El príncipe Guillermo de cacería en España. |
LONDRES (apro).- - En la foto, el príncipe Guillermo de Inglaterra, segundo en la línea de sucesión al trono británico, aparece con una escopeta apuntando a su presa. Junto a él se encuentra su hermano menor, el príncipe Harry. Ambos parecen estar divirtiéndose al aire libre.
Los jóvenes, que son la nueva generación de la polémica familia Windsor, no tuvieron mejor idea que viajar a la finca de 37 mil hectáreas La Garganta, situada en el Valle de Alculdia (en la provincia de Ciudad Real), en España, para participar en una sesión de cacería.
Los hermanos habían sido invitados a cazar venados, perdices y jabalíes salvajes en la magnífica propiedad del general Gerald Cavendish Grosvenor, duque de Westminster, quien la adquirió a principios de la pasada década al duque de Baviera. El sitio es considerado uno de los mayores cotos de caza de Europa.
El duque de Westminster es uno de los hombres más ricos del Reino Unido y es además uno de los padrinos de Guillermo, Duque de Cambridge, con quien suele salir a cazar.
No sorprende a nadie que los príncipes hayan sacado a relucir sus armas para cazar animales. De hecho, cada año, el día después de la exclusiva cena de Navidad en el Palacio de Sandringham, en el centro de Inglaterra, los integrantes varones de la Familia Real británica, encabezados por el nonagenario Duque de Edimburgo, salen a cazar por los medievales campos de la residencia real, en una tradición que se remonta al reinado de Eduardo VII.
Lo que sí sorprendió es que las fotografías de Guillermo y Harry –que fueron publicadas por el periódico The Sun— aparecieran un día antes de que el príncipe Carlos y su hijo mayor emitieran un mensaje televisivo en el que abogan por poner fin a la caza y el comercio ilegal de animales salvajes.
El “doble estándar” del duque de Cambridge, de 31 años, desconcertó a muchos y generó muchas críticas en las redes sociales, sobre todo de grupos defensores de los derechos de animales.
De esa forma, la Corona británica quedó nuevamente en el centro de una fuerte polémica, que vuelve a desprestigiar su alicaída imagen pública.
“…Por la vida salvaje”
En el mensaje televisivo dado a conocer el pasado 10 de febrero, en el que el duque de Cambridge aparece junto a su padre, ambos vestidos de traje sastre, Guillermo pide a la población actuar de inmediato para salvar a animales salvajes en peligro, desde rinocerontes y jirafas, hasta elefantes, antílopes y tigres.
El video se dio a conocer justamente en el comienzo de una semana dedicada a tareas de conservación de vida silvestre por parte de la Familia Real, y que incluyó una conferencia en Londres contra el comercio y tráfico ilegal de animales salvajes en peligro de extinción.
“Mi padre y yo esperamos que compartan nuestra creencia que es sorprendente que las generaciones futuras puedan conocer un mundo sin estos magníficos animales”, dice el duque de Cambridge en la grabación, en la que reconoce que “este año me he dedicado a la protección de los recursos de la Tierra”.
Por su parte, el príncipe de Gales, que es presidente de la organización conservacionista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en el Reino Unido, dice ante las cámaras: “Nos hemos reunido como padre e hijo para prestar nuestra voz al creciente esfuerzo mundial para combatir el comercio ilegal de animales salvajes, que ha llegado a tales niveles que plantea una grave amenaza no sólo para la supervivencia de algunas de las especies más preciadas del mundo, sino también para la estabilidad económica y política en muchas áreas”.
Según el príncipe de Gales, el comercio ilegal de animales salvajes “ha alcanzado niveles sin precedentes de matanza y violencia”.
En el video, que fue grabado en noviembre pasado en uno de los salones de Clarence House, Carlos agrega: “Más de 30 mil elefantes fueron asesinados el año pasado, llegando a cerca de 100 por día”.
“En los últimos diez años, se perdieron el 62% de elefantes africanos de la selva. Si este ritmo continúa, este tipo de elefantes quedará extinto en los próximos diez años. Por otra parte, se mata a un rinocerontes cada11 horas. Hace 100 años había al menos 100 mil tigres salvajes en Asia. Hoy, hay menos de 3 mil 200″, continúa el hijo de Isabel II.
Finalmente, concluye su participación al implorar ante las cámaras: “Debemos tratar el comercio ilegal de vida silvestre como una batalla, porque es precisamente eso”.
