–Piotr Poroshenko es una figura conocida, lleva tiempo deseando aprovechar la ocasión para convertirse en primer ministro o incluso en presidente del país.
Es un experimentado político, pero, que yo sepa, carece del apoyo de un partido.
Dmitri Yarosh es una cara nueva, pero a mi modo de ver, es de extrema derecha. Ahora parece que tras él hay una determinada fuerza, pero no se trata sino de varios centenares o un par de mil de jóvenes procedentes de Ucrania Occidental que acudieron a la Maidán.
En otras partes del país la gente más joven no ve en él a un político serio.
–¿Sería correcto ahora llevar a cabo sondeos de la opinión pública?
–No creo que sea lo correcto en estos momentos. Las encuestas están bien en situaciones de tranquilidad, cuando las simpatías y los odios están bien definidos. En estas circunstancias de inestabilidad sería difícil predecir los resultados de las elecciones fijadas para el próximo mayo, sería llamar a la gente a engaño. Los sociólogos por supuesto estamos siguiendo los resultados del trabajo de nuestros compañeros ucranianos, pero un experto de verdad apenas se pondría a hacer pronósticos en estos momentos, porque no sabemos qué será en un futuro no demasiado lejano de las personas que vemos en el escenario político.
–¿Cuál podría ser el desarrollo de los acontecimientos?
–Existen al menos tres guiones. El primero, la escalada de la crisis. Veo que los nacionalistas de Ucrania Occidental no están dispuestos a buscar fórmulas de compromiso. Como tampoco hacen caso a los representantes de las fuerzas moderadas o a los demócratas que les aconsejan sobre el momento de mandar señalas positivas a aquellos habitantes del país que ni los entienden ni los quieren ver.
Siguen su propia lógica. Han aprobado la ley sobre el idioma ucraniano lo cual calificaría como una señal nefasta para el este y el sur del país. Puede ocurrir que en algunas partes las elecciones ni lleguen a celebrarse o que sean declaradas ilegítimas. Diría que Ucrania se encuentra al borde de una guerra civil.
La segunda posibilidad es que elijan a alguien moderado, un representante algo simple de las fuerzas de la oposición. El boxeador Klitschkó podría ser un buen candidato, no parece enterarse de mucho, pero es un hombre apuesto. A ojos de muchos es bastante presentable y además no ha dicho ni hecho nada inconveniente, lo que no es poco para Ucrania.
La tercera opción es Poroshenko y muchos en el país creen que es el único político sensato y profesional en esta situación.
–¿Y si la exprimera ministra Yulia Timoshenko volviera a la política?
–No lo creo, forma parte del pasado. Algunos partidos ucranianos, en concreto el Partido de la Libertad, le ha dicho que muchas gracias, pero que no les hacía falta.
Por otra parte en la pantalla ella gana puntos, pero no creo que pueda conseguir nada.