John Locke, padre del liberalismo |
Los esclavos “no pueden ser considerados parte de la sociedad civil, cuyo fin principal es la conservación de la propiedad”.
El colonialismo ha sido un mal endémico profundamente arraigado al liberalismo que dura hasta nuestras días.
Ni los más brillantes pensadores y humanistas de ese movimiento, como John Stuart Mill, escapan a esta visión racista y clasista del mundo.
Por Mikel Itulain
¿Qué es el liberalismo?
El liberalismo es la tradición de pensamiento que centra su preocupación en la libertad del individuo… 1
Bien, si es eso, entonces, como se plantea el historiador y filósofo Domenico Losurdo, ¿por qué alguien como John Calhoun, vicepresidente de los Estados Unidos de mediados del siglo XIX, que remitiéndose a John Locke, pensador inglés y padre del liberalismo, defiende de forma apasionada esa libertad del individuo, ataca al fanatismo y defiende a su vez los derechos de las minorías, cómo al mismo tiempo, por otro lado, ve a la esclavitud como “un bien positivo” al que la civilización no debe de renunciar?
¿Cómo conciliar semejante disparate, semejante incongruencia?
¿No era liberal John Calhoun? o, por el contrario, lo era plenamente. Del mismo modo, tendríamos también a buena parte de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, como, por ejemplo, Thomas Jefferson, que en el fondo defendía la desigualdad entre razas y, claro, siendo la raza blanca superior a las demás
No es su condición [la de la esclavitud], sino la naturaleza, la cual ha producido la distinción. 2
¿De qué defensa de la libertad del individuo se puede hablar si precisamente este está sometido a la mayor privación de ellas, a la de la esclavitud?
Hablemos claro, sí es su condición, la de la esclavitud, y no su naturaleza la que ha producido la distinción. Situación que no le permitió desarrollarse como persona, cultivarse, defender sus derechos y finalmente vivir una vida plena.
Y, ¿si miramos al padre del liberalismo, a John Locke?
Locke es “el último gran filósofo que trata de justificar la esclavitud absoluta y perpetua”. Por otra parte, esto no le impide denigrar con palabras de fuego la “esclavitud” política que la monarquía absoluta quería imponer… 3
Bueno, creo que vemos el mismo patrón. Defender la libertad de forma teórica y retórica, defender también la libertad propia, pero ser indiferente, cuando no contrario, a la libertad de los demás, de aquellos con los que no se comparten intereses particulares, especialmente intereses de clase. Calhoun era meridiano al respecto:
Él [George Washington] era una de los nuestros, un propietario de esclavos y un dueño de plantaciones. 4
Como vemos, aparecen bien pronto los intereses de clase, los intereses materiales, las propiedades y riquezas de los dueños.
El Liberalismo marcará a fuego una etapa de privatizaciones de terrenos comunales que causará una verdadera tragedia, especialmente en el medio rural.
Más significativa aún que el agravamiento de las penas es la criminalización de comportamientos hasta ese momento del todo lícitos.
El cercado y la apropiación de tierras comunales experimentan un gran auge; y el campesino o el ciudadano que tarda en darse cuenta de la nueva situación se convierte en un ladrón, en un criminal que debe ser castigado con todo el rigor de la ley. 4
Este comportamiento brutal, completamente injusto y tiránico es justificado por Locke, tanto en el robo de tierras a los nativos norteamericanos como en el cercado de comunales en la misma Inglaterra. Así, de este modo:
…el campesino cae en la condición de ladrón, el cazador se transforma en cazador furtivo: y también en este caso, el terrorismo del código penal se encarga de hacer respetar la acción violenta. 4
Creo que esta historia de violencia, abusos y arbitrariedad impuesta por estos nuevos caciques ya la conocen, aquí en Navarra la vimos bien, como se vio en el sur de España, por ejemplo en Extremadura.
El liberalismo se ganó a pulso el desprecio y rechazo de la gente local de aquellos lugares donde intentó medrar.
