La excusa buscada por los que pretenden empujar a Crimea a un conflicto civil acaba de ser servida en bandeja: un soldado ucraniano ha muerto por disparos en una base militar leal al régimen golpista.
El incidente ha sido presentado por el gobierno neonazi de Kiev como un ataque de fuerzas rusas, aunque tal versión, además de ser rotundamente desmentida por Moscú, carece de lógica ninguna, dado que el aplastante triunfo del referéndum de anexión de Crimea a Rusia deja a los acuartelamientos militares pro-ucranianos en una situación de absoluto "fuera de juego".
Si las fuerzas pro-rusas quisieran la rendición de estos militares bastaría con cortar los suministros a sus bases y aguardar a negociar los términos de la rendición.
Más bien cabe pensar en una provocación orquestada para poder desencadenar un conflicto civil que podría convertir a la región en un nuevo Kosovo.
El nuevo poder ucraniano ya ha dado muestras de su absoluta falta de escrúpulos con elmontaje de los francotiradores desenmascarados en Kiev, y la presencia de mercenarios de Blackwater, expertos en este tipo de ataques de bandera falsa, sobre el terreno, parece indicar que nos hallamos ante un nuevo fraude.
De hecho, el títere de la OTAN en Kiev, Yatsenuik, no ha esperado a que se aclarase el incidente para proclamar que el conflicto "ha entrado en fase militar".
Es lo que sus amos esperaban para desplegar sus fuerzas frente a Rusia. Con la puesta en marcha de la agenda pactada por E.E.U.U. y la U.E. el conflicto de Crimea puede desencadenar un enfrentamiento de consecuencias imprevisibles.
(posesodegerasa)