Los grandes medios de comunicación mienten y manipulan la información.
En Ucrania no hay "manifestaciones pacíficas", ni todo un pueblo en contra de un tirano, ni mucho menos "indignados" luchando por la democracia.
En Ucrania existe una durísima violencia contra un gobierno legítimo provocada por unos grupos minoritarios de ideología neonazi y de extrema derecha, a los que se suman de forma cómplice algunos grupos ultranacionalistas y otros sectores de la oposición, que tratan de derrocar por la fuerza al gobierno de Víctor Yanukovich.
Estos grupos violentos son apoyados con total descaro por los gobiernos de EE.UU y la UE y por todos los grandes medios de comunicación occidentales, incluidos los españoles.
El motivo que supuestamente originó este estallido de la violencia en Ucrania fue la decisión del gobierno ucraniano de posponer la firma del Acuerdo de Asociación y Libre Comercio con la Unión Europea en noviembre del año pasado.
El gobierno ucraniano consideró y considera que los sacrificios que la UE le exige a Ucrania para su adhesión son mucho mayores que los supuestos beneficios que los organismos europeos le ofrecen si acepta la integración europea; posteriormente, el pasado día 17 de diciembre, el gobierno de Yanukovich decidió firmar un acuerdo comercial y económico con Rusia en una condiciones muy favorables - "salvan a Ucrania de la bancarrota" - que alejaban casi definitivamente a Ucrania de la UE, y frente al cuál una decadente Europa en crisis no ha podido hacer nada.
Esta decisión soberana de un gobierno soberano e independiente elegido democráticamente no es respetada por EE.UU y la UE, defensores de los intereses económicos de las grandes corporaciones occidentales que pretenden saquear Ucrania.
Por su capital Kiev han desfilado políticos y autoridades europeas y norteamericanas mostrando con total desparpajo y desvergüenza su apoyo a los violentos grupos que pretenden derrocar al gobierno y amenazando a éste con "sanciones económicas", en un claro ejercicio de injerencia extranjera que muy pocos gobiernos en el mundo tolerarían.
Tal y como decía en un anterior artículo el pasado diciembre (Ucrania y la condenable injerencia occidental en sus asunto internos), el motivo por el cual estos países e instituciones cometen esta intolerable injerencia extranjera contra Ucrania para que firme el Acuerdo de Asociación y Libre Comercio con la UE, es doble: por un lado, para defender los intereses económicos de las grandes industrias y corporaciones occidentales que se beneficiarían del desmantelamiento del tejido productivo de la economía ucraniana, que pasaría de consumir sus propios productos, bienes y servicios a tener que importarlos de otros países europeos, principalmente Alemania.
Y por otro lado, pretenden debilitar y frenar la expansión comercial, económica, política y militar de Rusia en la región "Euroasiática" y en el mundo.
La firma del acuerdo económico Ucrania-UE también sería un primer un paso tras el cuál, una vez debilitado el Estado ucraniano, vendría la llegada de la OTAN a Ucrania, con el objetivo amenazante de acorralar militarmente a Rusia.
Estos son los principales intereses de occidente en Ucrania. Intereses económicos y geopolíticos.
Nada más.
Ni la democracia, ni los Derechos Humanos, ni la libertad, ni el bienestar de los ucranianos.
La cuestión es que la violencia, como era de esperar, se ha ido incrementando hasta el punto de que algunos manifestantes, de esos a los que los medios llaman cínicamente "indignados", han sacado las pistolas y han causado la muerte de cinco personas.
La respuesta de la Policía nunca ha sido desproporcionada, sino todo lo contrario.
En ningún país occidental el gobierno y la Policía hubieran soportado los niveles de extrema violencia que están empleando los manifestantes contra la Policía en Kiev desde hace más de dos meses.
Ni en Washington, ni en Londres, ni en Berlín, ni en Madrid... permitirían que unos grupos violentos alentados desde el exterior por otros países asaltasen edificios públicos, prendieran fuego a furgones policiales, agredieran con gases, cócteles molotov, hierros... incluso con una excavadora a la Policía, ni mucho menos que abrieran fuego con pistolas contra la Policía y contra otros ciudadanos provocando varios muertos (esto me recuerda mucho a lo vivido en Puente LLaguno en Venezuela en 2002).
¿Se imaginan que esto mismo ocurriera en España? ¿cómo respondería el gobierno español y qué estarían diciendo los medios de comunicación del régimen?
El gobierno de Ucrania está conteniendo la respuesta porque es consciente de que están en el punto de mira de EE.UU y la UE y los grandes medios internacionales a su servicio.
Estas potencias occidentales promueven y financian la violencia interna en países como Ucrania buscando con ello una respuesta represiva y violenta del gobierno que pueda justificar una intervención extranjera posterior bajo el argumento de "restaurar la democracia" o "liberar a la población" de la tiranía de los "dictadores".
