Pablo Gonzalez

Martinelli acusa a empresas italianas de soborno y extorsión

Linda familia. Martinelli, Lavitola, Berlusconi y Varela. Lavítola hizo alarde en las fiscalías de Italia que era amigo de Martinelli y que usaba su yate



El presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, acusó el jueves a dos empresarios italianos de intento de “chantaje” a su Gobierno.

En una entrevista concedida al canal de televisión Telemetro, Martinelli rechazó el contenido de unas grabaciones divulgadas el miércoles por el diario local “La Prensa”, que vinculan a su hijo, Ricardo Alberto Martinelli Linares, con los italianos Valter Lavitola y Mauro Velocci.
En esta conversación se habla de la entrega de un helicóptero de lujo para el presidente panameño a cambio de que supuestamente el Gobierno contrate a empresas italianas para la construcción de cárceles en Panamá.
”A mí Lavítola jamás en la vida ni me ofreció, ni me dio, ni hubo nada de coima ni dádivas, ni helicópteros”, aseguró Martinelli y en referencia al caso de las cárceles y lo calificó toda esta trama de un “bochinche”, como una “forma de extorsión” ya que no se autorizó la construcción de las prisiones al empresario Velocci en Panamá.Lavitola, ex brazo derecho del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, luego de mantenerse prófugo -algunos meses en Panamá-, se encuentra preso en Italia desde abril de 2012, acusado de varios delitos entre ellos pago de sobornos a Martinelli y a Berlusconi.
Por su parte, Velocci, también procesado en Italia- fue representante de la empresa Svemark, la compañía que pretendía construir las cárceles en Panamá.

Lavítola, el ´encantador de serpientes´

LA PRENSA – Visiblemente molesto por el escándalo de Finmeccanica, el presidente, Ricardo Martinelli, acusó ayer a Valter Lavítola de orquestar, junto con Mauro Velocci, un plan de “soborno y chantaje” para que Panamá comprara las cárceles modulares.

Martinelli describió a Lavítola como un “encantador de serpientes”, que se vendía como la persona más amable del mundo, y que lo distanció porque “no era de verdad”.

Sus declaraciones son totalmente contrarias a las que ofreció en septiembre de 2011, cuando la justicia italiana buscaba a Lavítola, mientras este se escondía en Panamá, dada la estrecha relación entre ambos.

“Lavítola fue una persona muy instrumental para el país y ayudó mucho a que las relaciones entre Panamá e Italia mejoraran”, exaltaba el gobernante.

¿Por qué el cambio de opinión? Martinelli –en entrevista concedida a Telemetro– aseguró que ahora se entera de que Lavítola tenía un motivo económico y que “todo era una tramoya y un intento de soborno mediante una grabación que hizo [Mauro] Velocci]”.

Martinelli se refería al audio divulgado esa semana en el que su hijo –Ricardo Rica Martinelli– conversó telefónicamente con Lavítola sobre un helicóptero y las cárceles modulares.

Ese helicóptero, según testimonios y la propia grabación –en poder de las fiscalías de Italia–, era para el mandatario panameño, pero padre e hijo lo niegan.

“Ese helicóptero nunca se pidió. Ese era parte de la trama [entre Lavítola y Velocci] que también incluía ver cómo nos engatusaban dándonos unas lanchas patrulleras…”, arguyó Martinelli.

En mayo de 2012, Panamá recibió de Italia cuatro lanchas patrulleras que fueron bautizadas con nombres de expresidentes.

Era una donación que gestionó Lavítola al tiempo que Panamá firmaba tres contratos de seguridad con el conglomerado italiano Finmeccanica, en los que obtendría una comisión de 25 millones de dólares.

Lavítola fue clave en esta transacción que superó los 250 millones de dólares, según se acordó en un memorando de entendimiento firmado por Martinelli y el hoy ex primer ministro de Italia Silvio Berlusconi, y que también incluía las cárceles de Svemark, que finalmente no se construyeron.

ABANDONO

Al referirse a la salida de Lavítola del país –reportada en noviembre de 2011– Martinelli dio tres versiones.

“Lo largué al enterarme de quién era Lavítola”, fue su primera explicación. Al preguntársele si esta acción no requería de un trámite migratorio, dijo: “yo no echo a nadie del país”, y más adelante manifestó que no recordaba ese episodio.

Lavítola había declarado a los fiscales que Martinelli le exigió que abandonara Panamá, aunque la exigencia fue meses después de conocerse que era buscado por la justicia italiana.

“Valter, mira que las cárceles de Panamá no son más bonitas que las de Italia… coge el primer avión y vete”, le citó Lavítola a Martinelli. Además, el gobernante le prohibió regresar al país.

“Yo no quería estar cerca de ese señor [Lavítola]. Este tipo se vendía bien, pero cuando nos dimos cuenta, lo pusimos a un lado”, reiteró, Martinelli, quien no dijo una palabra sobre las comisiones que pretendía cobrar Lavítola a Finmeccanica y cuyo contrato se ejecutó en medio del escándalo internacional.

PRIVILEGIOS

En sus visitas a Panamá, Lavítola tenía a su disposición un agente del Servicio de Protección Institucional (SPI), organismo adscrito a la Presidencia, y un auto oficial para movilizarse.

