En Siria, como consecuencia de la guerra civil desatada, con la convivencia de Occidente, han perecido allí más de once mil niños, más de un millón viven en campamentos de refugiados, en el país reina el caos, su economía e infraestructura están por los suelos.
¿Por qué Occidente no concentra su conciencia humanitaria en esa catástrofe de veras espeluznante de nuestros tiempos?
Sin embargo, la opinión pública occidental, como la ola de un maremoto, avanza en la dirección programada: los sondeos de opinión, las declaraciones de expertos de todos los pelajes y de políticos apuntan solo a Rusia como el “agresor” contra la “independencia ucraniana”.
De la misma manera que son contados los periodistas occidentales que toma en cuenta el evidente paralelo de Kosovo y Crimea. Sin embargo, la historia misma se encarga de poner las cosas en su lugar.
El domingo comienza el referendo en Veneto, región administrativa de Italia integrada por siete provincias, entre ellas, Venecia, Verona, Padua. La separación de Italia es respaldada por el 65 % de la población de la región. Es cierto que la opinión pública ha comenzado a preguntarse si no será engañada por los políticos falsos…
Los expertos destacan que, los europeos no son en absoluto tan agresivos como los políticos. Según un último sondeo, ni las sanciones económicas contra Rusia, ni menos la intromisión militar del lado de Ucrania es apoyada por aunque sea un número considerable de europeos.
En la consulta del sitio del periódico berlinés Der Tagesspiegel participaron doce mil lectores, de los que, el 80 % respaldó la opinión “sobre la falsedad de la crítica de parte de Occidente y, la defensa por Rusia de los intereses legítimos”.
Tan solo un 4 % se pronunció a favor de “la injerencia militar del lado de Ucrania”, y una tasa similar, por la exclusión de Rusia del G-8. A fin de cuentas, debido a la renuencia de la mayoría de los alemanes de ir a la confrontación contra Rusia, o de los intereses de los negocios de Alemania en Rusia, la canciller Ángela Merkel se pronunció también contra las sanciones.
Sin embargo, no cabe abrigar esperanzas en la cordura de Occidente, considera Borís Shmeliov, del Centro de política exterior de Rusia, del Instituto de Economía de la Academia Nacional de Ciencias.
Y ello porque la meta final de la aventura ucraniana es la de sacar a Rusia de la región del mar Negro, conservando Crimea dentro de Ucrania. Por tal razón también es que se niega al pueblo de Crimea, a diferencia de los kosovares, el derecho a la autodeterminación:
–La crisis ucraniana ha mostrado que Occidente considera a Rusia como su adversario geopolítico, contra el que es necesario aplicar la política de la disuasión.
Europa no necesita una Rusia fuerte, segura de sí misma. En las mentes de muchos políticos occidentales continúa arraigada la vieja idea, formulada allá por fines del siglo XIX en el estado mayor del ejército austro-húngaro, en el sentido de que Rusia sin Ucrania es una potencia de segunda categoría.
De ahí que la tarea de los políticos occidentales sea la de impedir las relaciones político-militar es y económicas entre Rusia y Ucrania.
Y para alcanzar el objetivo de debilitar las posiciones de Rusia recurren a todos los medios, de los que el principal es la guerra informativa, la que Rusia pierde al no contar con recursos adecuados, considera Borís Shmeliov:
–Y es que, quien controla la información controla la opinión pública y la situación en la sociedad, en el país, en el continente y, por consiguiente, en el mundo también. Pero Rusia pierde en esa guerra informativa, debido a que sus recursos son incomparables frente a los de Occidente.
Sin embargo, la presente situación en Ucrania, con la llegada al poder de las fuerzas ultranacionalist as, con el desenfreno de la anarquía y el bandidaje no satisface tampoco a la UE.
Pues, Bruselas no tenía en sus planes tal desarrollo de los hechos, considera Alexéi Kuznetsov, del Instituto de Economía Mundial y de Relaciones Internacionales de la Academia Nacional de Ciencias:
–En un comienzo existía la idea de ampliar los mercados de venta para las mercancías europeas mediante la firma de un acuerdo de asociación con la UE. Yanukóvich se negó en el último momento a hacerlo, entre otras cosas, con la argumentación ponderable de Rusia y, la UE tomó la decisión de sacar a Yanukóvich. Pero, el proceso iba más adelante a escapar a todo control.
Un hecho es claro: todo pueblo tiene derecho a vivir con el gobierno que desea. Esa es justamente la democracia, subraya el interlocutor de La Voz de Rusia. Los crimeanos tienen derecho a pronunciarse. Más aún que existe el precedente kosovar rotundo, indica Alexéi Kuznetsov:
–En esto puede trazarse solo un paralelo, el de Kosovo. Porque los kosovares se pronunciaron, por mayoría de votos, a favor de la separación de Serbia, y la UE respaldó muy rápidamente esa determinación, a pesar de los argumentos ponderables de las otras partes.
En tanto, en la UE misma se han perfilado tendencias centrífugas. A continuación de Escocia y de Cataluña decidió separarse también la religión italiana de Veneto. Es más, el referendo sobre la independencia se realiza ya este domingo. A juicio de Borís Shmeliov, dentro de Europa se observan cambios serios:
–Aquello que observamos en Italia, España, Bélgica, Gran Bretaña revela que, el Estado nacional que existía en esa región durante siglos comienza a extinguirse. Se trata de la denominada Europa de las regiones, en que existe una cierta unión general de Estados en forma de la UE, una cierta alianza política y económica pero, en los marcos de esa asociación, los Estados se desintegran, se recomponen, se unen entre sí para desplegar una determinada actividad económica.
Esta tendencia constituye la manifestación del agudo y delicado problema nacional, el que irá agravándose a medida que sea ignorado por Bruselas. Naturalmente que, a medida que se agudiza irá cambiando también la opinión pública con respecto a la autodeterminació n de Crimea.
A juicio de Alexéi Kuznetsov, Europa se encuentra en los umbrales de una nueva configuración:
–Es un secreto a gritos que muchos países de la UE menoscaban los derechos de las minorías étnicas. Las variantes son dos: ora la UE va a aplicar una política democrática equilibrada con respecto a las minorías nacionales, ora seremos testigos de la partición de los países en enclaves nacionales.
En abril se celebran las elecciones al Parlamento Europeo, cuyos resultados pueden robustecer los ánimos separatistas en el Viejo Mundo.
Y ello porque, según las previsiones, al organismo legislativo de la UE va a llegar hasta un 30 % de los adversarios de la Europa unida.
¿Y qué vendrá después? ¿La desintegración de la UE? ¿La desintegración de Estados, muchos de los que fueron creados en el siglo XIX? Es muy posible, considera Borís Shmeliov:
–Las tendencias centrifugas que se perfilan en Europa pueden conducir a que muchos Estados de Europa Occidental se desintegren, a que se construya un nuevo sistema de relaciones entre los Estados que surjan en su lugar.
Es difícil prever cómo va a repercutir ese proceso en el funcionamiento de la UE, de la OTAN. Pero, es evidente que Europa está cambiando.
Dentro de poco van a sobrar los quebraderos de cabeza de la UE. No son pocos los de ahora.
De ahí que, la exacerbación del conflicto entre Rusia y Ucrania, por más que se quieran destruir los lazos históricos entre los dos pueblos, resulta del todo extemporánea.
Y los europeos lo entienden perfectamente.