Cuando en el mercado te pasas por la sección de jabones y te detienes un momento para elegir cuál llevar, es probable que te encuentres con numerosas opciones.
Neutros, con fragancias, de colores, formas extrañas y por supuesto, los mágicos jabones antibacteriales, que son los que comúnmente se venden en mayor cantidad.
Sin embargo, ¿sabías que no existe evidencia alguna de que el uso de jabón antibacterial sea más efectivo que los demás cuando se trata de luchar contra las bacterias?
De hecho, ¿sabías que los expertos aseguran que en realidad es hasta más peligroso?
Pues éstas y algunas otras de las mentiras que te han vendido en el comercial que viste en la televisión fueron derrumbadas recientemente tras una serie de investigaciones de la agencia US FDA (United States Food and Drug Administration).
El jabón antibacterial daña el medio ambiente
Uno de los compuestos que hacen antibacterial a un jabón es el triclosán, un potente agente antibacteriano y fungicida presente también en diversos cosméticos, productos de primeros auxilios y desinfectantes.
¿Cuál es el problema entonces?
Que los jabones antibacteriales tienen enormes cantidades de triclosán y cuando utilizamos el jabón, el 99% de las veces lo hacemos en un desagüe.
Si bien muchos países cuentan con sistemas de tratamiento de aguas residuales, se ha demostrado que el triclosán resiste la gran mayoría de éstas.
Una vez llega a ríos, arroyos y demás, el triclosán tiene la capacidad de interrumpir el proceso de la fotosíntesis en algas y vegetaciones costeras.
Por otro lado, también se encontró que el triclosán es absorbido por los vegetales, persiste allí y luego, cuando los animales se alimentan de los mismos, la sustancia pasa a la sangre, habiéndose registrado preocupantes cantidades de triclosán en la sangre de delfines y varios animales acuáticos.
Puede provocar distintos problemas de salud
La publicidad ha sido fundamental en esta problemática, mostrando jabones prácticamente mágicos, que “eliminan el 99.9% de las bacterias” y demás.
La cuestión es que actualmente, losjabones con triclosán (jabones antibacteriales) están en todas partes y son los que más se venden, pero mientras la gente los compra creyendo que así estarán más protegidos contra las bacterias peligrosas, en realidad se están exponiendo a mayores riesgos en la salud.
Existe evidencia de que los niños más expuestos al triclosán tienen más probabilidades de sufrir de alergias de toda clase y los científicos creen que ello sería el resultado de la reducción de la exposición a las bacterias, necesaria para el desarrollo y funcionamiento del sistema inmunológico.
Existen estudios que también mencionan como el triclosán interfiere con contracciones musculares en las células humanas, la actividad muscular en ratones de laboratorio y en peces pequeños.
Lo más preocupante es que el triclosán tiene gran facilidad para penetrar el organismo y entrar al torrente sanguíneo, encontrándose elevados porcentajes de triclosán en la sangre, la orina e incluso hasta en la leche materna.
De esta manera, el sistema inmunológico, que nos defiende las bacterias peligrosas, se vuelve cada vez más débil y a mayor escala.
Puede provocar desequilibrios hormonales
Una serie de estudios recientes acerca de los efectos del triclosán a nivel hormonal demostró que el jabón antibacterial y los residuos de triclosán funcionan como un interruptor endocrino.
Más precisamente, 2 experimentos en el laboratorio encontraron que ratas, ranas y otros animales tienen varios cambios y anomalías en el funcionamiento de la hormona tiroidea.
Al funcionar como un interruptor endocrino, es decir como disruptor hormonal, no sólo podría ocurrir lo mismo en los seres humanos, sino que existe la posibilidad de que se desarrollen problemas más serios en consecuencia, desde problemas como la infertilidad y la pubertad precoz a la obesidad y hasta el cáncer.
Dados los mínimosbeneficios del triclosán, que por supuesto que los tiene, los riesgos y la exposición prolongada son una gran preocupación.
El jabón antibacterial puede producir bacterias más resistentes
La resistencia bacteriana no es una novedad. Bien sabido es que estos complejos microorganismos, los más abundantes del planeta, tan esenciales como peligrosos para la vida, son capaces de adecuarse a los más diversos medios, desarrollarse y sobre todo, volverse cada vez más resistentes.
Es por ello que el uso intensivo de antibióticos, desinfectantes y agentes como el triclosán (que define a un jabón antibacterial) es algo para nada recomendable, pues lentamente genera resistencia en las bacterias.
Las bacterias mutan y se desarrollan para sobrevivir a como de lugar, logrando inmunizarse a diversas clases de sustancias químicas, incluyendo las que antes las exterminaban.
El uso frecuente y extendido del triclosán elimina a las bacterias, pero sólo a las que no han mutado, no a todas.
A la larga, el grupo de sobrevivientes puede proliferar y crecer lo suficiente como para volver inútil a este agente. La bacteria MRSA es el mejor ejemplo en estos términos, una bacteria que ha mutado y desarrollado resistencia a diversos medicamentos y agentes desinfectantes.
Esta problemática es tan grande que actualmente la OMS (WHO) lo considera como una “amenaza para la seguridad sanitaria mundial”.
El jabón antibacterial es igual de efectivo que el común y agua
Finalmente, ya con todo dicho acerca de la verdad sobre los jabones antibacterianos, no queda más que señalar el hecho de que está científicamente comprobado que el uso de un jabón antibacterial es igual de efectivo que un jabón común y agua, sólo que el primero trae una serie de consecuencias considerablemente peligrosas para el organismo, nuestra salud y también el medio ambiente.
Se trata de un problema realmente serio y aunque aún se le presta muy poca atención, la FDA y diversas organizaciones lo vienen estudiando desde hace más de 42 años.
En este tiempo, no se encontró evidencia alguna de que el jabón antibacterial tenga algún beneficio para la salud y tampoco de que sea más eficaz que uno común.
Sin lugar a dudas, la gran responsabilidad la tienen los medios y la publicidad, ofreciéndoles a los consumidores un producto falso que los crédulos compran esperando proteger a sus familias y sus seres queridos de enfermedades u otros peligros, mientras que no se trata más que de un gran engaño.
Desde nuestro humilde lugar, aquí intento hacer algo diferente.
La próxima vez que tengas que ir a comprar un jabón, recuerda todo esto.
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