Quizás muchos conozcan en Venezuela a la juez que comparte rol con el “zar” de la belleza venezolana, Osmel Sousa, en el reality mayamero que pone a competir a jóvenes de origen latino por la corona de Nuestra Belleza Latina.
Se trata de la ex Miss Universo mexicana, Lupita Jones. Pues la ya hermosa mujer se sometió a lo que seguramente no era el primer tratamiento estético para mejorar su físico y lucir más joven y radiante, trayéndole consecuencias inesperadas.
La modelo y ejecutiva terminó con el rostro quemado producto de una dermoabrasión y una parálisis facial que la obliga a permanecer en reposo, recluida en su hogar.
La dermoabrasión es un procedimiento estético que elimina las capas exteriores de células en la piel, lo que promueve la regeneración celular, incrementando la producción de colágeno y con ello la elasticidad. Es usado por mujeres que desean eliminar arrugas y tener un rostro de apariencia joven, limpia y suave.
Pues, en busca de esta apariencia de juventud y lozanía la ex miss de 46 años de edad resultó con graves daños en su rostro, demostrando que la ambición de un rostro perfecto y más joven puede traer consecuencias no solo inesperadas sino muy peligrosas para la integridad física del ser humano y su salud, además de los daños psicológicos.
No es un secreto que las mujeres que se dedican al mundo artístico están permanentemente supeditadas a la presión del espectáculo, muchas se someten a riesgosos procedimientos como cirugías plásticas en su afán por no envejecer y garantizarse un puesto en un negocio tan competitivo, vale recordar que la paisana de Lupita Jones, la cantante Alejandra Guzmán, ha sido sometida a varias intervenciones quirúrgicas para retirarle biopolímeros de su cuerpo, luego de inyectarse esta sustancia para aumentar el volumen de sus glúteos. Por este procedimiento la rockera estuvo en grave estado de salud.