Las autoridades de Moscú analizaron las consecuencias para el mercado alimenticio de la capital rusa que tendrían las sanciones adicionales a Rusia que están estudiando implementar los países de la Alianza del Atlántico Norte.
La dependencia de los suministros del extranjero, que sí existe, no es irreversible, reveló al respecto el director del Departamento de Comercio y Servicios moscovita citado por la agencia de noticias Itar-Tass.
Moscú compra al extranjero un 67% de la carne consumida y el 40% llega de los países de la OTAN, precisó la fuente. Por otro lado, un 20% de la carne que se comercializa en Moscú viene de Brasil.
"Si los países que forman parte de la Alianza dejan de suministrar alimentos, las cadenas minoristas tendrán que buscar unos nuevos proveedores de bayas y frutas.
Las plantas de procesados cárnicos orientados a la materia prima importada tendrán que buscar unos suministradores alternativos de carne de cerdo y vaca".
El sector alimenticio de Moscú se reorientaría y aprovecharía más las ofertas de los productores de América del Sur, ampliaría ante todo la presencia brasileña en el mercado.
Para suplir la merma en la carne de pollo los funcionarios estiman que con aumentar las compras a Bielorrusia y las propias regiones rusas será suficiente.
Aún más, Moscú compra al extranjero un 85% de las frutas y bayas, siendo los países de la OTAN los suministradores de casi la mitad de todo el volumen consumido.
El Departamento de Comercio capitalino destacó en especial la aportación de España, Polonia y los Países Bajos. Y es que el clima ruso no permite cultivar muchas de esas frutas.
No obstante, los países de la Comunidad de Estados Independientes y China son capaces de ampliar su oferta.
Es más, a sabiendas de los riesgos que corre Moscú, los países de Asia Central ya están aumentando sus tierras de cultivo, obedeciendo a las reglas del mercado, indicaron los funcionarios.
Tampoco se esperan muchos problemas con los productos lácteos.
Algunos pueden estar relacionados con la mantequilla, porque la capital rusa consume grandes volúmenes de este producto adquiridos a Nueva Zelanda.
Sin embargo, un eventual déficit podría ser compensado rápidamente aumentando las compras a Bielorrusia.
En cuanto a la propia Ucrania, que sirve de pretexto para todas las sanciones aplicadas y las que están en estudio, durante los recientes meses sus autoridades "prestaban poca atención a la agricultura y su participación en el mercado de Moscú es mínima".