Y no eran las únicas facilidades. Tras ser arrestado en Roma el año pasado, Lavítola confesó que cuando venía a Panamá era “huésped” de Martinelli.

“El helicóptero [de Martinelli] yo no sé si lo usé una hora o diez horas, pero lo usé cada vez que lo necesité…”, dijo Lavítola, haciendo alarde de su amistad con Martinelli, quien también le prestó su yate, dijo Lavítola.

Pero Martinelli lo negó. Dijo que no lo prestó porque su yate se hundió. Pero este accidente ocurrió el 4 de agosto de 2012, tres meses después del arresto de Lavítola en Roma.

Lo que sí aceptó Martinelli es que prestó su helicóptero personal a Lavítola en una ocasión. “Se lo presté porque el tipo hizo muchas cosas buenas por Panamá en ese momento”, recalcó.

´CÓNSUL´

Martinelli también se refirió a la petición que le hizo Lavítola para que lo nombrara cónsul honorario de Panamá en Roma.

“Si yo hubiese querido nombrarlo cónsul, lo hago, pero le dije a [Juan Carlos] Varela –en ese momento canciller–, este loco quiere que lo nombremos cónsul honorario, busca la fórmula para no hacerlo y no quedar mal con él”, narró Martinelli.

Señaló que “no lo nombró porque ese tipo [Lavítola] era un encantador de serpientes y que algo estaba oliendo mal”.

Su versión es contraria a la de Varela, quien, en noviembre de 2011, dijo a este diario que Martinelli le solicitó ese nombramiento en tres ocasiones –una de ellas por escrito–, pero él no lo firmó.

Y, usando las mismas palabras que la procuradora, Ana Belfon, Martinelli calficó de “bochinche” este caso. “Panamá, ni ningún panameño, está sindicado por nada”, dijo Martinelli, al tiempo que resaltó que cualquier persona puede ser mencionada en un proceso judicial.

En el expediente italiano por corrupción internacional están acusados por el fiscal Paolo Ielo el exdirector comercial de Finmeccanica Paolo Pozzesere –detenido–, Lavítola y varias otras personas más cuyas generales se desconocen (ver facsímil).

El gobernante acusó a La Prensa de ser la que ha dicho – y no las fiscalías de Roma– que Lavítola está procesado por corrupción internacional de Panamá.

El Presidente enfatizó que en Panamá, la dirigente del opositor Partido Revolucionario Democrático (PRD) Balbina Herrera fue “utilizada” para divulgar los correos electrónicos que él intercambió con Lavítola.

“No sé si esos emails son verdad o mentiras”, pero si a ella [Herrera] la condenan, la voy a indultar y lo mismo haré con Varela por la demanda por calumnia que le puse de 30 millones de dólares por afirmar que yo cobré coimas”, apuntó.

El mandatario negó haber impedido al Ministerio Público (MP) –en ese momento dirigido por José Ayú Prado (hoy magistrado de la Corte Suprema)– realizar una inspección en su computadora para certificar la autenticidad de los correos, porque su computador es “inviolable”.

VELOCCI Y SUS PARIENTES

El mandatario, además, negó que su hijo –Rica– haya participado en negociaciones sobre las cárceles, como asegura Velocci, a quien acusó de ser adicto a la cocaína.

“No sé en qué idioma decirlo: Mi hijo no es funcionario… a él todos los días se le acerca gente para pedirle una cita conmigo, y no me extraña que lo hayan tratado de usar”, justificó el mandatario.

Nada dijo Martinelli del correo que envió a Lavítola –desde Davos, Suiza, el 26 de enero de 2011–, indicándole: “por favor todo con Rica”. Este es uno de los 67 correos electrónicos que aparecen en el expediente por los que está acusada Herrera.

El mandatario también defendió a su primo Francisco Frankie Martinelli, quien intercambió correos con Lavítola sobre temas de Estado. Dijo que él también fue “víctima de una tramoya”.

Justo ayer, un grupo de abogados del PRD denunció ante el MP al hijo del Presidente, su tío Frankie, Lavítola y Rogelio Oruña –del grupo IBT y amigo de Lavítola– por la supuesta comisión de los delitos de blanqueo de capitales, asociación ilícita, corrupción de servidores públicos, enriquecimiento ilícito, entre otros.

Mientras, Velocci, en un comunicado, negó que haya intentado chantajear al mandatario y aportó documentos de sus reuniones con funcionarios, entre ellos, el hoy ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, para tratar el tema de las cárceles.

Velocci –representante del consorcio Svemark– expresó que no hará caso a las las provocaciones “groseras” del presidente Martinelli y sustentó que el chantaje aludido por el gobernante “no tiene razón de ser”.

Recalcó que a Rica Martinelli lo conoció en febrero de 2011, en las oficinas centrales del Súper 99. Ocho meses antes, añadió, el ministro José Raúl Mulino expresó en nombre del Estado panameño la intención de considerar, a través del consorcio Svemark, el diseño y construcción de tres cárceles “modulares”.

Velocci aportó una carta de Mulino que da cuenta de que esa decisión se incorporaría al memorando de entendimiento de Italia y Panamá, por lo que no era necesario extorsionar a nadie para lograr el contrato.

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