Guillermo, que es padrino real del grupo conservacionista Tusk Trust, dice incluso que su labor como “conservacionista” la dedica a su primogénito, el príncipe Jorge, nacido en julio de 2013, fruto de la relación con Kate Middleton.
“No sólo lo hago por mi hijo, sino para que otros niños de su generación puedan disfrutar de ello”, subraya Wills, como lo llama la prensa sensacionalista británica.
El video termina con padre e hijo pronunciando la frase: “¡Vamos a unirnos para la vida salvaje!” en inglés, árabe, vietnamita, swahili, español y mandarín con el objetivo de ser comprendidos por el mayor número de personas que viven en los países más afectados por el tráfico ilegal de animales.
“Mal momento”
Un día antes de la emisión de ese video, El príncipe Guillermo — primogénito de Carlos y la fallecida Lady Di– fue portada del diario Sun por asistir a la sesión de caza en España, donde junto a su hermano cazaron, además de venado y jabalí salvaje, perdices y codornices.
De inmediato, la Casa Real británica desmintió que dicha sesión fuera una actividad ilegal. Y agregó que Guillermo “es un apasionado activista por la preservación de la vida salvaje”.
El príncipe Guillermo finalizó el año pasado su entrenamiento como piloto de la Fuerza Aérea británica (RAF, en sus siglas en inglés) con el propósito de encabezar un nuevo grupo conservacionista global, llamado United for Wildlife (Unidos por la Vida Silvestre). Se trata de una coalición de siete de las mayores organizaciones mundiales que abogan por la conservación y luchan en contra del tráfico ilegal de animales salvajes.
“El Duque de Cambridge ha sido por muchos años un apasionado activista en defensa de los animales salvajes en peligro y ha hecho campaña sin descanso para ayudar a poner fin al tráfico ilegal de cuernos de rinocerontes y de colmillos de elefantes. Su labor en esta área habla por sí sola”, agregó el vocero real en el breve comunicado dado a conocer por la residencia real de Clarence House, en pleno centro de Londres.
La BBC, que se hizo eco de la polémica, explicó de todos modos el 11 de febrero que aunque la sesión de caza “no tiene nada que ver con el comercio ilegal de animales salvajes, se lleva a cabo en un mal momento debido a la campaña de alto perfil que encabezaba el príncipe”.
Varios grupos conservacionistas salieron a criticar a Guillermo, al considerar que sus acciones en España “muestran una falta de respeto absoluta por los animales y la vida salvaje”.
Uno de ellos fue Joe Duckworth, de la organización británica Liga contra los Deportes Crueles, quien sostuvo que el comportamiento del príncipe “no tiene ningún sentido”.
“Es impensable que un día salga a cazar jabalí salvaje y al siguiente encabece una conferencia sobre los delitos contra la vida silvestre. Nos preguntamos si una persona puede ser tomada en serio cuando sube al podio para hablar sobre cómo proteger a los animales, mientras a escondidas sale de caza. Es inaudito”, destacó.
Duckworth se refería a un simposio realizado el día 12 de febrero y organizado por United for Wildlife y la Sociedad Zoológica de Londres, donde se habló sobre las políticas del gobierno británico acerca de la protección de la vida silvestre.
A ese evento, como también a una recepción previa en el Museo de Ciencias Naturales de la capital británica, asistieron tanto el príncipe Carlos como su hijo Guillermo.
El simposio se llevó a cabo en el palacio de Lancaster House, en el centro de Londres, e incluyó desde ministros y funcionarios hasta delegados de grupos conservacionistas de más de 50 países. Allí hablaron Carlos, el ministro de Exterior británico, William Hague, además de expertos en el área de conservación y vida silvestre.
Según los organizadores de la conferencia, el objetivo de la cita “fue combatir el comercio de vida silvestre al reforzar el cumplimiento de la ley, reducir la demanda por productos ilegales (como el marfil de colmillos de elefante) y apoyar medio de vidas sustentables para comunidades en zonas afectadas.
La polémica en la Casa Real británica hizo recordar al caso de la Monarquía española, que se vio envuelta en un fuerte escándalo luego de publicarse en abril de 2012 una foto en la que el rey Juan Carlos I, con una escopeta en mano, aparecía delante de un elefante muerto.
En Londres, a pesar de los intentos denodados de los cortesanos de Palacio para acallar las crecientes críticas, Guillermo no ha logrado demostrar a la población que toma en serio su labor como supuesto activista a favor de la vida silvestre.
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