Pablo Gonzalez

El Grupo Clarín sigue con su resistencia global a la ley de medios


Lejos de allanarse al fallo de la Corte Suprema que declaró constitucional la ley de medios, Clarín ha ratificado su pelea por mantener privilegios. 
 
Tiene un plan A y de última un Plan B para conservar sus principales posiciones.

El fallo de casi 400 páginas que el martes 29 dio a conocer la Corte Suprema de Justicia generó muchas alegrías y otras tantas decepciones, respectivamente, en un amplio sector democrático y un reducido segmento pro-monopolio.

Hubo sorpresa, porque los últimos fallos del tribunal no dejaban expectativa positiva. El cronista, ya lo dijo, estaba entre los que palpitaban un resultado 4 a 3, pero negativo.
 
 No fue el único. Carlos Kunkel no apostaba dos pesos por “luz verde” del cuarto piso de Tribunales, según su testimonio ante Punto de Partida, en Radio Gráfica. 
 
Martín Sabbatella, reporteado el domingo por Página/12 y preguntado si “creía que iba a salir así”, contestó: “teníamos una incertidumbre, no sabíamos cuál iba a ser la opinión de la Corte”.

Fiel a su tradición kirchnerista más cerrada, en el panel dominical de 678 se hizo hincapié en que el fallo del tribunal fue 6 a 1. Una media verdad. 
 
Aquel escore fue el referido a la constitucionalidad de la norma, donde el único dinosaurio fue Carlos Fayt. En los cuatro artículos donde se centraba la impugnación de Héctor Magnetto, el resultado fue bien apretado: cuatro votos a favor de la ley, tres en contra.

Esas correlaciones de fuerza en el palacio que dice impartir justicia no son idénticas en la sociedad. Las encuestas aseguran que 6 de cada 10 consultados evalúan como positiva la ley audiovisual y la libertad de expresión en el país. O sea que en esa cancha hay más goles convertidos por los colores democráticos y son menos los del team Clarín.

El dueño del multimedios está determinado a dar pelea en toda la cancha, incluso en el exterior. Así se entiende que Joaquín Morales Solá, de su escudería TN, y Magdalena Ruiz Guiñazú, una aliada de toda la vida en Continental, visitaran Washington para decirle a la comisión de la OEA que aquí los periodistas viven en el peor de los mundos. Su falsa denuncia no convenció a la mayoría de la audiencia, salvo a los alineados con la SIP que no toman nota de sus propias asambleas semestrales. La última, realizada en Denver, Colorado, dio a conocer una lista de 14 periodistas asesinados en lo que va del año: ninguno es argentino. México, Colombia, Brasil y Honduras son los destinos más peligrosos, pero los dos amanuenses de Clarín fueron a acusar a la Argentina.

Estrategia global

Apenas repuesto de la sorpresa que le provocaron Lorenzetti y tres cortesanos, el estado mayor de Clarín comenzó a llevar a cabo su resistencia a ese fallo. Su objetivo estratégico es conservar lo fundamental de las 237 licencias entre televisión por cable y aire, y radios AM y FM. 
 
Al servicio de esa meta, ha adoptado una política de oposición multiforme, que combina lo político y mediático con lo judicial más estricto, librando esa guerra sucia dentro del país y en frentes lejanos de Buenos Aires.

Como sintió que “las papas queman”, no le quedó más remedio que hacer hablar a las autoridades del holding con comunicados de prensa, tan poco habituales en una empresa habituada a usar lenguaraces sin membrete.

Hasta ayer habían sido tres los comunicados de Clarín tras el fallo de la Corte. Los dos primeros fueron para ratificar que consideraban tener razón en el diferendo y mantenían su cuestionamiento a la ley, y por ende al fallo. 
 
Informaban que proseguirían con sus acciones legales incluso ante tribunales internacionales, e impugnarían las actuaciones de la AFSCA por considerar que con su actual composición no garantiza algunos considerandos (obiter) del fallo de la CSJN.

El tercer comunicado, de ayer, tiene un carácter más defensivo, pues si bien insiste en sus cuestionamientos a la norma legal y dice que la empresa mantiene todas sus convicciones (sic), explicita un plan de “adecuación voluntaria” al artículo 45 de la ley en cuanto al tope de licencias permitidas. Plantea una subdivisión en seis grupos que pasarían a ser supuestamente diferentes entre sí.

Junto con esos movimientos, Magnetto envió en misiones a “tropa propia”: a los diputados de Mauricio Macri les encargó el ridículo de ir a la Corte a pedirle una suspensión de la sentencia.
 
 A Sergio Massa y sus legisladores, los mandó a firmar el Acta de Chapultepec ante ADEPA, la asociación de empresarios afines al monopolio.
 
 A Elisa Carrió le dijo “hacé lo de siempre”: denuncias en los medios y en Tribunales contra Lorenzetti por haber vendido supuestamente su voto a cambio de la caja judicial. 
 
