Apenas tres meses le duró el gusto a Rafael Caro Quintero, pues el miércoles 6 los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación recularon y, por mayoría, emitieron un nuevo fallo –que contradice incluso el dictamen que ellos mismos aprobaron en marzo del año pasado–: el excapo debe volver a la cárcel.
De esta manera, los ministros se congracian con Estados Unidos, que pide la cabeza del sinaloense, y de paso le permiten cubrir sus versiones amañadas y reivindicar al agente de la DEA Enrique Kiki Camarena.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se echó para atrás y, en un acto de contrición, le concedió al gobierno de Estados Unidos la cabeza de Rafael Caro Quintero, jefe del desaparecido Cártel de Guadalajara.
Los ministros Arturo Zaldívar, Olga Sánchez Cordero y Jorge Pardo Rebolledo se arredraron con la liberación de Caro Quintero y fueron contra sus propios criterios adoptados en marzo del año pasado ante el mismo caso. Junto con el ministro propuesto por Enrique Peña Nieto, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, hicieron mayoría en la Primera Sala de la SCJN para colocar al excapo en condición de prófugo de la justicia.
Con la única oposición del ministro José Ramón Cossío, la Primera Sala revirtió el amparo que había dejado en libertad a Caro el 8 de agosto pasado, luego de 28 años de prisión. Le faltaban 12 para cumplir la condena por el asesinato del exagente de la agencia estadunidense antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) Enrique Camarena Salazar y el piloto aviador mexicano Alfredo Zavala Avelar.
Su libertad fue efímera. Desde el miércoles 6 se encuentra en condición de prófugo de la justicia de México y Estados Unidos luego de que la Primera Sala adoptara sin discusión el proyecto de Zaldívar.
Poco antes de que se conociera el fallo, las puertas de la Primera Sala de la Corte se abrieron para funcionarios de la embajada de Estados Unidos en México y de la Procuraduría General de la República (PGR) que asistieron a la sesión del miércoles 6.
Los ministros habían terminado su sesión privada de dos horas y media.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se echó para atrás y, en un acto de contrición, le concedió al gobierno de Estados Unidos la cabeza de Rafael Caro Quintero, jefe del desaparecido Cártel de Guadalajara.
Los ministros Arturo Zaldívar, Olga Sánchez Cordero y Jorge Pardo Rebolledo se arredraron con la liberación de Caro Quintero y fueron contra sus propios criterios adoptados en marzo del año pasado ante el mismo caso. Junto con el ministro propuesto por Enrique Peña Nieto, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, hicieron mayoría en la Primera Sala de la SCJN para colocar al excapo en condición de prófugo de la justicia.
Con la única oposición del ministro José Ramón Cossío, la Primera Sala revirtió el amparo que había dejado en libertad a Caro el 8 de agosto pasado, luego de 28 años de prisión. Le faltaban 12 para cumplir la condena por el asesinato del exagente de la agencia estadunidense antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) Enrique Camarena Salazar y el piloto aviador mexicano Alfredo Zavala Avelar.
Su libertad fue efímera. Desde el miércoles 6 se encuentra en condición de prófugo de la justicia de México y Estados Unidos luego de que la Primera Sala adoptara sin discusión el proyecto de Zaldívar.
Poco antes de que se conociera el fallo, las puertas de la Primera Sala de la Corte se abrieron para funcionarios de la embajada de Estados Unidos en México y de la Procuraduría General de la República (PGR) que asistieron a la sesión del miércoles 6.
Los ministros habían terminado su sesión privada de dos horas y media.
El secretario de la sala leyó los tres resolutivos del proyecto de Zaldívar sobre la revisión del amparo solicitada por la PGR y la viuda e hijo de Camarena, Geneva Alvarado y Enrique Camarena, respectivamente: El primero revocó la sentencia recurrida, el segundo le negó el amparo y el tercero pidió una nueva sentencia contra el excapo por el secuestro y homicidio del agente de la DEA y su informante mexicano, empleado de la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.
Jorge Pardo Rebolledo, presidente de la sala, puso a debate la propuesta. El único que habló para oponerse al proyecto fue Cossío. Zaldívar no explicó su postura. Los otros tres ministros sólo abrieron la boca para decir que estaban a favor del proyecto.
Benévolos, los ministros que hicieron mayoría le reconocieron estatus diplomático a Camarena, justificaron la labor de delación del piloto Alfredo Zavala y, sobre todo, avalaron la operación de la DEA en México al reconocerla como una agencia “intergubernamental”. La decisión endulzó los oídos de los representantes de la embajada de Estados Unidos.
Para Washington era crucial la decisión de la Corte. Declarar prófugo a Caro por el asesinato del agente de la DEA le permite mantener la versión de que Camarena fue víctima de una venganza de los jefes del Cártel de Guadalajara –Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo y Caro Quintero– molestos por “los golpes” que les había dado.
(Fragmento del reportaje principal que se publica en Proceso 1932, ya en circulación)
Jorge Pardo Rebolledo, presidente de la sala, puso a debate la propuesta. El único que habló para oponerse al proyecto fue Cossío. Zaldívar no explicó su postura. Los otros tres ministros sólo abrieron la boca para decir que estaban a favor del proyecto.
Benévolos, los ministros que hicieron mayoría le reconocieron estatus diplomático a Camarena, justificaron la labor de delación del piloto Alfredo Zavala y, sobre todo, avalaron la operación de la DEA en México al reconocerla como una agencia “intergubernamental”. La decisión endulzó los oídos de los representantes de la embajada de Estados Unidos.
Para Washington era crucial la decisión de la Corte. Declarar prófugo a Caro por el asesinato del agente de la DEA le permite mantener la versión de que Camarena fue víctima de una venganza de los jefes del Cártel de Guadalajara –Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo y Caro Quintero– molestos por “los golpes” que les había dado.
(Fragmento del reportaje principal que se publica en Proceso 1932, ya en circulación)