En estos momentos ya se han encontrado pruebas de la implicación directa de un grupo financiado por Estados Unidos llamado CANVAS Belgrado en las protestas cuidadosamente orquestadas en Kiev.
Esta "ONG" (antes llamada OPTOR) participó también en las protestas de la plaza Tahrir de El Cairo que derrocaron a Hosni Mubarak en 2011, y también recibió una gran cantidad de dinero del Departamento de Estado de EEUU en el año 2000 para organizar la "revolución" contra Slobodan Milosevic en la entonces Yugoslavia, entre otras muchas "revoluciones" por todo el mundo.
Este es el mismo protocolo que EE.UU y sus aliados aplicaron en las llamadas "primaveras árabes" y es el procedimiento habitual que aplican en países como Venezuela y otros muchos para tratar de desestabilizar sus democracias cuando no obedecen a los intereses de las corporaciones y gobiernos occidentales; y es lo que está ocurriendo a otra escala superior actualmente en Siria, donde occidente y sus aliados en oriente medio financian y prestan apoyo a los grupos terroristas que atentan contra el pueblo sirio.
De todo esto, por supuesto, ni una palabra en los grandes medios corporativos españoles e internacionales.
En este sentido, la periodista Vicky Peláez relata en un artículo titulado Mano negra tras las manifestaciones en Ucrania, algo que nunca nos cuentan los grandes medios ni sus estrellas del periodismo: "El interés de los Estados Unidos y la Unión Europea en Ucrania tiene una larga historia geopolítica que se acrecentó después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991.
Ya en los años 1980, el ex asesor de la seguridad nacional de EE.UU. Zbigniew Brzezinski llegó a la conclusión que Rusia sin Ucrania es un estado nacional normal, pero Rusia con Ucrania es un imperio. Entonces el deber principal del occidente es hacer todo lo posible para alejar Ucrania de Rusia e integrarla a la OTAN lo que permitiría acorralar a Rusia militarmente.
Desde 1989 este político se dedicó a la elaboración del plan de estatus independiente de Ucrania para prevenir el resurgimiento de Rusia como superpotencia. La “revolución naranja” que sacudió a Ucrania en 2004 fue parte de este plan y que consistía en la desestabilización de las regiones fronterizas de Rusia. (...)
El ex-boxeador Vitaly Klitchko es el candidato preferido de la canciller alemana Angela Merkel para sustituir a Yanukovich quien es mimado financieramente por la Fundación Konrad Adenauer.
Por supuesto sus promesas son puras ilusiones.
Fueron los líderes de la oposición como Klitchko, Tyagnibok, Yazeniuk y algunos otros los que enviaron una carta a Barack Obama pidiendo ayuda y sanciones económicas y políticas contra el gobierno. (...)
Lo que en realidad le exigen el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea al actual gobierno de Ucrania, para firmar el Acuerdo de Asociación y Libre Comercio con la UE, es adoptar inmediatamente las medidas de austeridad y reformas neoliberales al estilo del tristemente conocido “Consenso de Washington”, la misma que destruyó toda la infraestructura productiva en América Latina en los años 1980".
Esta semana hemos visto también cómo uno de esos políticos que visitaron Ucrania para interferir en sus asuntos internos fue el presidente de Murcia y a su vez presidente del Comité de las Regiones de la Unión Europea, Ramón Luis Valcárcel, que a su llegada a España no tuvo empacho en afirmar que lo que se está viviendo en Ucrania es "una guerra contra un gobierno corrupto y criminal".
El Partido Popular en el gobierno de España dando lecciones de democracia a otros gobiernos acusándolos de corruptos, criminales y de cargar contra los manifestantes.
Es el colmo del cinismo y la caradura.
Los que gobiernan en el corrupto régimen español, que consideran que un escrache es "nazismo puro", que llaman terrorismo callejero a lo ocurrido recientemente en el barrio de Gamonal, que reprimen duramente a los ciudadanos que se manifiestan pacíficamente contra los recortes sociales y por los derechos laborales, que reforman el código penal para que la resistencia pasiva sea considerada como un "atentado contra la autoridad", que aprueban una Ley de Seguridad Ciudadana que limita el derecho de reunión, manifestación y libertad de expresión de los ciudadanos, y los mismos que apoyan golpes de Estado en Latinoamérica o el terrorismo contra Siria, pretenden dar lecciones de democracia y libertades por el mundo.
¡Qué vergüenza ajena y qué repugnancia me provocan!
Resulta indignante ver cómo los medios de comunicación - y especialmente los medios españoles - y algunos políticos occidentales que presumen de "demócratas" defienden en Ucrania lo que condenarían en España, realizando un ejercicio de hipocresía, cinismo y manipulación que les define y les retrata como lo que son: defensores de los intereses económicos de las grandes corporaciones de las que son propiedad, y unos meros voceros de la Casa Blanca y las instituciones neoliberales europeas.
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