Para facturar una hora extra, la diputada embistió contra Sabbatella, calificándolo de “delincuente”. El empleado del mes, empero, fue otra vez Jorge Lanata, el domingo, con su “Periodismo para todos” los caceroleros.

Batalla que recién empieza

Aunque han trascurrido más de cuatro años desde que el Poder Ejecutivo promulgó la ley de medios (26 de octubre de 2009), y sin menospreciar la gran importancia del fallo de la Corte, esta batalla -por la plena aplicación de aquélla- recién comienza.

Es así por la variedad de la materia sobre la cual versa la ley, en un país complicado y en un negocio intrincado como el mediático, pero sobre todo por la resistencia decuplicada que está oponiendo el monopolio. 
 
Una visión optimista, de color rosa, a lo Pangloss, el personaje de Cándido, no se ajusta a lo que ha pasado en este cuatrienio y ni a lo que viene.

Cuando Sabbatella visitó la sede de Clarín para notificar que empezaba el proceso de adecuación forzoso, dejó a la salida un resquicio para una adecuación voluntaria si Magnetto retomaba el comenzado por su socio minoritario, Fintech.

El holding ha decidido ir por más. 
 
En su tercer comunicado informó que había presentado al AFSCA su propio “plan de adecuación voluntaria a la ley”. 
 
No empalmó con el de Fintech sino que estrenó uno propio, pese a que la AFSCA había asegurado que para Clarín los plazos de adecuación voluntaria estaban vencidos.

La diferencia entre la adecuación voluntaria y la de oficio es evidente. 
 
En el primer caso el propietario de las licencias elige con cuáles se queda y cuáles pone en venta, pactando el mejor precio. 
 
En el segundo es el Estado el que releva las licencias, las concursa y las reasigna según el mejor criterio para el público y cuidando de no engrosar monopolios.
 
 En ambos casos el precio de la venta o del concurso va al ex licenciatario.

Según el plan de subdivisión pergeñado por Clarín habría seis grupos emergentes, de los cuales los más importantes serían los números 1 y 2. 
 
El primero se integraría con Canal 13, Radio Mitre, FM 100, TN y otros 24 canales de cable. El segundo, con la mayoría de las señales de Cablevisión y Fibertel, manteniendo como socio a Fintech.
 
 El tercero, con otros 20 canales de cable. Los otros tres segmentos agruparían a radios FM y canales del interior, supuestamente de menor interés para Magnetto y sus tres socios (Herrera de Noble, Aranda y Pagliaro).

La “Hoja de Ruta”

El fallo del martes pasado indignó al monopolio.
 
 Uno de sus empleados, Morales Solá, escribió furioso en “Gaceta Ganadera” que ya que iban a fallar a favor del gobierno, los cortesanos debieron esperar unos días más, para dar tiempo a los vencedores de las elecciones a llevar adelante la readecuación del panorama político-legislativo. 
 
El fallo habría sacado rápida e injustamente del escenario a Massa y Macri, según el amigo del general Antonio D. Bussi.

Pero a su vez, aquella resolución judicial dejó vericuetos legales para que allí se embosque Clarín y ponga en tela de juicio a la justa intención sabbatellista de no esperar ni un minuto más “porque ya esperamos cuatro años”.

Allí pesa no sólo la intención de un monopolio que no se da por vencido sino también ciertas armas que le proporcionó la Corte Suprema, al admitir que aquél tiene derecho a una indemnización (¿cuánta y cuándo?), a que el proceso de adecuación debe ser igual para todos (¿para los que presentaron plan de adecuación voluntaria y para los que no lo habían hecho?), con una AFSCA técnica y no política (¿Sabbatella no lo da ese pinet?), etc.

Lorenzetti dejó expedito el camino de las inevitables apelaciones de Clarín contra cada decisión de la AFSCA, al declarar que “esto no termina acá” (con el fallo). Para ese organismo se trata de 237 licencias, pero el monopolio admite 158. 
 
Y sea voluntaria o de oficio, cada diferencia será llevada por el abogado Damián Cassino a la justicia. 
 
Y allí, como se vio en este pleito, hay tres instancias: juez, cámara y Corte, con el consiguiente estiramiento de los plazos.

¿Alguien duda que Magnetto quiere demorar con la esperanza de que en 2015 llegue el “Séptimo de Caballería” en su auxilio, con los generales Massa, Macri o Scioli?

Horacio Verbitsky lo vio a su modo el domingo: “la Corte declaró la constitucionalidad de la ley audiovisual pero también incluyó una hoja de ruta para que el Grupo Clarín siga resistiendo su aplicación”.

La democracia dio un gran paso adelante, pero resta un camino escarpado, donde es dable esperar fuego enemigo de un ejército mediático que se retira muy lentamente, para ganar tiempo.
 
 Espera refuerzos, que están yendo, pero no se sabe si llegarán a tiempo.

http://www.laarena.com.ar/opinion-grupo_clarin_sigue_con_su_resistencia_global_a_la_ley_de_medios-104452-111.html

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