, en el primer piso, tiene un apartamento pequeño, de dos habitaciones con sala, cocina y baño donde se instalo a vivir Guevara.
El embajador cubano en Tanzania era un amigo suyo, Pablo Rivalta, quien fuera integrante de la columna invasora en 1958.
En carta que le envía Guevara a su mujer Aleida March el 28 de noviembre, sintetiza su ánimo al llegar a Tanzania:
“…todo se precipito en forma contraria a las esperanzas.
El desenlace te lo puede contar Osmany (Cienfuegos); solo te diré que mi tropa, de la que me sentía orgulloso y seguro los primeros días, se fue diluyendo, o mejor dicho, reblandeciendo como manteca en el sartén y se me escapo de la mano. Volví por el camino de la derrota, con un ejército de sombras.
Ya todo ha pasado y viene la epata final de mi viaje y la definitiva; solo me acompañaran ahora un puñado de elegidos con estrellas en la frente (las martianas, no las de comandante).”.
Al poco tiempo de esta carta Fidel le comunica a Aleida, que puede ir a visitar a Ernesto a Tanzania.
Nos cuenta Aleida: “Desde el momento que se conoció la retirada de las tropas en el Congo, tuve el consentimiento de Fidel para encontrarme con el Che. (…)
Allí me aguardaba el Che, convertido en un personaje casi desconocido para mi, afeitado y vestido sin el inseparable uniforme verde olivo que siempre llevaba en Cuba.”
El 15 de Enero Aleida March y Juan Carretero “Ariel” integrante del Departamento América, salen de La Habana haciendo escala en Praga. Desde allí hasta El Cairo donde toman otro avión a Tanzania. La compañera del Che ingresa a este país con documentación falsa, bajo el nombre de Josefina González, incluso con una peluca de cabellos negros y unos lentes, para no ser identificada.
Aleida se reencuentra con el Che, durante casi un mes y medio. Las condiciones no eran las óptimas.
Por cuestiones de seguridad permanecieron todo ese tiempo sin salir de aquella vivienda. Durante aquel largo encierro voluntario, Guevara escribió sus últimos apuntes del Diario del Congo. En su introducción dice de forma muy autocritica:
“Esta es la historia de un fracaso. Desciende al detalle anecdótico, como corresponde a episodios de la guerra, pero está matizada de observaciones y de espíritu crítico ya que estimo que, si alguna importancia pudiera tener el relato, es la de permitir extraer experiencias que sirvan para otros movimientos revolucionarios.
La victoria es una gran fuente de experiencias positivas pero también lo es la derrota, máxime considerando las circunstancias extraordinarias que rodean el episodio: los actuantes e informantes son extranjeros que fueron a arriesgar sus vidas en un territorio desconocido, de otra lengua y al cual los unían solamente los lazos del internacionalismo proletario, inaugurando un método no practicado en las guerras de liberación modernas.”
Ernesto recluido en la embajada recibía y leía con interés los periódicos de Cuba y algunos que les llegaban de Europa. En los momentos libre le daba clases de francés a Aleida. En aquellas circunstancias se saco varias fotos, que el mismo revelo en el baño de su departamento.
También aprovecho para gravarles a sus hijos unos cuentos. Guevara no tenía previsto regresar a Cuba. Su idea era trasladarse hasta algún punto de Europa y desde allí organizar el próximo objetivo latinoamericano. Esta decisión hacia más dramática la relación con Aleida y sus hijos que eran muy pequeños.
El compañero de Aleida en el viaje a Tanzania, Juan Carretero (Ariel), que en aquel entonces se desempeñaba como jefe de la Sección de América Latina de la Inteligencia cubana del Ministerio del Interior, relató su encuentro con el Che:
“Retomo mi contacto con el Che cuando nuevamente me envió Fidel a verlo en Tanzania, luego de su salida del Congo, para llevarle una carta suya y explicarle la situación que había en América Latina, y de los esfuerzos que estábamos realizando para poder crear algunas condiciones favorables a su sueño de combatir en esa región.
Porque en aquel momento él no pensaba volver a Cuba, donde podía prepararse mejor y esperar a que las condiciones operativas estuvieran más favorables para hacer ese viaje, sino que quería ir él personalmente a hacerlo.
Con este mensaje que le mandaba Fidel, logramos que percibiera esas perspectivas de poder recibir un apoyo mayor para sus planes guerrilleros residiendo en un país de la Europa socialista, y quedó convencido de lo peligroso de su idea y que mejor sería lo que se sugería para su ingreso a dicha región. Con ese objetivo aceptó viajar a Praga y esperar que el trabajo que se realizaría, para su traslado a Bolivia, estuviera listo y así poder continuar su lucha en ese otro escenario.”
