Cuba y el Instituto Unificado de Investigaciones Nucleares (IUIN) de Dubná, Rusia, alistan nuevas acciones para ampliar la colaboración en la aplicación de tecnologías de avanzada de beneficio directo para la salud pública de la isla.
Recientes conversaciones sostenidas al respecto favorecerán en el campo de la imagenología en diagnósticos médicos y también en proyectos de nanotecnología vinculados a la salud, dijo a Prensa Latina una fuente de la Agencia de Energía Nuclear del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la mayor de las Antillas.
Fidel Castro Díaz-Balart, asesor científico del Consejo de Estado de Cuba, encabezó una delegación que participó en la sesión del Comité de Representantes Plenipotenciarios de los Estados Integrantes del IUIN, institución fundada en 1956, de la cual Cuba es miembro desde 1976.
La representación cubana que asistió también a una reunión del Comité de Finanzas (CF) del complejo científico de Dubná estuvo integrada por el embajador en Rusia, Emilio Lozada, José Luis Dona, representante ante el CF, y el consejero de la legación diplomática Rolando Zayas.
Una visita a la Universidad Internacional de esa localidad situada a 110 kilómetros de Moscú, propició un encuentro con su rector, doctor Dmitri Fursaev, quien invitó a que jóvenes cubanos vengan a estudiar en este plantel puntero mundial de la nanotecnología y las especialidades nucleares.
El desarrollo cultural logrado en Cuba a partir de la campaña de alfabetización de 1961 y la continuidad de un programa ininterrumpido de educación propició que en la década de 1980 la isla iniciara un ambicioso programa de desarrollo nuclear.
Fueron creados en esos años el Centro de Estudios Aplicados al Desarrollo Nuclear, el de Isótopos, el Instituto Superior de Ciencias y Tecnologías Nucleares, hoy de Tecnologías y Ciencias Aplicadas, y el Centro de Información de la Energía Nuclear (hoy Cubaenergía).
Otra institución científica estructurada en esa etapa fue el Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones, que entre otros resultados estudió la situación de más de 20 mil niños procedentes de las zonas afectadas por el accidente de Chernobil.
Aquel esfuerzo estaba encaminado a lograr un balance apropiado de fuentes energéticas, a partir de que el país carecía, como carece todavía, de grandes recursos derivados de los combustibles fósiles.
Una de las alternativas más establecidas y con un desarrollo tecnológico apropiado era entonces la energética nuclear en colaboración con la Unión Soviética, cuyo derrumbe y desintegración eliminó esa aspiración.
Sin embargo, las diversas instituciones creadas desempeñaron un papel importante en la formación de miles de especialistas altamente calificados y en la creación de nuevas capacidades vinculadas a la ciencia y a un desarrollo tecnológico multidisciplinario.
Aquellos esfuerzos y otros resultados que colocan a Cuba en la vanguardia de la biotecnología y la industria médico farmacéutica abren espacio a proyectos como los que se valoran ahora con el IUIN de Dubná.
(Con información de Prensa Latina)