Pablo Gonzalez

AMARGAS EXPERIENCIAS


Un partido comunista no es una organización mágica, pero sí debe adelantarse al conjunto de la sociedad y, para ello, ha de llevar a cabo sus análisis con el método dialéctico, de lo contrario, jamás se convertirá en la vanguardia que necesita la clase obrera y el conjunto del pueblo trabajador.

Al PCOE se nos puede decir muchas cosas, pero nunca podremos admitir que nuestra mente no esté ebullición constante, tratando de actualizarnos en todos los terrenos de la lucha de clases.

Antes del reconocimiento oficial de la crisis, advertimos que la unidad de los trabajadores era necesaria, obligada y vital para que adquiriesen, o mejor dicho, para reafirmarse en su calidad consubstancial, ser el sujeto revolucionario. No habrá cambios verdaderamente revolucionarios si la clase obrera no toma las riendas de las luchas, siempre orientada por su partido comunista.

Y eso es lo que ha sucedido durante todo el período de la crisis. Las luchas se han desarrollado descompasadas, fraccionadas y sin objetivos, porque se le ha negado a la clase obrera el papel que debe desempeñar. No debemos echar todas las culpas de la situación del movimiento obrero a las políticas reaccionarias de los PSOE y PP, el motivo supremo lo encontraremos dentro del mismo movimiento. Los dirigentes fabriles imbuidos en el reformismo imperante han caído en la trampa que el oportunismo le tendió y hoy pagan gravísimas consecuencias.

El Partido Comunista Obrero Español advirtió de lo que iba a suceder, las traiciones sucesivas de CC.OO y UGT, por un lado, la de IU en el ámbito de la política y la división en diez mil sindicatitos pequeños que se auto titulaban “revolucionarios”, constituía la negación a la lucha de clases a combatir por sí y para sí misma; era la entrega total y absoluta de los trabajadores a las maquiavélicas intenciones de la burguesía.

Hablábamos, entonces, que sólo los comités de empresa y delegados de personal estaban capacitados para alcanzar la unidad de la clase obrera, pero decíamos también que tendría que ser una unidad política. Para lograr un objetivo aparentemente sencillo, era preciso que los comités y delegados tuviesen en cuenta las necesidades y las aspiraciones de los trabajadores y, en esa dirección, deberían pasar por encima de las siglas sindicales, de lo contrario la debacle se daría en cualquier momento. Los comités tenían a su favor ser los órganos más democráticos que existen en esta decrépita democracia burguesa. 
 
Sólo los comités de empresas y los delegados eran elegidos directamente por los trabajadores, lo que no pueden decir ni los sindicatos, como tampoco sus secciones sindicales.

El PCOE acostumbra siempre llevar a la práctica sus teorías. De este modo, nuestros camaradas miembros de comités de empresas, y delegados de trabajadores, comenzaron a hablar con otros comités. En Sevilla, por ejemplo, se llegaron a realizar más 300 reuniones. Las experiencias fueron muy ricas, pero muy amargas también. Mientras los trabajadores de base veían con buenos ojos que sus representantes se adhirieran a la Asamblea de Comités, sectores politizados de los propios comités, ponían reparos.

Nuestros camaradas les hablaban de la unidad para luchar contra las leyes reaccionarias y contra el sistema, así como de la necesidad de atraer a estudiantes y vecinos con la meta de elevar la lucha al grado de popular. Y lamentablemente, en tanto los compañeros que no militaban en ningún partido, aquellos que sus propios compañeros tenían por más atrasados, asentían con la cabeza y afirmaban con la palabra que era muy buena idea, que había que unirse, los militantes políticos adoptaron una conducta reprobable.

El problema radicaba en los que militaban en algún partido: Corriente Roja, IU, etc. y lógicamente las direcciones de los sindicatos, en donde también los miembros de Partidos Políticos, aparatos sindicales y liberados se opusieron con todas sus fuerzas, llegando a expulsar a compañeros de sus propias filas por pertenecer a la ACDT.

Se habló con Puleva, Flex, OPT, Siderúrgica Sevillana, Mac Puarsa, ROCA, Panrico, Coca Cola, Pepsi, TUSSAM, Unipost, etc. Se dieron reuniones, algunas en grupos, pero al final, los comités tiraron falsamente a favor de las siglas y en contra del interés de clase. Ningún trabajador de base desea la desunión.

¿Qué hubiese pasado si siguiendo las directrices de la ACDT, los comités de empresas hubiesen adoptado la posición de clase? La lucha contra la crisis se habría dado bravamente contra sus cimientos, pero los sindicatos no habrían ganado tanto dinero a costa de los EREs y eso es un obstáculo demasiado grueso. 
 
Se tenía la posibilidad tanto de ganar como de perder, pero el camino que tomaron los oportunistas era la senda de los derrotados y así condujeron a las clases trabajadoras a la impotencia, luego a la desesperación y quién sabe si a algo más.

Hoy basta dar un paso por los polígonos de todo el estado, para ver la desolación, basta ver por las calles a trabajadores asfixiados por el desasosiego, sus luchas en solitario contra una patronal unida, contra el gobierno y sus leyes, solo había servido para elegir lo de siempre, lo menos malo, o lo que es lo mismo, lo que quería la empresa: paro a cambio de firmas de ERE que suponía el enriquecimiento de las arcas sindicales.

Paradójicamente, muchos de estos reformistas que optaron por la desunión para no perder sus pequeñas parcelas de poder, ya avientan nuestras orejas con nuevos aires oportunistas, queriéndonos engañar una vez más al pedirnos el voto para sus siglas. Ahora, después de haber asesinado a la clase obrera, dicen que les votemos porque ellos son los únicos que nos pueden salvar.

Pero la historia no se detiene y la verdad se abrirá camino entre traidores y corruptos, solo hace falta tiempo para que la crisis aminore ostensiblemente. 
 
Ayer saltó la noticia en los medios de difusión: “Los trabajadores de empresas en crisis crean un frente de resistencia en Asturias.
 
El delegado sindical de CC.OO. en Tenneco, Cesar González ha asegurado que la iniciativa de crear un “frente común” es una “necesidad” de los trabajadores que se concreta fuera de las siglas de sindicatos y de partidos políticos.”

Y es que no existe otro camino. Los militantes del PCOE saludamos la iniciativa y nos solidarizamos con élla, pero dadas las experiencias, avisamos a nuestros compañeros asturianos que la burguesía, y sus representantes en el movimiento obrero, opondrán muchos obstáculos, ante lo cual deben mantenerse unidos y firmes frente a los traidores.

Y también les hacemos llegar que tienen que elevar la lucha al nivel político, hay que romper las leyes que les da facilidades a los patronos y eso se consigue ampliando el ejército de los obreros. 
 
No basta con los trabajadores afectados por la crisis, sería una lucha in extremis y desgraciadamente hasta podía ser suicida. 
 
Los sindicatos, la patronal y el gobierno son fuertes. Será necesario unir a todos los trabajadores de Asturias y del estado, y para ello contarán con la solidaridad y aporte incondicional del PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL.

SECRETARIA DE PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

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