Mientras el Che permanecía en la capital, el médico y amigo personal, Oscar Fernández Mel continuaba en el puerto de Kigoma, con el fin de poder reagrupar a los combatientes cubanos que se habían perdido del grupo.
Después de unos meses de realizar este cometido Mel se traslada a Dar-Es-Salam para informarle a Guevara. El propio Fernández Mel nos cuenta: “En febrero de 1966 llegue a Tanzania, después de intentar localizar a algunos de nuestros combatientes que por distintos motivos se habían desperdigado. No se podían quedar abandonados a su suerte y menos en aquellas condiciones.
Cuando cumplí la tarea encomendada por el Che me traslade hasta el lugar donde se había instalado, hasta que pudiera viajar a otro destino seguro. Sus planes políticos después de despedirse públicamente de Fidel y del pueblo de Cuba, era preparar la guerrilla en algún lugar de América del sur.
Siempre su sueño era empezarla en la Argentina. Me vi en varias oportunidades en la Embajada Cubana, donde estaba alojado. Allí hablamos mucho de lo que había sucedido en el Congo. Como el sabia y ya lo habíamos hablado personalmente, yo había sido bastante crítico con lo sucedido en esa etapa.
El me leyó partes de diario que estaba escribiendo, lo que permitía, al terminar la lectura comentar lo sucedido. El último día que nos vimos me pidió que llevara para Cuba los manuscritos de lo que sería Pasajes de la Guerra revolucionaria: Congo. Aquel día fue la última vez que nos vimos”.
Guevara durante aquellos días cuando se cansa de escribir sus apuntes sobre el Congo lee algunos de los libros que le había pedido a Aleida. También como siempre disfruta jugando al ajedrez, en esta oportunidad su contrincante era el Embajador Rivalta, con el que convivía en el mismo edificio.
En la embajada había un radiotransmisor que le permitía estar informado, de las últimas noticias que sucedían en el mundo.
Después de distintas conversaciones y cartas con el gobierno Cubano, Guevara decide trasladarse hasta Praga, donde podía determinar con mayor seguridad y tranquilidad los pasos sucesivos que tenía que realizar. La propuesta de Fidel era que regresara a Cuba. La idea del Che era quedarse en algún país capitalista, para luego trasladarse a un destino convenido de América del sur.
El Che ya se había despedido de Cuba y de su pueblo, en una emotiva carta que leyera Fidel el 3 de octubre de 1965. Esto hacia que Ernesto no podía regresar oficialmente, ya que quedaría en ridículo ante el enemigo norteamericano. En la carta de despedida le decía a Fidel: “Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.”
José Gómez Abad comenta en su libro: “Para realizar su inmediato traslado a Europa, debió cambiar su apariencia física, a fin de no ser reconocido en el trayecto por los diferentes países por donde cruzaría.
Con ese objetivo fue enviado el compañero Fisín (Luis Carlos García Gutiérrez ) a Tanzania, quien, de común acuerdo con el Che, le confeccionó una prótesis dental superior e inferior superpuesta a su dentadura, un chaleco para encorvarlo y no apareciera tan erecto, elevadores interiores en los zapatos para aumentarle la estatura, y eliminarle el pico o remolino del cabello en la cabeza, lo que unido a una vestimenta de traje y corbata, así como sombrero, dificultaba que fuese identificado físicamente, más aún que cuando viajó de Cuba a Tanzania.
En el mes de marzo de 1966, en horas de la noche, y en compañía de Ulises Estrada, el Che utiliza un pasaporte cubano, para viajar de Tanzania a Praga, con escala en El Cairo y en Yugoslavia. Este traslado del comandante Guevara con enmascaramiento, no fue tampoco detectado por los Servicios de Inteligencia de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN). Una vez más eran burlados, perdiéndole el rastro.”
En la entrada del apartamento donde vivió Guevara en la Embajada Cubana, de Tanzania, se colocó hace unos años un cartel con la efigie del Che y un letrero que expresa: “En memoria del 40 Aniversario del arribo del Che Guevara a esta casa donde vivió desde el 24 de noviembre de 1965 hasta febrero de 1966. Aquí el escribió sus memorias sobre la lucha guerrillera en el Congo donde el encabezó la brigada internacionalista cubana. Embajada de Cuba, Dar Es Salaam, 24 de noviembre 2005”.
Bibliografía Consultada.
Guevara Ernesto, Pasaje de la lucha revolucionaria: Congo.
Gómez Abad, José. De cono el Che Burlo a la CIA. Red editores. Sevilla.
March Aleida. Evocación. Mi vida al lado del Che (Ocean Sur, 2011)
Paco Ignacio Taibo II, Guevara, también conocido como el Che. Buenos Aires, Planeta.
Entrevistas:
Entrevista a José Gómez Abad “Diosdado” por Lois Pérez Leira. Vigo.
Entrevista a Oscar Fernández Mel, por Lois Pérez Leira. La Habana.