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Meteorito de Cheliábinsk, a un paso de la catástrofe


El peso total del meteorito de Chebarkul alcanzó aproximadamente las once mil toneladas y cruzó la atmósfera de la Tierra auna velocidad de diecinueve kilómetros por segundo, según conclusiones del grupo internacional de científicos encargado de su estudio.

Este cuerpo celeste se desintegró en pequeñas partes, las cuales poseían una velocidad promedio de treinta kilómetros por segundo al acercarse a la superficie de la Tierra.
 
 El resplandor de la explosión del meteorito fue superior a la del Sol. Olga Popova, investigadora del Instituto de la Dinámica de la Geoesfera de la Academia de Ciencias rusa, quien encabezó las investigaciones internacionales, ofreció los detalles de estas investigaciones a La Voz de Rusia.

El diámetro del bólido que impactó el 15 de febrero del año 2013 sobre la ciudad de Cheliábinsk era de aproximadamente 18 o 19 metros, nos aclara Olga Popova:

–El objeto tenía el tamaño aproximado de un edificio de seis o siete pisos cuando ingresó a una velocidad de diecinueve kilómetros por segundo. Nuestra valoración resultó un poco mayor que la anterior. La investigación se llevó a cabo por un imponente grupo de especialistas que aunaba a científicos de nueve países. El papel mayoritario en esta investigación pertenece a los especialistas de la Academia de Ciencias rusa, de nuestro Instituto de la Dinámica de la Geoesfera, del Instituto de Astronomía y del Instituto Vernardsk de Geoquímica.

Muchos de los fragmentos del meteorito se incineraron ya en la atmósfera, antes de alcanzar la Tierra. El meteorito de Chebarkul, o de Cheliábinsk, es un fenómeno bastante extraño, aclara Olga Popova:

–De hecho, todo el tiempo ingresan objetos espaciales en la atmósfera terrestre. En lo fundamental son partículas pequeñas de proporciones milimétricas e incluso menores. Cuerpos con un tamaño del orden de un metro ingresan a la atmósfera de la Tierra en una cantidad no superior a veinte o treinta al año. Pero objetos tan grandes como el meteorito de Cheliábinsk son aún más raros y puede que crucen la atmósfera una vez cada cincuenta o cien años. Nosotros, desgraciadamente, conocemos poco sobre la frecuencia de tales sucesos, porque hay pocas observaciones. Lo que sabemos con exactitud es que un objeto con una energía cercana a este ingresó en la atmósfera de la Tierra en el año 1953, cerca de Sudáfrica.

Sin embargo, un grupo de científicos dirigidos por el profesor canadiense Peter Braun, de la Universidad de Ontario Occidental, llevó a cabo sus propias investigaciones sobre la frecuencia de incineración de meteoritos en la atmósfera de nuestro planeta. 
 
Según su opinión, el impacto de cuerpos siderales con un peso de más de diez mil toneladas con la Tierra puede darse aproximadamente cada treinta o cuarenta años. Pero la probabilidad de la caída sobre la Tierra de un meteorito parecido por sus características al de Cheliábinsk es mínima en un futuro previsible.

Ha sido una gran suerte para la ciudad de Cheliábinsk y sus alrededores que hasta la Tierra llegasen solamente fragmentos relativamente pequeños del bólido, así como que este huésped no invitado ingresase con una trayectoria inclinada. 
 
De esto está convencido, por ejemplo, el docente de la facultad de Física de la Universidad Estatal de Moscú Lomonósov, Vladímir Surdin:

–Pudo haber sido una explosión comparable con una explosión nuclear. La energía que traía el meteorito y la energía de su movimiento estaban en el orden de los quinientos kilotones. Esto es una buena bomba de hidrógeno. Y lo que frecuentemente deja tras de sí la explosión de una bomba de hidrógeno también hubiera quedado después del choque de este meteorito con la Tierra, o sea, un cráter con un diámetro de unas cuantas decenas de metros y un potente escape de materia sublimada.

Recordemos que en todo el territorio de la región de Cheliábinsk cayeron fragmentos del meteorito con un peso total de aproximadamente cuatro a seis toneladas. 
 
El fragmento mayor, con un peso de seiscientos kilogramos, fue extraído del fondo del lago Chebarkul en octubre.

Los especialistas también presuponen que el meteorito de Cheliábinsk, que se ha convertido en el cuerpo sideral más grande que ha caído a la Tierra desde 1908, en los tiempos del meteorito de Tunguska, podría haber sido parte de un asteroide mayor, antes de que se separara del mismo 1,2 millones de años atrás, por ejemplo, durante una órbita cercana a la Tierra. 
 
La parte restante puede que todavía sea uno de los objetos circunterrestres.

fs/kg/sm

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