Vean si no como trataban estas malas bestias ilustradas al hombre que vivía en el campo y que buscaba su propio sustento
…a los campesinos culpables de caza ilegal se les infligen “las penas más duras y desproporcionadas”, ya que “quien ha hecho esas leyes y quien se sienta después en los tribunales, en calidad de magistrados y jurados”, es la aristocracia, precisamente, la clase que se ha reservado el monopolio del derecho de caza. 5
En las ciudades el comportamiento de la nueva aristocracia era todavía peor, Karl Marx ya denunciaba “el enorme robo de niños” en las casas de pobres y huérfanos para utilizarlos como mano de obra carente de voluntad al servicio de los que buscaban enriquecerse con ellos. 6
En otras palabras, con los pobres se podía hacer lo que se quisiese menos tratarlos como a personas, venderlos, comprarlos, explotarlos, abusar de ellos… De esta forma no resultará tan extraño que otro liberal, el pensador inglés Jeremy Bentham propusiese:
“Una casa de inspección, a la que fuera entregado un grupo de niños desde su nacimiento, permitiría un buen número de experimentos [...] 7
Como comenta Domenico Losurdo Bentham pensaba incluso en experimentos de carácter eugenésico. Podemos ver que los nazis también en esto tuvieron sus predecesores.
En estas condiciones de degradación moral no resultará tampoco extraño ver que la venta de niños en Inglaterra fuese común y que su precio fuese inferior al de los esclavos en América. 8
Que las personas que sufrían los abusos de estos patronos tratasen de organizarse sentaba mal a estos, pues según Mandeville, el filósofo, médico y economista político:
…los siervos deben ser considerados responsables de una subversión inadmisible “usurpan cada día los derechos de sus patronos y hacen de todo por ponerse a su nivel”; están “perdiendo ese sentido de inferioridad que solo podría hacerlos útiles al bienestar público”. 9
Locke expone claramente quién es parte de la sociedad y quién no, es decir, quién debe ser tratado como persona o no.
Y cual es el fin último de esa sociedad, mantener el estatus político, social y económico de sus dueños.
Los esclavos “no pueden ser considerados parte de la sociedad civil, cuyo fin principal es la conservación de la propiedad”. 10
El colonialismo ha sido un mal endémico profundamente arraigado al liberalismo que dura hasta nuestras días. Ni los más brillantes pensadores y humanistas de ese movimiento, como John Stuart Mill, escapan a esta visión racista y clasista del mundo.
Ni siquiera Mill alberga dudas acerca de dominio que la “raza europea” está llamada a ejercer sobre el resto del mundo. Es cierto que él se pronuncia por el reconocimiento del derecho al autogobierno de las “colonias de raza europea”. Pero solo para estas. 11
Él, Mill, ve al despotismo como un “modo legítimo de gobierno cuando se trata de pueblos bárbaros”, siempre, claro, que tenga como fin su progreso y que los medios justifiquen el fin. John Stuart Mill no es un hombre despiadado como gran parte de los representantes del liberalismo, pero está cargado con el prejuicio de la superioridad de los europeos y de su cultura.
Prejuicio que no sabe apreciar los talentos y virtudes de otros pueblos y culturas, más por desconocimiento que por discernimiento y entendimiento de lo que se habla. Bien se sabe que se desprecia lo que se ignora.
Así mismo, este prejuicio se ha utilizado infinidad de veces como excusa para someter, esclavizar y explotar a multitud de países y culturas a lo largo del mundo.
Y a fe que no se ha perdido este mal hábito hasta el mismo día de hoy.
Notas:
1. Domenico Losurdo. Contrahistoria del liberalismo. El Viejo Topo. 2005. p. 5.
2. Mikel Itulain. El racismo en Thomas Jefferson. ¿Es posible la paz? 2.3.2014. Enlace
3. D. Losurdo. p. 13.
4. Ibid. p. 84-85.
5. Ibid. p.86.
6. Ibid. p. 89.
7. Ibid. p.90
8. Ibid. p.91
9. Ibid. p. 93.
10. Ibid. p. 96.
11. Ibid. p. 225.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.