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La misión técnica del Fondo Monetario Internacional suspendió su visita programada a Nicaragua por el temor a los 2 terremotos y más de 450 sismos que se han sentido desde el 10 de abril recién pasado en nuestro país.

 La tardanza en la llegada del asesor de confianza gubernamental no tendrá un efecto negativo sobre la excelencia del gobierno de Nicaragua en la tarea del cumplimiento de las metas macroeconómicas y de lo que ahora el FMI llama “ajustes estructurales” -en el pasado se conocieron como reformas del decálogo ampliado o 20 mandamientos del Consenso de Washington-, tales como elevar la productividad y la competitividad, reducir los desequilibrios fiscales, incentivar la demanda interna y una mayor supervisión del sector financiero.
El objetivo de la misión técnica del FMI es evaluar los resultados macroeconómicos de 2013, al disponerse ya de la mayor parte de los datos oficiales recién publicados por el Banco Central de Nicaragua (BCN) –faltan los datos del mercado laboral-, y comentar los desafíos económicos que se enfrentarán en este año. En uno de mis artículos anteriores había señalado, con base en mis datos, que el gobierno pasaría el examen, pero ahora que ya conocemos los datos oficiales haré un rápido recuento de las respuestas a las preguntas que plantea siempre el FMI.

Entre los resultados excelentes para el FMI, se distinguen un nivel de reservas internacionales netas del BCN de US$1,993 millones equivalentes a 2.47 veces el saldo de la base monetaria y a 4.25 meses de importación de bienes CIF, lo que supera las metas de la condicionalidad macroeconómica del policía financiero internacional; el esfuerzo fiscal del gobierno para proteger las reservas internacionales, demostrado con el aumento de US$43 millones en el saldo de las reservas internacionales netas “ajustadas” (RINAS), que no incluyen los montos adeudados al FMI ni los montos de encaje sobre los depósitos en dólares y del Fondo de Garantía de los Depósitos, gracias al desembolso del préstamo del BID de US$45 millones del BID para proyectos sociales en la última semana de diciembre del año pasado; el déficit fiscal del gobierno central igual a 0.9% y el déficit fiscal del sector público “consolidado” de 0.8% del PIB, que incluye las pérdidas del BCN provocadas por sus pagos de intereses y mantenimiento de valor de los títulos que emite; y la tasa de inflación anual de los precios al consumidor fue 5.7%, como resultado de una contracción monetaria, entiéndase nueva deuda pública interna, de C$1,868 millones realizada por el BCN con la colocación neta de Letras, que son subastadas semanalmente, y de Títulos Especiales de Inversión.

Entre los resultados buenos se puede apreciar el crecimiento económico de 4.6% en un segundo año consecutivo de desaceleración económica mundial; el modesto crecimiento de 5.8% del flujo bruto de inversión directa, que totalizó US$1,358 millones; y la disminución de un 1 punto porcentual del PIB en la recaudación de impuestos del Gobierno Central hasta 14.7% del PIB, debido al cambio del año fiscal, la menor tasa de inflación, el menor valor de las importaciones de bienes CIF y la exoneración del pago del impuesto selectivo de consumo a un mayor número de bienes.

Entre los resultados malos, que dicho sea de paso son estructurales y no se pueden resolver en el corto plazo, se pueden apreciar la persistencia de un déficit comercial de 20.7% del Producto Interno Bruto (PIB), no obstante el FMI jura y perjura que el córdoba no está muy sobrevaluado; y la persistencia de una elevada tasa de desocupación global que dejó, al menos, a 771 mil personas económicamente activas sin la posibilidad de generar ingresos en 2013;

Lo criticable del examen económico del gobierno es que el aumento de US$106 millones de las reservas internacionales brutas del BCN fue debido principalmente al el excedente de US$153 millones en el encaje en dólares que los banqueros llevan al BCN; y el déficit fiscal de 2013, equivalente a US$101 millones, fue posible al registro avalado por el FMI del crédito petrolero venezolano de US$559 millones como una deuda privada externa, evitando así la presencia de un déficit fiscal de 5.9% del PIB.

Entre los ahora llamados ajustes estructurales fondomonetaristas, el gobierno cumplió con el salvataje del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), pero hizo caso omiso de las exigencias del FMI para elevar en 5 años la edad de jubilación y duplicar el número de cotizaciones de los trabajadores, ya que se concentró exclusivamente en medidas de índole administrativa, es decir, aumentar ingresos y reducir gastos del INSS. 

Nunca estuve de acuerdo con la segunda exigencia del FMI, pero era conveniente elevar la edad de jubilación para las personas que ingresaran por primera vez al mercado laboral.

 Los servidores públicos también omitieron el inicio de las reformas del mercado laboral en búsqueda de una mayor productividad y formalidad de nuestra economía. 

Sin embargo, la misión técnica del FMI señaló en una visita anterior que aceptarían la reforma del fondo de pensiones de seguridad social aprobada por el gobierno, lo cual no bajaría la nota del examen económico.

En lo que no estoy de acuerdo es con lo afirmado por el representante residente del FMI en Nicaragua, Juan Fernando Zalduendo, de que “la visita del FMI” a nuestro país “es más informal de alguna manera”. 

¿Acaso no es formal el resultado de la gestión macroeconómica del Gobierno de Nicaragua en 2013? 

¿Acaso la asesoría de confianza del FMI es irrelevante para el Gobierno de Nicaragua?

 ¿O al FMI ya no le interesa el caso de Nicaragua?

http://nestoravendano.wordpress.com/2014/04/23/temor-y-complacencia/

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