Nos quedamos sin el comunicólogo comunista, sensible y vital, libre y resistente
Vicente Romano (El Alamillo (Ciudad Real, 1935) se murió el sábado.
Vital y resistente, árbol y piedra, manchego cosmopolita que aunaba el callo de su tierra y la plasticidad de quien se ha adaptado a vivir en lugares muy diversos (Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Brasil…), fue capaz de resistir durante veinte años contra un cáncer sin perderle ni un momento la cara a la vida.
Cualquiera hubiera dicho que estaba enfermo: siguió escribiendo y pensando, y manteniendo conversaciones que podían iluminar a quien tuviera la inmensa suerte de participar en un diálogo con él. Incólume, con su enorme sentido del humor afilado hasta casi el último minuto, con ganas de comer bien, viajar y disfrutar de la existencia, hizo de la resistencia una minucia… igual que antes, en el tiempo del franquismo y el tardofranquismo, cuando él se empeñaba, a contracorriente, en la mayor de las disidencias en el mundo intelectual, la universidad y la lucha política.
Vicente representó, al mismo tiempo, el espíritu rebelde y el rigor metódico. Disidente declarado, luchador por la libertad desde bien joven, es uno de los últimos traductores de El capital, de Karl Marx, al español, traductor excelente de la poesía de Bertolt Brecht y de muchos otros volúmenes importantes, y autor de decenas de libros, propios y en colaboración.
En particular, destaca una obra que ha servido de manual de formación básica en la rebeldía política a generaciones de hombres y mujeres comprometidos con la lucha por un mundo mejor y más libre: La formación de la mentalidad sumisa, publicado por primera vez por La Catarata y que lleva ya más de diez ediciones entre España y América Latina.
Vale la pena descargarlo, y leerlo, de la sección de Libros Libres de Rebelión. Vicente era un experto en comunicación social, y durante muchos años, desde que se incorporó a la docencia en la universidad española, primero en la Universidad Complutense y luego en la de Sevilla, ha formado a centenares de jóvenes periodistas y comunicólogos en el espíritu crítico y en la mirada sensata hacia el monstruo social en el que nos desenvolvemos.
En cualquier caso, su obra es muy variada e interesante, y en ella se aúnan la profundidad filosófica, el enfoque multidisciplinar, la agudeza en la observación y el pronóstico, y la tozuda defensa de los valores más elementales de la dignidad humana, tan profundamente cuestionados por el sentido común vigente, hijo de un sistema podrido.
Vicente no tenía pelos en la lengua. Era un hombre libre con todas las consecuencias. Como tal, no tenía más remedio que ser un defensor de la libertad a ultranza. Vicente era comunista hasta la médula, más que nunca cuando casi estaba prohibido serlo de veras incluso dentro del Partido Comunista de España, del que fue un militante leal y constante, a la vez que crítico y demasiado poco escuchado en tantas ocasiones. Aunó en su sabiduría interminable la idea de socialismo con la idea de ser humano autónomo, profundamente libre, ciudadano en el sentido más completo.
Era, por tanto, un comunista que supo ver desde muy pronto algunos de los errores más graves que se cometieron en nombre del socialismo, y fue capaz de defender a capa y espada, sin recular ni medio centímetro, aquel famoso “medio litro de sangre anarquista” del que hablaba Julio Anguita.
En estampas (El Viejo Topo, 2004), Vicente Romano muestra su talento literario en estado puro. Es una colección de anécdotas autobiográficas excelentemente aprovechadas para enseñar entresijos de la Universidad y la sociedad en general, tanto en Estados Unidos como en España. Tenía una mirada de niño, una mirada de pueblo, limpia, como la de su mujer, Jacinta, ella fuerte y flexible como un junco, y tan sensata.
A Vicente nunca dejaron de causarle perplejidad muchas de las barbaridades a las que vivimos acostumbrados. En Sociogénesis de las brujas (Popular, 2007), un Vicente Romano metido a antropólogo más que convincente explora la idea de la antigua brujería como disidencia de las mujeres ante la dominación patriarcal.
En sus libros sobre comunicación social, como Ecología de la comunicación (Hiru, 2004), Atrapados en la red mediática (escrito a medias con el comunicólogo alemán Harry Pross, Hiru, 1998) o La intoxicación lingüística; el uso perverso de la lengua (El Viejo Topo, 2007), entre muchos otros, desde una perspectiva que pone como centro la dignidad humana, desnuda mecanismos profundos de coacción a través de los medios de comunicación social, enseña sobre los efectos perniciosos del desarrollo tecnológico acrítico y precipitado en que se desenvuelven los procesos de comunicación y disecciona las mil y una artimañas y procedimientos del poder para perpetuarse a través de las conciencias.
Se nos ha marchado uno de los imprescindibles.
Por lo menos, nos ha dejado sus obras, y la enseñanza, que fue enorme, y arraigó en tantos estudiantes y compañeros. Mucho me temo que a Vicente Romano le quedan muchos años de vigencia entre nosotros.
Javier Mestre (Rebelión)
DESCARGAR "ESTAMPAS": http://www.rebelion.org/docs/74635.pdf
DESCARGAR "LA INTOXICACIÓN LINGÜÍSTICA. EL USO PERVERSO DE LA LENGUA":http://www.rebelion.org/docs/71900.pdf
DESCARGAR "LA FORMACIÓN DE LA MENTALIDAD SUMISA": http://ateismo-ateo.com/Busateo/Biblioteca/R/R/Romano,%20Vicente%20-%20La%20formacion%20de%20la%20mentalidad%20sumisa.pdf
http://espina-roja.blogspot.com/2014/06/ha-muerto-el-comunicologo-comunista.html